Capítulo 12

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ADLER

—Oye, Adler —la pelirroja me llama y le pongo atención—. Soy Ayla, bienvenido a este grupo de locos —dice con falsa tristeza.
    
—Un placer, Ayla —le sonrío y ella se alegra.
    
—Bueno, es oficial tenemos a Vanessa y a Vanesso —dice Ebba para después reír y nos unimos a ella, los ojos grises buscan los míos y se encuentran, me sonríe de lado para luego sacarme la lengua de modo infantil y reírnos.

El resto de la comida pasa entre risas y una que otra mirada traviesa y sonrisas de lado, estar con Vanessa es como estar mirándome en un espejo y mucho mejor, debo confesar eso, pero nunca se lo diré, una alarma nos para en seca con nuestras conversaciones, Vanessa saca su celular del saco del uniforme y suelta un bufido para volver a guardarlo.

—Bueno, tengo clases de piano —se va con su bandeja con su basura, la miro por todo el tiempo, su caminar es tranquilo con un toque seductor, muchos la miran en el camino y una que otra chica le coquetea.
   
— ¡Te espero, pero en mi cama! —le grita un chico, Vanessa se detiene y mi al chico que está sentado junto a sus amigos.
    
—Cuando quieras, mi amor —dice coqueta y divertida, le guiña un ojo al chico y sale del comedor, los amigos del chico le hacen burla.

***

Nos encontramos en los vestidores, listos para la clase de entrenamiento, termino de ponerme la camiseta roja y el pants negro, me limpio el labial de Vanessa porque al rato se pondrá todo pegajoso por el sudor.

— ¿Listo? —pregunta y salimos de los vestidores.

Salimos del edificio que solo tiene los vestidores con baño y regaderas, tanto de hombres y mujeres, afuera está un campo con unas gradas y demasiada naturaleza, a lo que me cuentan no hacen como partidos de ningún deporte, solo es para las clases y otras actividades.

—Ebba, ¿no crees que enseñas demasiado? —la voz de Cassian hace detenerme y voltear para ver que las chicas llevan un short negro y una camiseta roja.
    
—Tienes razón —en unos segundos su brasier deportivo se hace visible—. Demasiado no es suficiente —dice divertida, Cassian recorre su mirada por el cuerpo de la chica, miro a Vanessa y ella levanta una ceja.
    
—Ni en tus sueños, Adler —dice y las dos se alejan platicando de cualquier cosa.

¿Pensó que le iba a decir para que tapara sus piernas o dejara de enseñar tanta piel? Es su cuerpo y ella hace lo que sea con él, yo estoy muy a gusto disfrutando de la vista de esas piernas bien formadas y gorditas, al tener el abdomen plano hace que luzca sus piernas gorditas, no sé si me entiendan, tiene mucho muslo a comparación de otras, creo que estoy quedando como un idiota, pero su cuerpo es una mezcla de curvas muy interesantes y está muy hermoso.

—Cuida tu mirada, Adler —la voz de mi compañero me saca de mis pensamientos.
    
—Tengo demasiado cuidado —comenzamos a caminar hasta llegar al grupo de los chicos.
    
— ¡Cinco minutos! —grita el entrenador.

Nos acomodamos en nuestro sitio, Cassian no deja ver a su rubia, hay un grupo de diez chicas, al parecer Inna está a cargo porque las acomoda y se coloca enfrente de ellas y pone música.

—Te voy a dar un consejo —le digo a Cassian, me mira curioso y asiente—. Nunca le digas a una mujer si muestra poco o demasiado, ellas son dueñas de su cuerpo.
    
— ¡Veinte abdominales! —dice el entrenador y lo hacemos.

Después de tres ejercicios el entrenador nos deja descansar por diez minutos, me siento y trato de tranquilizarme, siento que apenas sudo, miro a los demás y están sudando como cerdos, solo somos en no sudar así.

— ¡Esto no funciona, Inna!
    
— ¡Chicas, deben bailar como Vanessa! —grita Inna y todos los chicos miramos a las chicas.
    
— ¡Es latina! —grita la chica que me bailó en la fiesta.
    
— ¡Huele a enviada, Dagmar! —grita Vanessa divertida, su camiseta roja está llena de sudor, se la quita y un brasier deportivo negro con puntos de colores nos da la bienvenida.
    
— ¡Necesitamos chicos, Inna! —grita una chica, Inna se frustra y se sienta en la grada.
    
— ¡No hay chicos que quieran bailar! —dice molesta.
    
— ¡Queremos bailar con ustedes, pero en la cama! —grita un chico y todos se ríen, las chicas voltean y nos miran con asco.

Sin pensar, en serio, sin pensar, me pongo de pie y camino hacia ellas, al llegar todas me miran sorprendidas, me pongo a un lado de Vanessa y ella me mira sorprendida.

— ¡Pon música, Inna! —grita una chica emocionada, todas se encuentran a un lado de Inna, al parecer somos los únicos en la pista de baile.

La canción suena y comenzamos a bailar, su cuerpo se mueve tan dramático y sexy, hacemos un par de vueltas y cargadas, se aleja y comienza a correr con delicadeza hacia donde estoy y la atrapo para elevarla en el momento adecuado, sus manos hacen una danza en el cielo haciendo que el momento se sienta tan romántico y delicado, bailamos como si fuéramos amantes en secreto, la recuesto en el suelo para colocarme encima de ella haciendo que sus ojos grises me miren, muevo mis manos como si estuviera acariciando su cuerpo con caricias lentas y delicadas pero sin llegar a tocarlo, ella se aleja para ponerse de pie y hago lo mismo cuando lo hago miro que vuelve a correr hacia mí y da un brinco para enredar sus piernas en mis caderas pongo una mano en su espalda baja para sostenerla, pasa sus manos por mi pecho de forma dramática cuando termina, paso mi mano libre por el cuello y baja hasta su pecho para inclinarla hasta que quede lejos de mí, justo en el momento que la canción está a punto de acabarse, la levanto para quedar de frente.

La canción se apaga, nuestros cuerpos se encuentran pegados, su pecho y el mío están tan cerca, pequeñas gotas de sudor decoran su cuerpo, nuestras respiraciones se encuentran muy agitadas, tengo ganas de besarla, pero algo me detiene, algo hace detenerme, escuchamos aplausos y la dejo caer con cuidado.

—Eso fue tan wow —nos dice Inna emocionada—. Adler, si te quieres apuntar a la clase, me avisas —dice y se aleja.
    
—No sabía que bailabas.
    
—Clases de baile, es una de mis placeres —sonrío.
    
— ¿Cuáles son tus otros placeres? —pregunta con diversión, me acerco a ella peligrosamente y le doy un beso en la mejilla que dura varios segundos.
    
—Luego lo sabrás —me separo de ella, su expresión es de placer, como si disfruta de mi cercanía, mueve la cabeza ligeramente como queriendo alejar sus pensamientos.
    
—Espero saberlos pronto —dice con una sonrisa de lado y caminamos hacia donde estaban Cassian y Ebba.
    
— Lo hicieron tan bien, chicos —nos felicita Ebba.
    
— ¡Chicas a bai...!
    
— ¿En dónde nos anotamos? —pregunta un chico de la clase de entrenamiento, miro a Cassian curioso y él sonríe alegremente.
    
—Creo que tengo que ir a anotarme —dice sonriente y se aleja, todos miramos a los chicos que se quieren anotar a esta clase, Inna sonríe alegremente mientras va por la lista y la pasa para que todos se anoten.
    
—Creo que también debes hacerlo, bailarín —dice Vanessa divertida y yo me alejo.

Minutos después me encuentro con mis amigos en las gradas observando como las chicas y chicos escogen a su pareja de baile, uno que otro grito y peleas se escucha pero nada interesante.

— ¿Y Ayla? —pregunto por ella.
    
—Ella prefiere la escritura —responde Ebba.

Miro que Inna se acerca a nosotros con ese aire de tierno, pero sabemos que no lo es y tampoco es un problema, camina con una gran sonrisa, no tiene el modo de caminar de Vanessa, pero su caminar es como una diva pero todavía guardada.

—Adler, muchas gracias por tu valentía para bailar, lograste algo tan grande y especial —dice cuando llega con notros.
    
—No me lo agradezcas, es bueno dejar de escuchar a la sociedad —le guiño un ojo y me sonríe alegremente.
    
—Espero que muchos piensen como tú, Adler —hace una pausa, abre la boca para decir algo, pero el grito de Bruno la sobresalta.
    
— ¡Inna! —grita Bruno y ella hace un gesto avergonzado.
    
—Inna, mereces más que eso —suelta Ebba amable, pero Inna se aleja, llega al lado de Bruno y la toma del brazo de un modo brusco y se alejan a los vestidores.
    
—Puede ser el más guapo y popular, pero nada le sirve si vive en la cueva —sentencia Vanessa y todos afirmamos.

Placeres InfernalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora