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Lolito

—¿Por que sigues haciendo esto tan dificil? — Se quejó Auron, tirandome el periodico en la cara.

En la portada de este estaba escrito "5 mujeres muertas en una sola noche" más debajo del titular se explicaba en letras pequeñas "5 mujeres hayadas asesinadas con terribles cortes en los cuerpos y sin la lengua , fueron encontradas esparcidas por el bosque. La gente comienza a pedir una solución entre quejas cada vez más insistentes."

Nos encontrabamos en aquella sala de terapias para nuestra sesión, y este siempre me enseñaba los periodicos cuando algo así de molesto sucedia.

Yo tan solo le miré con una expresión aburrida y de obviedad, lo cual hizo que el pelinegro soltase un suspiro.

—¿Es por Mangel, no? — Preguntó.

—¿Acaso podría ser por alguien más? —Respondí con imponencia.

—Ah.. Lolito, no puedo encargarme de encubrirte si haces cosas que ya no son solo un asesinato por día, si no mayores. La gente es dramática y terca, no paran de preguntar y meterse en los asuntos que yo me empeño tanto en tapar.

—Dijimos que en cuanto Mangel sea alcalde, todo sería fácil.— Me defendí , sentandome más rectamente en el sofá por la molestia de la situación.

—Sí, cuando lo sea. Todavía no lo es, ni siquiera has dormido nada por todo esto. Te van a pillar como sigas así y no te podré salvar.

—No necesitas seguir ayudandome, ya no te pagaré de todas formas.—Contesté de manera molesta, estos días estaba muy irritado por la indiferencia con la que me trataba Mangel, tanta que dolía.

Al decir aquello el de barba dio un golpe en su escritorio tan fuerte que logró resonar en la habitación.

—Esto no es un puto juego, necesitas ser más responsable de todo ello. ¿Piensas hundirte solamente y ya por la actitud de Mangel? Has matado a más de 100 chicas hasta ahora , y eso solo contando a las que dejas el cadáver, sin contar a las otras que tiras en la lava sería muchas más ¿Piensas dejarnos sin mujeres?— Habló con altitud en un gran reclamo.

Exhalé, estaba agobiado y cansado. Mi rostro tenía grandes ojeras y mi cabello totalmente desaliñado. Desde aquella vez que Mangel nos pilló, se volvió diferente. Aunque decía creerme y que no volvería a mencionar el tema, su actitud era fría y sin vida. Él había perdido aquella dulzura y calidez que me otrogaba cada día, y sin embargo, esa actitud tan gélida solo la tenía conmigo.

Parecía como si me ignorase fingiendo sonrisas ante mí, y el único desahogo que lograba recibir era el asesinar a otras mujeres. Quitarles yo mismo ese brillo que ellas tenían en los ojos, ese brillo que Mangel perdió.

Mangelito ; Anhelando El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora