La Creatura

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Y E N N E T H 

Abro los ojos, pero los cierro inmediatamente a causa del resplandor. Cuando se acomoda mi vista veo a mi madre frente a mí y empiezo a llorar, me duele la garganta al tragar saliva, pero no puedo para de llorar.

Me doy cuenta que estaba dormida porque acabo de despertar. El doctor dice que tengo una pérdida parcial de la voz, me aconseja no esforzarme mucho y evitar solidos por un tiempo. Cuando llego a casa con mi madre, veo a Milton frente a la puerta de mi casa y esto me da algo de alegría.

- Hola, Yenneth ¿Cómo te sientes? - Dice acercándose lentamente - ¿Cómo estás?

- Bien – Digo con esfuerzo, tan solo decir esa palabra duele.

- No te esfuerces cariño – Dice mi madre a mi lado – no puede esforzar su voz o podría perderla - miro a mi madre y luego miro hacia la casa para que nos deje solos – Voy a prepararte algo de comer – me dice.

- Estoy bien – Digo. Mi voz se escucha algo distorsionada al hablar – me duele la garganta, pero ya pasará.

- Puedo llevarte a un lugar para que aprendas lengua de señas, así no tienes que esforzar tu voz.

- Entonces quieres pasar tiempo conmigo, ya veo – Digo con una sonrisa. Él sonríe, pero lentamente cambia su expresión - ¿Qué pasa?

- Hay algo de lo que tenemos que hablar. Es sobre lo que pasó después de que me fui - Dice. Busco en mi cabeza, pero no recuerdo mucho – sobre nuestro bebé.

- No, no vamos a hablar de eso – Digo, le doy la espalda para dirigirme a la puerta, pero toma mi brazo - ¡Suéltame! – llevo mi mano a la garganta inmediatamente, mis ojos se inundan de lágrimas por el dolor en mi garganta y los recuerdos que se reviven en mi mente.

- ¿Estás bien? Respira profundo – Lo escucho decir mientras pone su mano en mi espalda. Me obvio de él y lo miro a los ojos – perdóname.

- Te disculpas demasiado – Vocalizo, pero sale muy poco de mi voz, me volteo para evitar que me vea llorar.

- Lo sé – Dice a mi espalda, pone sus manos en mis hombros, pero me alejo y le digo en lengua de señas que se vaya. Parece sorprendido y triste.

Estuve aprendiendo lengua de señas por Internet desde esa vez que vi a Milton en el hospital. Veía mis clases a la hora del almuerzo y cada noche antes de ponerme a organizar las cosas de Brayan en cajas. A veces practicaba durante horas cuando no podía dormir y me sentía muy cansada como para recoger mi desastre.

El siguiente mes la pasé yendo a la corte por el caso de intento de homicidio que presenté en contra de Francisco. Presenté la grabación, mi historial médico y fotos de mi garganta después del ataque como evidencia, pero la grabación fue la parte más crucial porque se escuchaba claramente como Francisco dijo que sus intenciones eran quitarme la vida antes de empezar a ahorcarme. Le dieron cuarenta años de prisión con posibilidad de libertad condicional si se somete a una terapia para tratar la ira después de que cumpla los primeros diez años de su condena. Esto le aseguró el divorcio a Melisa antes de que su hija nazca, también le fue concedidas todas las propiedades y el dinero de sus cuentas.

Mayo

He recuperado por completo mi voz, pero continúo con mis clases de lengua de señas a la hora del almuerzo porque Melisa decidió renunciar y dedicarse a cuidar de sí misma y de su bebé después de que nazca. Tendrá suficiente dinero como para vivir diez años sin trabajar después de vender todas las propiedades y el auto de Francisco.

No he hablado con Milton desde hace un mes y no creí que volvamos a hablar por un tiempo hasta que recibo una llamada suya – Hola – contesto, algo nerviosa.

- ¿Cómo estás? – Pregunta, al parecer está conduciendo.

- Mucho mejor.

- ¿Podemos hablar hoy?

- Voy a llevar unas cajas a una bodega, creo que podríamos hablar mientras me ayudas con eso. Si quieres.

- De acuerdo, te recojo después del trabajo.

- No, ven a mi casa a las siete, voy a estar algo ocupada.

- Puedo ayudarte con lo que sea, tengo tiempo.

Cuando salgo del trabajo y lo veo de pie mirando mientras me acerco, me siento nerviosa, pero trato de disimularlo. Vamos a mi casa, me cambio la falda por un pantalón y los tacones por unos tenis para empezar a montar todo en la parte de atrás de la camioneta.

- ¿Cuándo empezaste a conducir? – Pregunta camino a las bodegas.

- Esta semana – Digo sin quitar mi mirada del volante – pensé que te habías olvidado de mí.

- ¿Yo, olvidarme de ti? – Dice con un tono de burla.

- ¿Para qué me llamaste? – Lo miro durante un segundo - ¿De qué quieres hablar?

- ¿Quieres que hablemos de algo? – Dice. Me quedo callada – Te llamé porque te extrañaba Yenneth, no podemos estar peleados para siempre.

- No creo que hayamos peleado, simplemente tuvimos un desacuerdo.

- Ni siquiera eso. Tu te niegas a decirme lo que pasó.

Cuando llegamos a las bodegas, pido mi llave y empezamos a guardar todas las cajas. Mi plan es dejar la bodega abandonada hasta que finalmente me boten las cosas, yo no sería capaz de hacerlo y tampoco deseo venderlas. 

- ¿Por qué nunca me dijiste nada? – Dice poniendo una caja dentro de la bodega. 

- ¿Qué? – Digo mientras bajo otra de la camioneta.

- Nunca me dijiste que estabas embarazada – Dice. Pongo la caja a un lado.

- ¿Quién te habló sobre eso?

- No creo poder decirte eso – Dice y lo observo el silencio durante varios segundos, seguro fue mi madre.

- ¿Qué tanto sabes?

- Sé que querías seguir con el embarazo, ibas a tener a nuestro bebé, pero lo perdiste.

- Melisa fue la que te lo dijo ¿verdad? – Digo. Se queda callado – eso no fue lo que pasó, eso fue lo que le dije a ella. Me fui a un internado para jóvenes porque mi mamá no quería que la gente supiera sobre mi embarazo. Mientras estaba allá le dije a Melisa que la perdí porque no quería que supiera que iba a darla en adopción o me convencería de conservar a la bebé, ya era difícil la decisión para mí.

- ¿Entonces la diste en adopción?

- No. No pude hacerlo – Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas, pero respiro profundo y evito llorar – Mi mamá estaba enojada por mi decisión, me dijo que la conservaríamos solo si la criaba como su hija y que no le diríamos la verdad.

- Por Dios Yenneth – Suspira.

- Murió cuando cumplió dos meses. Un día simplemente amaneció muerta en su cuna – Saco una foto de mi cartera y se la enseño – Después de eso terminamos porque no quería decirte la verdad y sentía mucho dolor como para hablar de ella. Su nombre... - Respiro profundo sintiendo un nudo en mi garganta - Su nombre era Anahí. 

- No puedo creer que me hayas ocultado esto por tanto tiempo – Dice. Parece estar tan molesto que las lágrimas van a escaparse de sus ojos.

- Perdóname. 

- No. No digas nada más.

- Milton... - Doy un paso hacia él, pero retrocede.

- No. 

Esa noche terminamos de guardar las cajas en la bodega y él se fue en un taxi. 

EL UNO PARA EL OTRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora