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Mangel

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Mangel

Era pasado el medio día, el día era cálido y no había ni una sola nube en el cielo. Estaba junto a lolito, habíamos quedado con luzu en reunirnos para pasar el rato con los demás. Pero no sabía si irían todos.

Lolito no soltaba mi mano en ningún momento, se sentía muy cariñoso hoy y no planeaba alejarlo, lo disfrutaba tanto como él.

Al llegar a casa del ya mencionado, este nos recibió , dirigiendonos al sofá de su sala y bajando unas bebidas. Siempre tan cordial.

Observé la sala y no encontré a nadie, supuse que aún no llegaban. Lolito mientras tanto se recostó en mi hombro, abrazandose a mi brazo.

—¿Somos los primeros en llegar , luzu? —Grité, para que me oyese desde la cocina.

—Algo así. —Contestó una voz más grave que la de luzu.

Auron había salido de una habitación , algo despeinado y con la camisa de luzu puesta.

—Buenas. —Saludó lolito de inmediato, levantandose hacia el de barba. — ¿Qué haces aquí así vestido? No me digas que tú y el niño ese ya han..

—No, idiota. Solo me vine a desayunar en la mañana y como avisaron que iban a reunirse los demás. Me di una ducha y luzu me prestó ropa limpia. — Se explicó , amigablemente. Se notaba la confianza entre ambos.— Y hola , Mangel.

—Hola, Auron, que bueno verte.— Contesté amablemente.

Al ver a los dos charlando de diferentes cosas , decidí ir a hacerle compañía a luzu. Me sentía fuera de lugar en las charlas de lolito y Auron.

—Luzu, buena con Auron eh. — Contesté, encendiendo un cigarrillo y recostandome en la pared.

El castaño estaba acomodando unos bocadillos en unos tazones. Pero noté como casi los tira al oír mencionar a auron.

—Solo lo invite a comer en la mañana y decidió quedarse , como un amigo. — Contestó , algo nervioso, yo solo reí.

Ayude a preparar lo demás con luzu, y fuimos a la sala donde estaban los otros dos.

Se veían alegres de lejos , luego de esperar a los demás ,llegaron los otros. Al comienzo fue vegetta y seguidamente rubius.

—¡Mangel! — Saludó en un abrazo alzando la voz como siempre.

Le correspondí aquello , sonriendo por su ánimo.

—Que bueno que llegas, aunque algo tarde. — Hablé aún en su abrazo.

— ¿Qué? ¿Me extrañabas? —Contestó con picardía, a lo cual reí soltandole un leve codazo.

En un momento vi como el rubio miraba atrás sobre mi hombro algo serio para seguidamente sonreír. Me estrujó más en el abrazo.

Mangelito ; Anhelando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora