Prrrrimer maullido.

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Un sutil cambio en el ambiente le hizo saber a Yoongi que ya no estaba solo en la sala por lo que, moviéndose cautelosamente, se escondió detrás de la cortina del ventanal para que el intruso no lo encontrara tan fácilmente. Claro, la tela era blanca y él negro, pero guardaba esperanzas de que no se notara tanto.

Como esperó, la sombra de una persona pronto se dejó ver a través del amplio lugar y Yoongi se volvió a preguntar si en realidad su escondite suponía una ventaja para él o para su repentino invitado.

—Puedo verte a través de la tela, ¿sabes? —el hombre extraño habló de repente y sacudió la mano en su dirección, tomando asiento en el único sillón del sitio como si fuera de su propiedad—. Estás a contra luz.

Yoongi azotó su colita con irritación y salió de su escondite, primero mostrando sus orejitas y después el resto del cuerpo, sólo para encontrarse a Taehyung quien lo miraba con una gran y fastidiosa mueca burlona.

Miau—expresó. Una agradable noche bajo la luna llena le había hecho recapacitar sobre su asistencia a The Purring Club.

—No, no, no, ni me salgas con esas tonterías—Taehyung negó cruzando sus manos detrás de su cuello y recargando la espalda en el soporte. Como de costumbre, tenía en él esa aura dominante y elegante debajo de su exótica camisa floreada que tanto amaba usar—. Es un hecho que iremos.

Yoongi extendió una de sus patas en frente de él y la expandió para muy lentamente comenzar a lamer entre sus deditos.

—Miau—declaró orgulloso.

Taehyung jadeó indignado—: Aishh muchacho grosero—girando los ojos, cambió su relajada postura por una más asertiva—. Grrrr—expresó.

Yoongi dejó de acicalarse y lo miró ofendido.

— ¿Cómo pudiste? —preguntó dolido justo después de volver a su forma humana. Por fortuna, los cambia-formas regresaban vestidos tal cual habían estado antes de la transformación y, por lo que a Taehyung respectaba, su mejor amigo llevaba usando la misma sudadera negra desde, por lo menos, tres días.

—Te tienes que bañar—lo aconsejó el tigre.

Yoongi abrió y cerró la boca un par de veces antes de olfatearse las axilas y concluir con asco:

—Supongo que tienes razón. Pero como no tengo intenciones de salir y como tampoco me gusta el agua...

—Ni se te ocurra volver a transformarte—Taehyung exclamó viendo como las orejas de su amigo volvían a relucir sobre su cabeza—. Como sea, partimos en una hora así que apresúrate.

—Ya te dije que no—el joven gato recargó su mejilla derecha en la palma de su mano y bostezó aburrido, todavía con sus orejas de gato a la vista—. No tengo ánimos.

El tigre gruñó cariñosamente al ver la expresión emberrinchada de Yoongi. El chico era tres años mayor que él, pero a primera vista parecía ser más pequeño. Sus mejillas rellenitas y sus pequeños ojos rasgados le daban cierto aspecto inocente, sin mencionar que su tez era tan blanca y sin imperfecciones que nadie creía que tuviera veintitrés años.

—Entiendo y respeto que no quieras ir—y era verdad, Taehyung odiaba sinceramente que Yoongi no hubiese sido escogido en las cinco veces anteriores que había asistido a The Purring Club.

Su amigo sin problemas podría hacerse pasar por el más guapo modelo de pasarelas. Tal vez no era muy alto, pero sin duda su figura imponía respeto. Además, era jodidamente atractivo. Tenía cierto aire elegante que fácilmente llamaba la atención. Y, sin mencionar el par de millones en su cuenta bancaria, era sobretodo un sujeto muy agradable, un poco huraño tal vez, pero buena persona.

The Purring Club [ym] [tk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora