Capítulo 17

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VANESSA

Un brazo hace presión en mi cintura para acercarme más, mi cabeza se encuentra en el pecho del chico y nuestras piernas juntas, levanto un poco la cabeza para ver si Ebba sigue dormida pero me encuentro con la cama vacía, vuelvo a poner mi cabeza en el pecho del chico, estoy muy cómoda en esta posición, los recuerdos de anoche me llegan, baile, cerveza y más baile, creo que las dos nos pasamos un poco pero lo disfrutamos.

— ¿Estás despierta? —pregunta con la voz ronca por estar dormido.
    
—Pensé que estabas dormido —digo en su pecho, siento que su pecho vibra y se escucha su risa ronca.
    
—Llevo despierto un buen rato, pero no te quería despertar —dice y yo sonrío.
    
—Qué buena elección —me burlo.
    
—Ve al baño que te apesta el aliento y eso que todavía sigues acostada en mi pecho —se burla y yo le voy un golpe, pero le hago caso.

Con toda la pereza del mundo, me levanto y el chico me mira divertido, sabe que la única manera de salir de la cama es pasar por encima de él.

—Lindos pechos —dice travieso—. Lástima que no somos amigos con derecho —sigue burlándose y le doy un golpe en el pecho.

Miro hacia el espejo y la risa no tarda en apoderarse en mí, solo son unos botones de la blusa del pijama que se desabrocharon haciendo que poco de mis pechos se noten, no están al aire, solo se nota que no tengo puesto el brasier y ya, no es mundo de otra cosa.

—Te emocionas por poco —acomodo la blusa y paso encima del chico para salir de la cama, al estar de pie siento que me da una nalgada—. Controla tus manos, galán —le saco la lengua de forma divertida.
    
—Me llega un olor a alcohol —se burla.
    
—Será tu aliento —le guiño el ojo y camino hacia el baño.

Me cepillo los dientes después de las otras necesidades y miro mi reflejo, mi cabello negro está hecho un nido de pájaros, o sea, todo enredado y mis ojos grises están claros, siempre están así cuando me despierto así que no es nada nuevo, termino de lavarme los dientes y salgo.

—Eres...

El chico ya no está en la cama pero en ella se encuentra una nota, así que la tomo para leerla.

“Dustin me mandó un mensaje que ya puedo ir al dormitorio, gracias por dejarme dormir contigo, mami”

—Gracias por avisar, papi —digo divertida y camino hacia el armario compartido para tomar mis cosas y bañarme.

***

— ¡Súbele! —grita Ebba emocionada—. I started from the bottom and now I'm rich —canta con todas sus fuerzas y baila como una diva con dinero, seguimos sus pasos y terminamos cantando como locas hasta quedarnos sin voz.
    
— ¿Segura que se fue por eso? —pregunta Ayla una vez que dejamos de bailar.
    
—Segura, no creo que escuchó el pedo que se me salió en el baño —digo divertida, pero sobre todo sincera, todos los humanos se nos salen pedos y es muy normal.
    
—Eres una puerca —dice Ebba y se ríen—. Bueno, yo las dejo porque me toca lavar la ropa, se comportan.
    
— ¿Por qué no son novios? —pregunta de la nada.
    
— ¿Qué? —pregunto confundida—. Solo somos amigos y ya, no hay necesidad de etiquetarnos como novios porque no sentimos nada —digo sincera y me acomodo mejor en la cama.
    
—No seas mentirosa, existe una química y los dos lo saben —señala—. Hay algo, pero los dos no se dan cuenta de eso.
    
—No hay nada entre nosotros, en serio —digo cansada de la conversación.
    
—Es que cuando están juntos explota algo tan fuerte y fascinante, cuando bailan se nota esa explosión y más cuando te mira, bueno, se miran —dice haciendo señas con sus manos como si fuera una explosión.
    
—Yo solo sé que es un buen amigo y un excelente bailarín —digo y ella bufa.
    
—Deberías de darle una oportunidad, no es como Pablo —ataca, lo digo ataca porque así lo sentí.
    
— ¿Qué tiene que ver con eso? Al pendejo ese, no le di nada, sigo virgen —me altero un poco porque no me esperaba la mención de ese, pero me gano un bufido por parte de ella.
    
—Le diste tu corazón...
    
—No tiene nada que ver, en serio, ¿por qué no puedes entender que solo somos amigos? Y así estamos bien —digo muy, pero muy cansada del tema.
    
—Es que te quiero ayudar —dice sin dejar de mirarme—. Pero no te dejas, Vanessa.
    
—Porque no necesito ayuda para saber si me gusta o no, simplemente sé que no me gusta y ya, es como si te presionara a decirle a todos que te gustan las chicas —me mira sorprendida—. Así es como me siento cuando dices que entre Adler y yo pasa algo y no es así.
    
—Es diferente, Vanessa —suspira—. ¿Y si te pierdes de algo bonito? —pregunta y me rio.
    
—El chico es todo un mujeriego, por si no te diste cuenta —digo obviamente.
    
— ¿Lo has visto que anda con cualquiera? —ataca y me hace pensar—. ¿Te cuenta que tiene líos con chicas? Yo solo he visto que anda con nosotros todo el tiempo y todo el tiempo anda a tu lado, así que no digas que es un mujeriego, porque no lo hemos visto —dice muy seria.
    
—No sabía que ahora lo defiendes —me burlo.
    
—Solo porque coquetea contigo y juega de forma sucia, no significa que es así con todos, Vanessa.

—Pero...

—Pero nada, deberías escuchar tu corazón —suspira y me mira—. Deja de esconder tu corazón y sé feliz con él, te lo mereces.

Abro la boca para decir algo pero la puerta se abre y entra Ebba toda emocionada con el canasto lleno de ropa limpia, nos mira extrañada y nosotras también, vemos su pijama desordenada y el cabello alborotado.

—No sabía que lavar ropa te emocionaba —me burlo y rueda los ojos.
    
—Y menos que te despeinaba —dice divertida y nos reímos.
    
—No saben lo emocionante que es —dice dejando el canasto en la esquina de la cama—. ¿Listas para las vacaciones de navidad? —pregunta y lo hace para cambiar de tema, se sienta en su cama a un lado de Ayla.
    
—Claro que sí, como cada año, con tal de salir —responde Ayla y concuerdo con ella.
    
—Oye, ¿qué te dice Gala sobre nosotros? —le pregunto divertida—. ¿Se la pasó bien? —escucho que suspira.
    
—Pues me dice que se la pasó bien —dice normal, pero un poco nerviosa.
    
—Espero que se anime en salir con nosotros —digo alegre.
    
—Cambiando de tema, ya casi es tu cumpleaños, Vane —dice alegremente y yo me rio.
    
—Lo sé, es bueno ser la mayor de todos.
    
— ¿Planes? —pregunta Ayla.
    
— ¿Qué día de la semana es? —pregunto confusa porque no sé en qué día cae mi cumpleaños, Ebba revisa en su celular, una sonrisa aparece en su rostro y empieza a escribir rápidamente.
    
—Bebé, te quiero tener en mi cama —habla Ayla imitando la voz de Cassian.
   
—Sí, mi amor —digo imitando la voz de Ebba.
    
—Son unas perras —dice molesta y nosotras nos reímos, pasa unos segundos y habla—: sábado 7 de noviembre. Tienes una puta suerte —dice y nos reímos.
    
—Sábado de fiesta y ya —digo como si nada y las chicas niegan con la cabeza divertida.
    
—Tú siempre pensando en fiestas —dice Ayla y yo le guiño un ojo.
    
—Queda dos semanas —dice sorprendida—. Qué rápido pasa el tiempo, nenas.
    
—Así es —digo y nuestros celulares suenan, sabemos que es del grupo y Ebba se dedica a leer los mensajes.
    
—Son los chicos, van a comprar comida, preguntan si Gala está con nosotras —dice emocionada.
    
—Dile a Gala que venga, Ayla —la miro, asiente con la cabeza y manda mensaje.
    
—Dice que ya viene —dice con una sonrisa y yo le sonrío.

Al rato llegaron los demás, decidimos comer en una de las áreas verdes del internado, tomamos mantas y todas las cosas para el pícnic improvisado, los chicos compraron currywurst para cada uno, consiste en una salchicha alemana asada a la parrilla y cortadas en rebanadas, acompañadas con papas fritas.

—Ten —Adler me da un paquete de mi chocolate favorito.
    
—Gracias —le digo tomando el chocolate con una sonrisa.
    
—El favoritismo es algo malo, Alder —dice Ayla divertida.
   
—Al rato la vas a tener muy consentida —se burla Ebba.
    
—Son celos, cariño —me burlo y Ebba me saca la lengua.
    
—Que envidiosas son —dice Adler y nos reímos.

Placeres InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora