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Mia gruñó por lo bajo cuando el timbre de su apartamento sonó con insistencia despertándola así del profundo sueño en el que estaba. Lentamente abrió los ojos, aunque no tardó en volver a cerrarlos de golpe ante la claridad que entraba por la ventana.
De nuevo el timbre.
Se llevó la mano a la cabeza ante el incesante martilleo que había comenzado a sentir en cuanto hizo el amago de incorporarse. Aquel fue también el preciso momento en el que reparó en el cuerpo desnudo de Sprayberry. Y fue entonces cuando los recuerdos de la noche anterior inundaron su mente.
—¡Mierda! —maldice enterrando su cabeza entre sus manos.
Dylan comenzó a moverse, señal de que se había despertado. Aunque cuando vio a Mia sentada a su lado no supo ubicarse, por lo que permaneció durante unos largos segundos meditando dónde estaba y qué había pasado.
—¡Mierda! —exclama e chico también al caer en la cuenta de lo que sucedía— ¿Hemos...?
—Esto no tenía que haber pasado —responde Mia pausadamente.
—Definitivamente, no.
Y una vez más, el timbre volvió a sonar.
—Vístete y no salgas de la habitación.
La chica rápidamente se apoderó de la camiseta que empleaba a modo de pijama, se la puso y salió apurada de su habitación.
—¿Qué haces aquí a estas horas? —se queja la anfitriona en cuanto abre la puerta y descubre a la persona que se encontraba del otro lado.
—Hola a ti también —responde con sarcasmo—. Y son las doce de la mañana, Mia.
—Demasiado temprano para un día de resaca —explica haciéndose a un lado y dejando entrar a su mejor amiga—. Esa no es la cuestión, ¿qué haces aquí?
—Ayer me deje todo en tu apartamento. Y eso incluye el móvil y las llaves de casa. Te dije que vendría a buscarlo.
—No recuerdo eso.
—No me esperaba otra cosa, la verdad.
Mia comenzó a caminar detrás de Leah, quien con paso decidido se adentró en el salón, donde, efectivamente, estaban todas sus cosas.
—Pensé que pasarías el día con Daniel.
—Y lo pasaré. Pero necesitaba recuperar mis bienes personales.
—¿Algo más? —Mia había tratado de sonar normal, pero el apuro con el que pronunció aquellas palabras hizo sospechar a su amiga.
