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Tengo una deseosa confesión

Espero no te importe si te lo pido

Tengo demasiadas preguntas

Te juro que no me apegaré

Cuéntame tus secretos favoritos

Porque yo tengo demasiado para compartirte

Espero que puedas mantenerlos


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Estirando sus extremidades en un ruidoso bostezo salió Dong Myeong de su habitación en medio de la noche, despertó sediento y deseoso de un vaso del yogur de mora que Sun Mi escondió recelosamente en un rincón de la nevera, después de beberlo y lamer los restos como es debido salió de la cocina, arrastrando los pies descalzos sobre la alfombra, cuando vio por el rabillo del ojo una sospechosa sombra escabullirse tras de él.

"¿Un ladrón? No, hay seguridad por todas partes ¡Un fantasma!"

Su curiosidad venció a su instinto de autopreservación que le decía que huyera y terminó corriendo hacia la dirección en la que la sombra se había dirigido solo para ver cómo se cerraba la puerta que daba al patio trasero, al asomarse, algo asustado, distinguió la fuerte figura de Geon Hak corriendo camino a la casa de empleados.

"¿Qué demonios?"

De regreso a su cuarto pensó en los motivos que llevarían a Geon Hak a salir de su casa en medio de la madrugada, pero entre todos aquellos un motivo de cabello castaño destacaba ¿Una aventura romántica con su guardia de seguridad? Sonaba a algo más digno de él mismo que del siempre recatado Dong Ju.

Se sobresaltó cuando al lanzarse en su cama, previamente vacía, cayó sobre el pecho desnudo de Ki Wook.

Kuso!  (¡Mierda!)—exclamó el menor ante el repentino golpe.

— ¡Mierda Wookie! ¡No aparezcas así de la nada!

Ki Wook continuó frotando su pecho que había recibido todo el impacto del peso de Dong Myeong.

— ¿Duele mucho? ¿Estás bien?

— Sí. Solo vine porque tengo insomnio, podías solo echarme no tenías que intentar asesinarme.

— Idiota, pensé que estaba sólo, se supone que hoy te quedarías en tu habitación estudiando y dormirías ahí.

— Se supone, pero una vez intenté dormir no me sentí cómodo.

— No me digas —dijo Dong Myeong acercándose con una sonrisa sugerente, estiró el dedo índice y lo deslizó desde la garganta hasta el estómago de Ki Wook en un gesto coqueto— ¿Extrañaste mis brazos?

Son'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora