XX

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Llamé a mi hermano gritando

Me enamoré y luego caí

Y no sé si pueda soportar el golpe

Dejé a un extraño en mi cama

Y fingí que eras él

Porque necesitaba sentirme querido

Tengo que encontrar otra manera

Estoy aprendiendo a vivir

Estoy tratando de ser mejor

Estoy aprendiendo a dar

Pero no sé si soy generoso

Pero no sé si soy generoso

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Los tres días del campamento fueron poco menos que una montaña rusa para Dong Ju, aunque esta solo subía y subía, empezaba a temer la caída ¿Y si para el otro no significaba nada? ¿Este estaría acostumbrado a intimar con otros chicos? Al llegar a casa todos tomaron caminos separados, él se encerró en su habitación y Geon Hak regresó a la casa de empleados.

Esa noche a Dong Ju le costaba dormir, no podía cerrar los ojos sin que una de las escenas más recientes con Geon Hak invadieran sus pensamientos haciéndolo sonrojar, entre esos el recuerdo de su desnudez, no entendía cómo alguien podía ser tan atractivo. Los recuerdos de las cicatrices en su cuerpo también regresaron, eran aterradoras, se le encogía el corazón al imaginar cuanto habría sangrado, cuán profundos habían sido los cortes y cuanto debieron de doler. Aunque bromeó respecto a la pandilla no pudo evitar pensarlo ahora seriamente ¿Y si había estado metido en asuntos peligrosos? Había muchísimo de él que no conocía; sus orígenes. Su pasado era un misterio que empezaba a querer descifrar, al fin sentía interés y ahora era él quién quería preguntar hasta saciar su curiosidad.

En la mesita de noche el celular se iluminó por la llegada de un mensaje, Dong Ju se apresuró a tomarlo adivinando acertadamente el remitente.

Mañana tengo el día libre, ven a pasarlo en mi casa. 😄

No respondió, pero tampoco había sido una pregunta, iría a pasar el día en la casa de Geon Hak y conocería a su familia, no había nada sobre lo cual dudar al respecto.

Al día siguiente despertó temprano como de costumbre y retomó su olvidado hábito de trotar, esta vez para variar Dong Myeong se le unió.

— Así que llegaron a segunda base ¿eh? —preguntó el rubio agitado, trotando a paso más lento.

— No sé —evadió el tema acelerando su trote, pero el rubio lo alcanzó y tiró de su brazo para que no escapara.

— Ni se te ocurra intentar negarlo, escuché sonidos raros.

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