Bien Jotos 2 [Chat's ATEEZ]

Extra: WooSan

—Y entonces así fue como Conejo se les escapó en casa de YunHo y resulta que solo estaba en la nevera por culpa de MinGi.

WooYoung asintió con la jeta llena de galletas, pero no era su culpa, su suegra hacía unas galletas jodidamente deliciosas, aunque en general los postres y comidas de todo tipo de esa señora quedaban espectaculares.

A parte, también era sendo lambucio, así que ajá. Las cosas como son.

San también jartaba a lo loco con una mano mientras que con la otra acariciaba a la mascota de la que hablaban, Conejo.

Pucci y Darong jugueteaban por ahí con una pelota de goma, así que no tenían que preocuparse por ellos.

—Uhhmm, señora Choi, todo lo que hace le queda delicioso — Habló WooYoung luego de tragar lo que tenía en la boca.

—¿Verdad que sí? Hasta San me salió bien hermoso.

—¡Mamá!

—No se lo niego para nada, suegra.

San vio con un puchero a WooYoung, altamente sonrojado.

Siempre que WooYoung iba a su casa, su madre aprovechaba de avergonzarlo con comentarios en doble sentido que, si bien a veces no los entendía todos - qué bonita es la inocencia de San -, sí entendía algunos y eso le daba algo de vergüenza.

Su padre, por el contrario, estaba muy feliz de tener a WooYoung como yerno, de hecho, desde preadolescentes le había dicho a los dos amigos que se apuraran en ser pareja o alguien más iba a interferir.

Lo mismo era la familia de WooYoung, la madre y abuela molestaban a WooYoung diciéndole que había sido muy lento al pedirle ser pareja, pero que al menos ahora todo estaba en orden.

WooYoung se había aliviado mucho cuando recibieron los resultados de los exámenes hechos en la clínica, el golpe que San había recibido, por suerte, no había logrado llegar a ser tan fuerte para afectar las capacidades de su lóbulo frontal, por lo que estaría bien, solo tendría uno que otro dolor de cabeza por unos días pero que podía disminuirlo con pastillas.

Se había sentido terriblemente mal y culpable al no haber podido proteger a San en el momento, razón por la cual ahora gastaba en un guardaespaldas para tener a San seguro.

San le había dicho que no era necesario, que era un gasto en vano, pero WooYoung se había negado a que San fuera por ahí sin protección.

—Bien, chicos, voy a la cocina a ver cómo va el almuerzo, no coman tantas galletas que luego no van a tener hambre.

Igual WooYoung siguió comiendo galletas como si la vida le dependiera de ello, tomando una en sus manos y acercándola a Conejo.

—A ver, cómela.

—Woo, es un conejo, ellos no comen galletas, menos de chispas de chocolate.

—¡Chicos, faltan unas verduras para terminar los bollos al vapor, voy a la tienda y regres- WooYoung, ¿qué haces?

La mujer mayor se había asomado por la puerta de cristal corrediza para informar que iba a salir, pero se había extrañado al ver a WooYoung acercándole una galleta al conejo.

—A ver si la come — Respondió como si nada.

La mujer rió y asintió, dándose media vuelta para seguir con lo que iba a hacer, sabiendo que todo estaría en orden con ambos chicos.

—Pos vamos a hacer el intento a ver qué surge — WooYoung acercó más la galleta al terminar de hablar.

Conejo mordisqueó un poco la galleta, pero no le gustó y dejó caer migas algo húmedas en el pantalón de San.

—¡Ah, te dije que no le gustaría!

San dejó a Conejo en la mesa, ya que estaban en el patio trasero, se levantó y pasó varias veces sus manos por sus pantalones para dejar caer las migas al suelo, pero estas al estar ligeramente húmedas solo arruinaron más su pantalón.

Ese era de sus favoritos, ahora tenía pequeñas manchitas de comida en el.

—Oh no, se ensució mi pantalón — Frunció los labios de forma adorable.

—Si quieres yo te los cambio — Sonrió de forma ladeada.

San, como inocente querubín, no notó el doble sentido y asintió, tomando a Conejo en brazos, debía dejarlo adentro de la casa o se escaparía, ya que el animalito era muy curioso.

WooYoung rió para sus adentros y esperó que su suegra tardara un poco, mucho, más en la tienda de que ella había dicho.