Sexto brinco

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Jimin y Yoongi dejaron de vivir juntos, al menos de lunes a viernes. Después de reunirse para finalmente platicar sobre lo sucedido, ambos habían llegado a la conclusión de que no querían compartir el mismo espacio, por lo menos en ese lapso de sus vidas.

Como gatos, eran sumamente territoriales, por lo que concluyeron que sus lados animales no habían logrado acoplarse a convivir el uno con el otro, como habían ilusamente pensado que pasaría en su precipitada decisión de vivir juntos.

Así que, a pesar de que ciertamente estaban muy enamorados, escogieron escuchar a su cerebro y no a su corazón y decidieron que lo mejor sería darle tiempo al tiempo y vivir con más calma su relación. Fue así que acordaron que todos los fines de semana se quedarían juntos para irse acostumbrando a la presencia y hábitos del contrario. De esa forma, cuando por fin estuvieran listos, darían el salto definitivo o-en el peor de los casos-se separarían definitivamente. De más está decir que ambos decidieron echarle muchas ganas para lograr que la relación funcionara.

Taehyung y Jungkook, por supuesto, habían estado presentes para ellos en todo momento. Siendo los mejores amigos que cualquiera quisiera tener. Aunque Yoongi tenía derecho de antigüedad, Taehyung se las había arreglado para pasar el tiempo con ambos sin tomar partido, por lo que estaba al tanto de todo lo que ocurría, tanto de un lado como del otro. Estaba más que seguro que en un futuro no muy lejano los dos volverían a intentar mudarse juntos una vez más, esta vez sin tanto drama.

Todo parecía volver a la normalidad. Poco a poco, el par de gatitos continuó con su rutina cursi y acaramelada de siempre, saliendo a tantas citas como una pareja enamorada pudiera. Los miércoles después del trabajo, los cuatro se reunían y jugaban videojuegos a petición de Jungkook o bebían tranquilamente en el jardín de Yoongi. A veces, comían catnip y se liaban en sus formas animales, persiguiéndose por toda la casa, mientras que el menor de todos observaba con nervios la escena, esperando que ninguno entrara en su modo cazador.

A veces, Yoongi y Jimin desaparecían por días, y Taehyung volvía a su rutina de siempre, con excepción, claro, de que esta vez tenía a Jungkook en su vida; sin haberse dado cuenta, el conejito se había vuelto tan común en sus días que ya no le parecía nada extraño que fuera el primero al que llamaba cuando tenía algo nuevo que contar o cuando simplemente quería pasar el rato. Por fortuna, parecía que a Jungkook le pasaba exactamente igual porque hasta se atrevía a deambular libremente estando convertido en conejo, sin temor a que como tigre lo atacara.

Probablemente, Taehyung debió de haberse detenido a pensar en la razón de que ambos pudieran dormir tranquilamente en la misma cama. Jungkook se volvía un algodón suave y esponjoso y se acurrucaba entre las patas del tigre. A veces, incluso, el conejito se acercaba y le mordisqueaba cariñosamente el pelaje, para después brincar como loco por todo el colchón.

Eran días tranquilos y armoniosos, sin embargo, a pesar de todo, Taehyung comenzó a sentirse triste ya que necesitaba más en su vida personal.

Había olvidado lo mucho que había estado añorando tener una pareja y lo mucho que había necesitado de alguien que le ronroneara por las mañanas, sólo porque Jungkook había aparecido en su vida y lo había vuelto distraído. No podía negarse a ello. Su amigo lo desviaba constantemente de cualquier otra necesidad, pero ahora su tigre volvía a buscar pareja... Y él también.

El problema era que ya ninguna mujer le llamaba la atención. Ya no sentía el imperioso deseo por salir a cortejar a nadie ni de llevarse una cita nocturna a casa. Ahora, su tigre parecía estar esquivo de la atención femenina, aunque, al mismo tiempo, también pareciera estar urgido de mimos y cariño.

Taehyung estaba desesperado. No entendía qué era lo que su animal interno le rogaba, por mucho que le pidiera explicaciones, el tigre dentro de él sólo gruñía enojado y daba vueltas irritado. Tal vez, fue por eso que empezó a sentirse de mal humor también. Ni siquiera jugar con Yoongi o platicar con Jimin lo ponía de buenas. En el trabajo, todos se andaban con cuidado alrededor de él y ni se le acercaban, lo que lo irritaba todavía más. Incluso su familia había estado evitándolo.

The Purring Club [ym] [tk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora