Capítulo 13

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VANESSA

Recuerdo cuando sus manos recorrían cada parte de mi cuerpo, la forma que apretaba mi muslo con su gran mano, nuestras respiraciones agitadas, jadeos y susurros eran más escuchados que palabras, su cuerpo y el mío en perfecta sincronía, todo esto se culminó en una danza de nuestras almas, en una bella danza que me encanta repetir.

—Señorita Leyva, ¿por qué decidió que eso era un poema? —pregunta la profesora.

Estoy enfrente del aula, con todas las miradas de mis compañeros sobre mí, estaba leyendo un poema que escribí, pero al parecer a la profesora no le gustó.

—Porque el sexo es algo hermoso, claro si por ambas partes hay sentimientos, que es el caso del poema.
    
—Pero el sexo no es especial, Leyva —suelta dudosa, claro, ella no ha tenido sexo con amor, sonrío de forma amable—. La tarea era un poema sobre algún placer, no de sexo —dice cansada, piensa que se trata de una broma, pero no lo es.
    
—El sexo se debe al acto de dos personas o más que quieren sentir placer —se escuchan risas por parte de los compañeros—. En mi poema, lo trato como un placer tan infernal, claro que hay otros placeres, pero aquí vemos el placer de dos amantes, de dos personas que entregan el alma, no tiene nada de malo —digo sincera y un poco romántica, solo para que se crea mis palabras.
    
—Tome asiento, señorita Leyva —dice y se acerca a su escritorio.
    
— ¿Mi nota? —pregunto amable, en esta clase es de ley que la profesora te dé la nota después de recitar, ella me mira y suspira.
    
—Tienes un dos, felicidades —dice y yo la miro sorprendida.
    
—Con todo respeto, profesora, creo que merezco un uno porque expliqué mi poema —digo indignada, ella toma asiento y me mira desafiante.
    
—Señorita Leyva, tome asiento —dice y de mala gana le hago caso.

Aquí las notas van del 1 al 6, siendo que el 1 sea excelente y el 6 el mínimo, el 2 es muy bueno, pero merezco un excelente por defender mi poema, diez minutos más y suena el timbre dando finalizada la clase, todos tomamos nuestras cosas y salimos, estoy a punto de cruzar la puerta cuando la voz de la profesora me detiene.

—Leyva, tiene uno, felicidades —dice con una sonrisa, salgo del aula y doy un baile de emoción.
    
—Bonito baile, Vanessa —dice Bruno y dejo de bailar.

No gasto mi tiempo en mirarlo, camino hacia las escaleras y salgo del edificio, era mi última clase, así que camino hacia el dormitorio, la hora de comer se me pasó por la clase, tengo que esperar otra hora para ir a comer.

El comedor está disponible por dos horas y cierran dos horas para hacer más comida y limpieza, justamente la última clase era de dos horas, llego al dormitorio y se encuentra solo.

Dejo la mochila en una esquina, me quito las botas y dejo caer en la cama, tomo el celular para poner música y suena Physical de Dua Lipa, entro a messenger y mando un mensaje al grupo.

Yo: Ebba, cariño, ¿dónde estás?
Cassian: Sí, Ebba, ¿dónde estás?
Ayla: Qué controlador, Cassian.
Adler: Si aprietas demasiado el juego, al rato lo dejarás seco, es un humilde consejo.
Ayla: JAJAJAJAJA ya te amo, Adler.
Cassian: Siento que son consejos de Vane.
Yo: Le doy clases privadas.
Ayla: WOOOW eso no me lo esperaba.
Yo: Son unos sucios.
Yo: En serio, ¿dónde estás?
Ebba: Estoy trabajando en algo de artes, no he salido a comer.
Yo: Somos dos.
Ayla: Tres.
Cassian: Cuatro.
Yo: ¿Voy pidiendo algo para comer?
Ayla: No puedo, estoy ocupada en mi novela.
Ebba: Lo de artes va para largo.
Cassian: Y yo ando haciendo tareas en equipo.
Adler: Si me dices dónde queda tu dormitorio, te daré una sorpresa.
Yo: Es la primera puerta a tu izquierda.
Ayla: ¡Dinos lo que pasó!

Sonrío y dejo el celular justo cuando alguien toca la puerta, me levanto y abro la puerta, Adler me mira sonriente con unas bolsas de papel, por el aroma diría que es comida, comida deliciosa.

— ¿Acepta que este pobre chico comporta su comida con usted? —dice con un acento educado y me rio.
    
—Adelante —lo dejo pasar y cierro la puerta—. Ponte cómodo —le digo y tomo el celular para enviar un mensaje.

Yo: Pues trajo comida.
Ayla: ¡Qué tierno!
Ayla: Deberías seguir el ejemplo de Adler, Cassian.
Ayla: No solo de andar de niño bonito.
Cassian: ¿No tienes que andar escribiendo tu novela?
Ebba: ¡Qué lindo es Alder! #maschicosasi.

— ¿Andan diciendo que soy el mejor chico? —pregunta con un alto ego.
    
—Qué ego, joven —lo miro sentado en la cama, las bolsas esperan en la mesa de noche—. Voy a poner una manta —camino hacia el armario compartido, tomo la manta que usamos para poner en el suelo, es especialmente para comer, ya que tiene pizzas dibujadas, la coloco en el suelo y luego me acomodo en el suelo, me siento con la espalda recargada en la cama de Ebba y con las piernas estiras y juntas, para que no se me suba la falda, Adler deja las bolsas de comida sobre la manta y se quita los zapatos, se sienta de la misma manera, pero su espalda recargada en mi cama.
    
—Lo siento si es poco, pero había pedido para mí, si hubieras avisado antes, tendría tiempo para cambiar de pedido —dice apenado mientras abre las bolsas.
    
—No te preocupes, agradezco que compartes tu comida conmigo —digo amable, miro que saca un plato de espagueti blanco, el otro plato tiene dos piezas de pechuga y uno paquete de chocolate.
    
— ¿Tienes cubiertos? —me mira.

Asiento y me pongo de pie, ¿por qué se me olvidó sacar los cubiertos? Tenemos cubiertos de plástico, platos, tenedores, cucharas, cuchillos, a veces las tres nos juntamos para comer y ver películas, eso suele ser nuestros domingos y no un miércoles en la tarde, me siento con los cubiertos.

—Provecho —dice el chico con una sonrisa.
    
—Provecho —los dos nos ponemos a comer con música a fondo.

Después de comer y de recoger la basura, estamos sentados en el suelo comiendo chocolate, gimo por el sabor, siempre que como chocolate gimo, es algo tan delicioso.

—Si así comes el chocolate... —abro los ojos y lo miro divertida, él sonríe de lado, en sus ojos hay un brillo divertido.
    
—Eres un pervertido —suelto divertida.
    
—Tus acciones hacen que mal piense, cariño —me guiña un ojo.
    
—Tus técnicas de seducción no funcionan conmigo —le digo y él se ríe.
    
—Funcionan con todas —dice seguro, para su suerte suena Morado de J Balvin.

El chico me mira divertido por la canción, gateo lentamente hacia él de una forma seductora sin dejar de verlo, llego a sus piernas, siento su respiración agitada, me siento en sus piernas, mi falda se sube y deja a la vista mis bragas, algo que no me importa, él deja sus manos en mis caderas y yo paso mis manos por todo su cabello y las dejo en su nuca.

—Si funcionan con todas —susurro con mi voz un poco ronca, para darle un toque erótico—. Ya me tuvieras en tu cama —me acerco a sus labios y paso mi lengua por su labio inferior, cierra sus ojos y suelta el aire cuando me separo un poco, muevo mis caderas como si fuera un baile lento—. Nuestros cuerpos, en una cama —vuelvo a susurrar de la misma manera, noto que su bicho se anda poniendo muy contento—. Adler —jadeo moviendo mis caderas y me separo de él rápidamente.
    
—Sabes como matar a un hombre —dice con voz ronca, sus ojos azules están oscuros, llenos de deseo, siento como se mojan mis bragas, pero no es algo que él tiene que saber.
    
—Es mi don —le guiño el ojo y él gruñe.

Placeres InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora