Capítulo 10

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En éste capítulo se denota mucho contenido no apto para todos los públicos (Si no te gusta este tipo de lectura, no pasa nada ya que no influirá en la trama) No estoy acostumbrada a escribir este tipo de relatos, así que espero al menos que no sea tan malo. Disfruten de la lectura xoxo.


Sus cálidas manos recorrían mi torso, proporcionando angustiosas caricias a mi tembloroso cuerpo. Mis piernas estaban enrolladas a sus anchas caderas, mientras me sostenía contra la puerta de su casa; apegándonos hasta alcanzar los límites físicos. Hacía unos minutos que habíamos entrado en la propiedad, pero no nos habíamos movido ni un paso de la entrada.

-¿No te cansas...de sostenerme?- Pregunté de forma entrecortada por la falta de aire; mientras Kuroo se entretenía con mi cuello.

El azabache no respondió, se limitó a sostenerme de los muslos y trasportarme hasta su estancia; que por suerte se encontraba en el primer piso de la casa. La habitación de Kuroo era amplia, las paredes eran de un color beige y el suelo de madera oscura. Estaba decorada con varios posters de jugadores de Volley y bandas de música: pero en ese momento lo único que mi mente conseguía procesar eran las satisfactorias sensaciones que me atizaban al sentir el cuerpo del azabache entrelazado con el mío.

Kuroo se sentó en el pie de la cama conmigo a horcajadas, a la vez que un apasionado beso nos envolvía a ambos en ese manto lujurioso que pronto nos despegaría de cualquier rastro de cordura todavía vigente. Envolví su cuello con mis brazos y enterré mis manos en esa melena azabache, despeinada, que tanto me gustaba admirar. Kuroo recorrió mi espalda con sus largos dedos hasta llegar a la cremallera de mi vestido. Sin mucha dilación, lo desabrochó para después, con mi ayuda, bajarlo dejando a la vista el sujetador de encaje negro que tanto me gustaba. Una vez que la falta de aire se hizo demasiada, nos separamos, provocando así el cruce de nuestras miradas; los dorados ojos de Kuroo resplandecían destilando pasión, deseo y cariño.

-Eres preciosa- Susurró con la voz rasposa y jodidamente sensual; mientras yo alzaba mis manos para acunar sus facciones con mis palmas a la vez que lo acariciaba con mis pulgares.

Nuestros rostros se encontraban muy cerca el uno del otro, podía sentir su acalorada respiración golpear mis labios y nuestras narices acariciarse parsimoniosamente

-¿Puedo?- Preguntó listo para desabrochar la prenda que cubría mis senos, esperando a mi respuesta. Me limité a asentir, ya que la ensoñación en la que estaba sumergida limitaba mi capacidad comunicativa.

El azabache se deshizo de la molesta tela, para después quedarse prendado de las blanquecinas colinas que adornaban mi pecho; no tardó en posar sus frías manos en ambos senos, provocando que me sobresaltase. Acarició el contorno de mis pezones con las yemas de sus pulgares consiguiendo así que suaves gemidos se escapasen de mis labios, sintiendo como corrientes eléctricas se deslizaban por mi cuerpo y las mariposas revoloteaban por mi abdomen. Kuroo se puso a jugar con su lengua, lamiendo y besando mi clavícula, seguramente provocando alguna que otra marca, y descendiendo hasta mis pechos conmigo acariciando su nuca y besando su lóbulo derecho.

Lentamente, interpuse mis manos entre el azabache y yo para así desabotonar su camisa. Él , a regañadientes, se separó de mi para facilitarme la labor. Cuando por fin conseguí deshacerme de la molesta prenda, empujé ligeramente a Kuroo recostándolo sobre el negro edredón que adornaba la cama. Mis ojos brillaban por el deseo, y bajo la atenta mirada del azabache deslicé las yemas de mis dedos por sus definidos músculos, descubriendo cada parte de su bienformado busto, mientras sentía como su piel se erizaba bajo el suave tacto de mis dátiles.

-Que salvaje ___-chan- Afirmó él, con esa sonrisa socarrona de medio lado, que bien sabía cuanto me encantaba.

Le devolví el gesto a la vez que me recostaba sobre él, para así lamer, besar y acariciar su abdomen; y después ir ascendiendo hasta su clavícula, cuello, mandíbula oreja y finalmente pómulos. Casi imperceptibles jadeos se escapaban de los labios de mi acompañante, mientras sus manos, que sujetaban mis caderas, apretaban ligeramente su agarre.

Kuroo's Heart (Kurooxlectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora