¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Marzo había llegado a su fin con casi tanta rapidez como febrero. Y es que entre entrevista y entrevista el tiempo se había pasado volando. A pesar de que para Mia ese tiempo se había relentizado de algún modo debido a la ausencia de Cody.
—¿Enserio llevas ya tres meses aguantando a este ser?
—Dylan, que estoy aquí —protesta Mia entre dientes.
Y a pesar de que la austriaca había planeado pasar aquellos días a solas con su novio mientras este no tuviese que grabar, Dylan tenía otros planes. Y si Dylan estaba allí, Leah no podía faltar.
—No, no, no. Lo realmente importante es, ¿cómo has soportado a mi hermano estos tres meses? —pregunta la joven Christian dirigiéndose a su mejor amiga.
—¿Me recordáis por qué estáis aquí? —cuestiona la anfitriona sin molestarse en contestar a la pregunta de Leah.
—Nos has invitado.
—De eso nada. Me invitó a mi —interfiere Cody—. Y vosotros os habéis dado por aludidos y habéis venido.
—Si molestamos nos vamos —responde el neoyorquino haciéndose el ofendido, causando así las risas de los demás—. Estamos interrumpiendo una sesión de sexo, ¿verdad?
—¡O'Brien! —exclama irritada su mejor amigo—. No me pagan lo suficiente como para aguantar esto.
—Eso es un sí —añade Leah en respuesta a Dylan.
Mia resopla mientras Cody vuelve a reir al ver que, pasaran los años que pasaran, Dylan seguía siendo Dylan.
—Como veo que no tenéis intención de iros, ¿pedimos pizza y vemos una película?
La rotunda afirmación por parte de su novio y sus amigos fue inmediata. Cody fue el encargado de llamar a la pizzería para realizar los encargos, mientras Leah y Dylan se abalanzaban sobre el mueble sitiuado al lado de la televisión donde Mia guardaba todos los cd's.
Por su parte la joven Wagner optó por ir a la cocina a buscar unas cervezas y algo para ir picando mientras no llegaba la cena.
—¿Qué opináis de ver Call me by yout name? —pregunta Leah alzando la voz para que Cody y Mia, que no estaban en el salón, lo escucharan.
La rotunda negatiba de ambos chicos, bastó para que la morena, entre protestas, buscase otra película.
—¿Alguno trabaja mañana? —vuelve a preguntar. Cuestión que iba más bien dirigida a su hermano.
—No, ¿por qué? —contesta ek mayor de los Christian.
—¿Qué os parece un maratón de las películas de Hannibal Lecter?