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Lolito

Me habia despedido de Mangel, estos días a su lado habían sido muy agradables. Era como vivir con un ángel muy dulce, tenía su encanto.

No habia sentido esas emociones tan buenas por alguien antes, lo que me hacia querer guardar y cuidar de mi niña.

Me paseé por el pueblo, me agradaba caminar y aunque me gustaba pasar tiempo con Mangel, no podia decir mucho de los demás. Preferia pasar el tiempo a solas con él que viendo como se divierte con los demás. Me ponía algo celoso ver a mi amigo tener otros amigos.

No había tenido un amigo antes así que este era especial.

Mientras vagaba en el pueblo recordé los sueños que habia tenido antes, y las pequeñas lagunas mentales que me surgían.

Dichos sueños empezaban a atormentarme , y hacerme sudar frío en la noche. Cosa que gracias a mi niña , solucionaba. Pudiendo abrazar a este y calmarme en las madrugadas.

Pero aún así me intrigaban el por que los tenía, en uno de estos me vi a mi mismo en un lugar lleno de fuego, con la ropa ensangrentada y con mucho terror de otras personas también manchadas de sangre. Como un culto o algo así.

Quizá tan solo era la molestia de no dormir en mi antigua casa y el echo de comenzar una nueva vida. Aunque no podía recordar mucho de esta.

Como si hubiese despertado por primera vez en este lugar, solo recordaba el bioma de invierno donde vivia. Aunque no con quienes.

Sacudí la cabeza en regaño, no queria seguir pensando cosas tontas , ahora tenia una cabaña y un pueblo al cual acostumbrarme.

Seguía en mis pensamientos hasta que oí la voz de una joven.

-Vaya, hola~ ¿Eres el nuevo del pueblo, no?

Dijo, para luego sujetarme del brazo en un abrazo. Era una mujer castaña, con ojos finos y piel canela. Tenia un vestido que hacia resaltar su escote y figura. La cual pegó a mi cuerpo.

-Ah.. Sí, supongo que ya se corrió la voz de que soy el nuevo.

Le respondí con un semblante algo serio.

- Genial~ Soy Lucy. ¿Quieres acompañarme a caminar? No suelen visitarnos caras tan lindas como las tuyas a este pequeño pueblo.- Me ofreció con una sonrisa coqueta. Era demasiado lanzada para ser una dama , pensaba en rechazarla hasta que otra idea surgió en mi cabeza. Idea que me hizo sonreir.

-Claro, con gusto te acompañare. Ven , vayamos a mi casa.-Rio ante mi respuesta tan directa también, yo solo le correspondí la sonrisa y la acompañe del brazo a mi cabaña.

Caminamos un rato hasta llegar a esta, y bajé un poco las escaleras hacia la mina , tomandola de su mano.

-¿Una mina?

-Sí, hay piedras lindas aquí abajo, dejame regalarte una.

-¿En serio? ¡Gracias! -Dijo emocionada , mis mareos empezaron a volver y en estos recuerdos tan rápidos que pasaban en mi cabeza , veia como al igual que ahora, llevaba a mujeres a sitios oscuros y desolados.

No entendia bien por que , sentia que ya habia hecho esto antes.

Cuando llegamos al final del camino de la cueva , había un lago de lava , tal vista hizo asustar a la joven. A quien apreté la mano y sonreí.

Otra vez sentí aquella sensación , esta vez no fueron recuerdos, si no el deseo. Deseo de tirar a aquella tipa tan hermosa a la lava.

Tras un rato de caminata , la joven comenzó a sentirse asustada por la oscuridad y por instinto, quizá.

Mangelito ; Anhelando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora