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Eran la una de la madrugada de aquel sábado de diciembre. La segunda cita de Cody y Mia estaba a punto de llegar a su fin, después de haber pasado la tarde en el Hollywood Bowldisfrutando de un concierto de música rock y tras haber ido a uno de los mejores restaurantes de comida china de la ciudad a cenar.
Aunque por delante aún le quedaban unos cuantos quilómetros de caminata hasta llegar al apartamento de la actriz, donde el joven Christian volvería a pasar la noche.
—¿Cuándo te vas?
—Nuestro vuelo sale mañana a la noche, pasaré allí Navidad; y para fin de año estaré de vuelta.
—¿Quieres que os acerque al aeropuerto?
—Por favor.
Aunque el plan inicial de la austriaca era pasar Navidad y fin de año en su tierra natal, la inesperada propuesta que O'Brien le había hecho dos días atrás la había hecho cambiar de opinión. Y es que la idea que Dylan había presentado ante sus amigos era la de pasar el último día de aquel dos mil veinte y dar la bienvenida al nuevo año juntos.
—¿Sabes? Pensé que el año acabaría peor de lo que lo empecé en vista de todo lo que pasó; pero me equivocaba.
Ante aquella declaración de la chica, Cody soltó la mano que llevaba entrelazada con la de Mia y pasó su brazo derecho por sus hombros para atraerla hacia él y depositar un corto beso sobre su cabeza.
—Sinceramente, para mi, no podría acabar mejor —añade el chico.
Ambos guardaron silencio tras aquello, y durante los siguientes veinte minutos se limitaron a caminar por las calles de Los Ángeles en silencio, disfrutando de la compañía del otro.
—Cuando acaben los rodajes y todo eso...podría llevarte a Austria —la propuesta de Mia fue formulada justo cuando llegaron al portal de su edificio. Una propuesta que había rondado en varias ocasiones su mente.
—Me parecería una idea genial —acepta Cody esbozando una amplia sonrisa—. Al menos juego con el que tu padre ya me conoce y no tengo de que preocuparme.
La chica ríe ante sus palabras, y a continuación abre la puerta del portal.
—Y le caes genial. Otro punto a favor.
—¿Sabe esto?
—¿El qué? ¿Qué te has acostado con su hija?
Ante la declaración de Mia, el rostro de Cody se tiñe de rojo, aunque pasa desapercibido para su acompañante gracias a la poca luz que había en el pasillo de los ascensores. Aquellas no eran exactamente las palabras que él habría empleado.