¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Y tu hermano?
—¿El tuyo?
—Sí, ese.
—Castigado —responde de forma simple sin apartar la mirada del libro que tenía entre sus manos.
—¿Lo has vuelto a dejar en la calle?
—Lleváis aquí cinco días y ya me ha roto un cuadro, dos vasos, un plato y lo más importante de todo, ¡el portátil!
En ese momento Lukas comenzó a reírse por la indignación que portaban las palabras de su hermana pequeña; y teniendo en cuenta aquello, le parecía justificable que no quisiera abrirle la puerta a Max.
—¿Cuánto tiempo lo vas a tener ahí?
—Hasta que medite lo que ha hecho.
—Y mientras tanto, ¿te apetece hacer algo? —interroga tomando asiento en el sofá que quedaba libre.
—¿Quieres jugar al Monopoli?
Aquella proposición le parecía perfecta al mayor de los Wagner, por lo que no tardó en aceptarla. Mia, satisfecha con aquella respuesta, fue en busca del juego mientras Lukas aprovechaba para llenar un par de boles con palomitas y sacar un par de refrescos de la nevera.
—Por cierto, ¿Cody?
—Le he dicho que no hiciese planes para el viernes —explica Mia sacando las cosas que había sobre la mesa de centro para acto seguido colocar el tablero sobre esta.
—Y, ¿hablaréis sobre eso?
—En algún momento lo teníamos que hacer, ¿no?
—¿Estás nerviosa? —pregunta con gracia.
—¿Tú no estabas nervioso cuando le confesaste a Laura lo que sentías por ella?
—Osea, que le vas a decir que te gusta —afirma.
—Ese es el plan, ¿no?
—Mejor tarde que nunca —murmura el mayor.
Lukas prefirió no volver a tocar aquel tema en cuanto vio como el rostro de su hermana había adoptado un tono rojizo bastante llamativo, señal de que hablar de aquello la incomodaba. Por lo que prefirió callar y dar inicio a aquella partida del Monopoli.
(• • • • • •)
—Y... ¡He ganado!
—¡De eso nada!
—¿Perdona? Pero si estás totalmente endeudada —ataca el chico.
