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Mangel

—Dadnos esas mochilas que traen y nos iremos. — Dijo uno. Parecía más joven que los otros , quizá de nuestra edad. Su tono era frío y desesperado.

Realmente estaba en una situación peligrosa , y aunque sabía que en algún momento pasaría esto. No me sentía listo.

Deseé haber entrenado más con la espada , aunque jamás fui bueno con ella sin importar como me empeñaba en ello.

— No tenemos comida. — Dijo Auron, muy tranquilo. — Y si la hubiera no podrían llevarsela.

—Vaya, se nota que no eres de por aquí por como hablas. — Observó otro hombre. Cuando sonrió me di cuenta que no tenia algunos dientes. — ¿Sabes que está prohibido turistas en este lugar ,no?

—Apartaos de nosotros. —ordenó Auron.

— Aunque este lugar se vea tan mal, hay algunos guardias por ahí. No les importará arrestarlos.— Insistió el desdentado, acercándose.

—¡He dicho que atrás!— Insistió Auron , mostrándoles una mano y llevándose la otra al cinto.

El hombre se detuvo y sacudió la cabeza.

—No sabes con quien te estás metiendo.

—¡Agarren al de gafas también!— Dijo otro.

Antes de que pudiera reaccionar , Auron desenfundó su espada y me tomó la mano.

Comenzó a abrirse camino a través de varios cortes contra aquellos hombres, la sangre  salpicaba por todos lados y sentía como se impregnaban en mis mejillas y ropa.

Él comenzó a correr tomando con gran fuerza mis manos, sin embargo le entorpecia. Cada vez aquellas personas se reunian y parecia no importarles el grado de sus heridas.

Tenía una espada también, pero cuando intenté sacarla me di cuenta lo temblorosas que estaban mis manos.

Solo se me caería.

Me sentí inútil y cobarde otra vez.

Auron dejó de correr, estaba cansado y nos habian vuelto a rodear.

—¡Auron yo también lucharé-

Pero este me lanzó su mochila mientras hablaba.

—Necesito que corras , Mangel.

—Pero yo puedo ayudarte. No te dejaré aquí solo. — Pedí

Este ni siquiera me miraba por fijarse en cualquier movimiento de ellos, los demás sonreían burlonamente.

— Me ayudarás mucho más si te vas, te seguiré luego solo date prisa.

«¿Ir a donde?» pensé, con el corazón acelerado viendo a unos guardias acercarse por el bullicio.

Uno me atacó en un movimiento tan rápido que no pude verlo. Lo esquivé como pude dándole una patada.

Uno más me agarró el brazo y corrí lo más que pude, me agarré  a una pared y la trepé , llegando a lo más alto.

Sentí algo raro en el brazo al subirme.

Caí de lado , convencido de que me había hecho daño en la cadera o pierna; pero Auron me había dicho que corriera en caso de peligro. Así que lo hice.

No sé por que supuse que estaría justo detrás de mí. Cuando llegué al final de la calle y vi que no estaba ahí, caí en la cuenta de que no habia nadie más detrás.

Mangelito ; Anhelando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora