Décimo maullido

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Yoongi y Taehyung miraban fijamente el bulto inerte que sobresalía de los edredones de este último. El sol todavía no salía, pero como cambia formas, no les resultaba difícil distinguir la silueta de lo que ahí yacía. Nada agradable, en opinión del tigre.

— ¿Me puedes explicar qué es esto? —preguntó el bengala después de un suspiro rendido. Se sentía cansado y desorientado por haber dormido poco, y además con la suficiente hambre como para ir a cazar a cualquier animal que se le cruzara por enfrente. No era precisamente una buena combinación para su humor.

—Me parece que es un ratón, Tae—respondió finalmente el cambiaformas de gato negro y se mordió el pulgar derecho. Ansioso y tímido como pocas veces estaba con él, claro índice de que había hecho una travesura.

—Sí, Gi, ya sé que es un ratón—Taehyung se pasó una mano por el cabello y lo intentó de nuevo con un tono todavía más irritado—¿Qué hace un ratón en mi cama?

Yoongi se hundió de hombros y susurró quedito—: ¿Sorpresa?

— ¡Oh, vamos, Yoongi! No es divertido, ya te dije que traer animalitos muertos no es ninguna sorpresa grata, a veces no puedo encontrarlos y se pudren entre mis cosas.

—Estás siendo un malagradecido—se defendió Yoongi con clara ofensa en su voz y tomó el presente para guardarlo devuelta en la seguridad de su chamarra. Tal vez su error radicaba en haber cazado algo tan pequeño para alguien tan grande, su amigo necesitaba una presa mayor, algo como un perro de raza pequeña, un pomerania o un pequinés.

—Nada, ya habíamos hablado de esto. Y no, Yoongi, te amo, pero tampoco quiero ningún perro.

Maldito Taehyung y maldita su intuición.

— ¿Qué tal un chihuahueño? —sugirió el pelinegro, levemente esperanzado, dibujando un círculo imaginario con su pie sin dejar de mirar el piso.

Su amigo lo rechazó con un movimiento de cabeza.

—Menos, esos perritos me dan miedo—el tigre bostezó y caminó hacia su armario de donde sacó una boina negra que no tardó en aventarle—. Ten, me gustas cuando te pones esto. Estoy seguro de que a tu gatito también le gustarás así. Hoy es tu cita, ¿no?

—Sí, nos anotamos en el itinerario del club—respondió obviamente orgulloso, recordando las primeras horas del día y haciendo que su amigo se tragara un nudo de ternura.

— ¿Y qué tienen planeado? Espero que no pienses llegar con las manos vacías. Recuerda que un buen ejemplar sabe proveer.

Yoongi asintió de acuerdo.

—Lo tengo cubierto, había pensado en-

—No, eso no, nada de animales muertos. Ten, toma esto también—el felino le cedió una tarjeta donde, con letras doradas, se anunciaba al mejor florista del club—. Consiguete unos ronroneos, campeón.

El gato miró la tarjeta y se imaginó el ramo de rosas que podría comprar. Sus pupilas se dilataron y su piel picó con ansiedad. Secretamente, su animal interno amaba mordisquear los pétalos, arrancarlos uno por uno hasta que sólo quedara el tallo suelto. Quería decirle a Taehyung que definitivamente llevarle rosas iba a terminar con él brincando por todo el restaurante, pero en su lugar dijo:

— ¿Y si es alérgico?

El tigre sonrió y desvió los ojos, ajeno al pequeño secreto de Yoongi.

—Entonces toma—dijo y le cedió otra tarjeta, ahora con el nombre de un pastelero—. Opciones hay, matador.

Oh... Pero los pasteles llevaban mucha leche, ¿no? Y azúcar. Una mezcla explosiva para los gatitos juguetones.

The Purring Club [ym] [tk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora