Compañía

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Esta mañana recibí una llamada de Melisa, está en la clínica. Me presento como su hermano para que me dejen entrar a verla; tiene vendada de su mano a su codo del brazo derecho — ¿Qué te pasó?

— Un muchacho me atropelló con su bicicleta, no es nada grave pero quería estar acompañada, Yenneth está trabajando y tu eres el unico en el que pensé.

— No te preocupes, pero tienes que decirle, eventualmente va a darse cuenta y va a pensar que tu esposo te hizo esto.

— No quiero que sigan trayendo a mi esposo a cada charla que tengamos, ya tengo suficiente con vivir con él.

— De acuerdo, ya no voy a mencionarlo.

— Te traje un jugo y un sandwich, pensé que podrías tener hambre, ya se acerca la hora de almorzar — Dice un joven entrando al cuarto.

— ¿Eres su enfermero? — Pregunto, ahora que me fijo bien, no tiene uniforme - ¿Quién eres?

— ¿Usted es su esposo? — Pregunta y es evidente lo nervioso que está.

— ¡¿Eres quien la atropelló, no miras por donde vas cuando manejas?!

— Fue un accidente, no la vi hasta que ya había chocado con ella.

— Evidentemente.

— Me duele la cabeza, por favor, no vas a conseguir nada reclamando cuando ya se disculpó conmigo — Dice Melisa, pongo mi mano en la parte de atrás de su cabeza y tomo su mano, siempre hago esto cuando Aurora se enferma.

— ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?

— Un par de horas más — Dice el muchacho, se me hace difícil ignorarlo.

— Voy a estar aquí hasta que te den de alta — Digo y beso su frente — El tiempo pasa rápido si conversamos.

Melisa se dirige al chico — Gracias por traerme aquí, Amaury.

— Solo estaba siendo responsable, ya sabe que puede llamarme para cualquier cosa, si hay que pagar algo yo me haré responsable.

— No va a ser necesario.

— Soy enfermero, si tiene una emergencia y estoy cerca puedo atenderla, atenderlos... — Dice esto ultimo con una mirada hacia mí — bueno, ya me voy, que esté bien.

— Es bastante raro, seguro estaba drogado cuando te atropelló - Digo una vez que el muchcaho ya no está. 

— ¿Puedes llevarme de vuelta al trabajo cuando salga? No quiero que Francisco se de cuenta.

— ¿Ya has visto tu brazo?

— Puedo usar una manga, tengo varias - Dice y baja su rostro como si tuviera verguenza. Eso me dice que ya ha usado esa táctica antes. 

— Tienes que salir de esa relación, Melisa.

— No puedo divorciarme hasta que no tenga mi bebé. Voy a denunciar a Francisco por lavado de dinero, tengo pruebas de eso, así no podrá negarse y tampoco pedirá la custodia del bebé. Ambos sabemos que los divorcios por violencia interfamiliar son muy complicados, no quiero quedar como una mentirosa si las pruebas no son suficientes.

— Puedes quedarte conmigo cuando eso pase, él no sabe dónde vivo.

— Sí — Asiente un poco asustada, beso su mano sana y la acaricio para que se sienta tranquila. Todavía falta mucho y no quiero que se arrepienta a último momento solo porque él la trata bien durante su embarazo.

Me alegra saber cuál será el nombre de la bebé por ella. Solo espero que todo salga bien como planea, si él hace que renuncie a su trabajo antes de que nazca la niña, yo estoy dispuesto a pagarle los abogados y ayudarla económicamente hasta el final, el dinero no ha sido un problema para mí desde hace años.

— ¿Entonces que te dijo? — Pregunta Yenneth en cuanto entra al auto.

— ¿Qué?

— Melisa no estuvo en el trabajo hoy, si no me llamó a mí seguro es porque estaba contigo o en casa.

— Tiene un plan para divorciarse con Francisco cuando tenga la bebé. Dice que tiene pruebas de asuntos ilegales, cosas que Francisco ha hecho.

— ¡Oh, pero eso está muy bien! — Nos quedamos en silencio después de especificarle algunas cosas.


°°° YENNETH °°°

Milton me deja en mi casa y me despido. Entonces es todo, no hay nada más que pueda hacer por Melisa, solo queda esperar y luego volver a esperar a que las cosas salgan bien.

Cuando me siento en el mueble y siento el peso de todas estas semanas sin dormir, de días enteros sin comer a menos que Milton me acompañara. No tengo apetito de nada, los montones de ropa ya no caben en las los baldes de ropa sucia, las cosas se pudren en la nevera ¿Cuándo cocinar dejó de gustarme?

Me doy cuenta que me quedé dormida en el mueble, solo porque me acabo de despertar. Escucho llorar a Ariel y subo corriendo a consolarlo; veo en el interior de su cuna un oso de peluche y lo abrazo a mi pecho con fuerza mientras me arrodillo en el suelo y lloro, lloro porque sigo sin poder imaginar mi vida más allá de este momento ¡Siento que todavía está conmigo pero no puedo verlo, no puedo sentirlo, mi amor ¿A dónde se ha ido ese amor?! 

°°°°°°

Dormí en el suelo. Bajo al primer piso y veo la sala, puedo ver a Brayan acunar a Ariel entre sus brazos y sigo llorando cada vez que recuerdo que podía ver ese amor, podía escuchar su voz, sentir su aroma y sería algo tan común pero ahora no puedo sentir eso, no puedo tener eso. - ¡Yenneth ¿Estás ahí?! - Escucho la voz de Milton, abro la puerta y me dice aliviado - Pensé que no estabas, Melisa me llamó preocupada porque no fuiste a trabajar ¿Está todo bien?

- Sí, sí - Una lágrima cae por mi mejilla - Te preocupas tanto por mí - Digo con una sonrisa.

- ¿Estás segura, puedo pasar? - Dice señalando el interior de la casa. Contesto positiva y me hago a un lado de la puerta para que pase - ¿Has dormido?

- Llegué rendida y me dormí en el sofá, por eso no me he cambiado.

- Trata de dormir bien, después vas a sufrir de dolores de espalda.

- ¿Puedo darte un abrazo? - Él me mira durante unos segundos pensando en mi pregunta. Estoy por decirle que si va a ser incómodo para él entonces prefiero no hacerlo, pero abre sus brazos y lloro de nuevo mientras me consuela. - Quédate conmigo, hazme compañía hoy, Milton.

- Estoy aquí, estoy aquí contigo.

EL UNO PARA EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora