Quédate

12 0 1
                                    


Miro a Milton confusa y vuelvo mi rostro a Marina quien dice - Entonces estarémos en contacto - Se inclina a mí para despedirse con beso de mejilla y se va.

- Estaba hablando con ella - Digo nerviosa por la forma en la que me mira. No parece enojado o triste, simplemente me mira directamente a los ojos.

- Perdón - Dice acercándose un poco - También quiero hablar contigo.

- ¿Es sobre lo de nuestra hija? 

- No, de eso no - Ladea el rostro y vuelve a mirarme - Escuché cuando estabas hablando con Melisa que pensabas en ir a Medellín ¿Es por lo de la mujer de la foto?

- No, yo... - Me giro en dirección a la cocina y voy para empezar a recoger los platos ¿Por qué me está preguntando esto? Después de lo que me dijo ahora me habla como si nada hubiera pasado ¿Ya me ha perdonado?

- Yenneth - Dice al pie de la puerta. Mi nombre en su boca me sobresaltó. Me bastó un segundo para sumergirme en mis pensamientos - ¿Qué pasa?

- Estoy nerviosa - Digo y vuelvo a juntar los platos de la comida y aperitivos en lavabo y el mezón de la cocina - No me hablaste durante días, me evitaste todo el día y ahora te ofreces a quedarte conmigo para ayudarme cuándo ambos sabemos que esta situación es muy incómoda.

- No era mi intensión incomodarte - Dice. Asiento con una sonsira forzada y me dirijo al patio para recoger los platos. 

Veo que no me sigue así que desamarro los globos decorativos con calma para evitar que se vayan volando y rodeo la casa para dejarlos amarrados en la cerca de en frente y que cualquiera que pase se los lleve porque no tengo ganas de barrer globos rotos ahora. Recojo los platos y vasos plasticos de la mesa exterior para meterlas en la bolsa de basura, no me toma mucho porque solo quedan unos pocos, la mayoría tiró lo que usó a la bolsa. Quito el mantel de la mesa, lo sacudo un poco, veo que no está sucio y lo dueblo. Corro la mesa a su lugar junto a la parrilla y tomo la silla que saqué para que se sentara Melisa. Al entrar veo que Milton está lavando los platos y la mesa ya está limpia. 

- Gracias  - Digo. - No hay de qué - Contesta él sin mirarme. 

Guardo el mantel en uno de los cajones de la cocina y busco la escoba para barrer el primer piso. Después de esto recojo las bolsas de regalo y las dueblo cuidadosamente, Milton se une a mí limpiando la mesita.

- Creo que ya es todo - Digo cuándo regresa a la cocina para dejar el trapo.

- De acuerdo - Dice mriando alrededor - No tardamos tanto.

- Gracias por ayudarme - Digo con una sonrisa nerviosa. Nos quedamos en silencio un segundo que se sintió eterno.

- Antes me dijiste que no tenías pensado ir a Medellín para confrontar a esa mujer - Dice acercándose a mí, se acerca tanto que mi corazón empieza a latir con fuerza - ¿Ahora deseas ir?

- Sí - Digo - Creo que me ha ganado la curiosidad y también alguien tiene que decirle que Brayan ha muerto.

- Te acompaño.

- ¿Qué?

- Sí, ya te había dicho que voy a estar para ti y no quiero que vayas sola. 

- Pensé que...

- Esto es un asunto diferente - Contesta firmemente - Yo no quiero que estés sola en una situación como esa. Todavía recuerdo cuando tuviste ese episodio de pánico y no quiero imaginarte así cuándo hables con esa mujer.

- ¿Crees que soy tan frágil? - Pregunto, no puedo evitar sonreír. 

- No pero creo que este viaje también puede ser para otras cosas - Dice con una sonrisa sutil. Me mira como si estuviera a punto de besarme ¿O soy yo la que queire hacerlo? - Como placer... - Dice - Ya sabes, comer y pasear bastante. Creo que es importante para refrescar la mente.

EL UNO PARA EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora