Capítulo 9

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VANESSA

Miro el baile, bueno todos lo miran, ¿cómo su novio permite ese? Claro, él la mandó y ella lo hace, es desagradable ver eso solo porque su novio le ordenó, no es nada nuevo que Inna haga su espectáculo y más si es por el chico nuevo que se mira muy divertido por el baile y más divertido se le mira cuando nuestros ojos conectan.

—Idiota —susurro moviendo bien mis labios para que pueda leerlos, cuando lo hace su expresión cambia y mira a Inna con una sonrisa seductora.

Inna se vuelve a poner de pie junto con Adler y se besan, todos nos quedamos en silencio, pero Bruno grita de emoción, después de eso vuelven a poner música y todos se ponen a bailar, mis amigos y yo vamos por unas cervezas.

—Siempre haciendo su espectáculo —bufa Ayla—. Bruno no se cansa de utilizar a Inna.
    
—Chicas, ¿ya se quieren ir? —pregunta Cassian.
    
Ja! —las tres respondimos y salimos de la casa.

***

— ¡Ayuda! —grito y las chicas que están dormidas se despiertan de golpe y sostienen sus cabezas.
    
—Mierda, Vane —se queja una.
    
—Lloronas —me encierro en el baño.

Salgo del baño con mi pijama, que consta en un short y una blusa de botones, ambos verdes con estampado de animalitos, dejo mi cabello suelto para que se vaya secando.

—Voy a lavar —les aviso y las dos asienten para volver a dormir.

Sonrío tomando el canasto de ropa sucia que contiene la ropa de Ebba y la mía, salgo de la habitación cerrando con llave, los pasillos están solitarios, todos estuvieron en la fiesta y obviamente bebieron hasta el final.

Les contaré cómo está el internado, en el primer piso se encuentra el recibidor, solo es eso, una enorme sala sin nada de oficinas o algo por el estilo, pero tiene mucho estilo, hay unas esculturas, cuadros y un gran piano que uno puede tocar, hablando de la escalera es de todo un cuento de hadas.

En el segundo piso, se encuentran los dormitorios, en el ala izquierda hay diez, cinco en cada lado del pasillo, habitaciones de chicas y en ala derecha son de chicos, nos dividen por grados así que hay más edificios con el mismo estilo, para llegar a la lavandería, se llega por una puerta que se encuentra en la pared que está detrás del balcón de la escalera principal y da la bienvenida a un pasillo largo, pensarán que una puerta con vista al balcón debe verse muy feo, pero no lo es, ya que se encuentra pintada como si fuera cuadro de Picasso, cruzando la puerta se encuentra un pasillo, debo decir que hasta en pasillo es lujoso, el pasillo se acaba hasta llegar a una puerta y la magia aparece, hay unas veinte lavadoras con sus secadoras y ahí es donde me encuentro.

Nadie se encuentra aquí, así que saco mi celular y pongo música, Iggy Azalea suena y me pongo a separar la ropa para lavarla, sin darme cuenta empiezo a bailar y a cantar con mucha energía.

Iggy Azalea —una voz masculina me hace dar un brinco, giro hacia la puerta y me encuentro con unos azules que miran mi pijama, sus ojos brillan de diversión—. Que gustos tan exóticos —se sienta en uno de los bancos para separar su ropa.
    
—No cualquiera tiene gustos buenos.
    
— ¿Qué pasa, Vane? —levanta su cabeza para mirarme, sus ojos conectan con los míos, sigo recargada en una secadora que no tiene uso.
    
—Nada, gracias por el chocolate, fantasma —sonrío amable y él me mira dudoso, se pasa su lengua por su labio inferior que es muy tentador.
    
—Vale, a ti te pasa algo —se pone de pie con un puño de ropa y la mete en una lavadora y así lo hace con los demás puños, igual como lo hice, hay que aprovechar que todas están desocupadas.

Una lavadora avisa que ya terminó de lavar la ropa, tomo la ropa para pasarla a la secadora dando la espalda al chico, es la última ropa que tengo por lavar.

— ¿Me vas a decir qué te pasa? —su mano hace un lado mi cabello, siento sus dedos tocar mi piel y esta responde su tacto haciéndose chinita y me da un escalofrío que recorre toda mi espalda.
    
—No me pasa nada, Adler —siento su respiración en mi nuca y escucho que respira profundamente.  

Le doy un golpe leve con mi codo y lo aparto, giro para quedar enfrente de él, me mira como si estuviera buscando una respuesta a lo que me pasa, frunce el ceño al notar que no va a encontrar nada.

—Deberías estar lejos de mí —no aparto mi vista a sus ojos.
    
— ¿Por qué? —pregunta en un susurro, me acerco a sus labios, siento su respiración agitada, miro sus ojos sin dejar de estar cerca de sus labios, pone una mano en mi cintura haciendo que me acerque más a él.
    
Nadie tiene el placer de besar mis labios —susurro coquetamente y desafiante, él me sonríe de lado.
    
— ¿Interrumpo? —la voz de Inna nos hace alejarnos y justo a tiempo suena mi secadora, le doy la espalda a Adler para sacar la ropa, mi meta es doblar la ropa lo más rápido que pueda y salir de aquí, me siento en donde está mi canasto y empiezo a doblar.
    
—Mierda, Inna —se queja molesto.
    
—Pensé que estaba vacío, lo siento —dice con ese tono tan alegre—. ¿De quién esa música desagradable? —pregunta Inna, levanto la cabeza para verla, Adler hace un gesto desagradable, abre la boca para decir algo, pero me adelanto.
    
—Es mía, se me olvidó que estaba —agarro mi celular para quitar la música, al parecer estaba una canción de U2 y no me di cuenta de eso todo por estar con Adler, estoy a punto de bloquear el celular cuando vibra por una notificación y es una notificación del grupo, lo abro para ver qué dicen.

Ebba: Vane, ¿ya vienes? Te estamos esperando para desayunar.
Yo: Sí, ya voy.
Cassian: Oh mierda, algo le pasó.
Ayla: ¿Qué pasó, Vane?
Yo: Nada, solo ando apurada, ya están llegando muchos chicos.

Dejo el celular para tomar el canasto lleno de ropa doblada y limpia, me encamino a la puerta sin ver a los chicos, la puerta se abre antes y Dustin me mira de pies a cabeza con una sonrisa coqueta.

— ¿Se te perdió algo, Dustin? —le pregunto levantando una ceja.
    
—Creo que se me perdió algo debajo de tu ropa —me guiña un ojo y sonrío de lado, siento la mirada de Inna y Adler, esto será muy divertido.
    
— ¿Tú crees? —me agacho para dejar el canasto en el suelo seductoramente, el chico que está enfrente de mí se emociona al ver mis movimientos.
    
—Muy seguro —traga duro cuando me pongo recta, llevo mis manos al primer botón de mi blusa del pijama y lo desabrocho de un solo movimiento.
    
— ¿Todavía estás seguro, Dustin? —susurro muy sexy, mi voz sale un poco ronca por el tono pero le da más puntos extras, el chico me mira hambriento mientras me acero a él, me pongo de puntitas para acercarme a sus labios—. ¿Me permites pasar? —susurro y me alejo de él con una sonrisa de lado, Dustin todavía sigue bajo el efecto de mis encantos porque tarda en responder.
    
—Te encanta jugar con fuego, Vanessa —dice y sin pensarlo me tiene muy cerca de él, su mano está firme en mi espalda, no intento hacer algo porque es algo que provoqué y sé como salir de esto.
    
—Me gusta jugar más en... —alguien me separa de manera brusca de Dustin y se pone en medio de nosotros, esa espalda tan marcada y el trasero... Adler.
    
—Hermano, solo estábamos jugando —dice con demasiada tranquilidad, toma mi canasta, rodea a Adler y camina hacia mí con una sonrisa—. Sí te permito pasar, Vanessa —me da el canasto lo tomo y me deja un beso en la mejilla.

Dustin puede ser de todo menos un cerdo con las mujeres o bueno, sí lo es pero conmigo me tiene respeto, solo son juegos y ya, camino hacia la puerta pero Adler me detiene.
    
—Ahora no —digo y me deja ir.

Espero que se dé cuenta de que también puedo jugar a sus juegos, porque cuando Inna le estaba bailando, el muy idiota no dejada de verme con una sonrisa de burla, si quiere jugar con fuego, espero que salga quemado porque si no, los dos vamos a salir ardiendo.

Placeres InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora