A pesar de su parecido físico los mellizos han vivido en mundos completamente diferentes. Después de años de separación Dong Myeong es obligado por su madre a dejar atrás su alocada vida en Estados Unidos con la excusa de luchar contra Dong Ju por l...
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Dímelo Mama, Mama
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Son Dong Ju tuvo una sensación de Déjà vu, sentado en la sala de estar con las palmas húmedas y las piernas temblorosas, esperando a alguien con quien compartía sangre, pero a quien nunca había visto en su vida. Igual que hace meses, esta vez había optado por ahorrarse el viaje al aeropuerto, prefiriendo enfrentar una situación incómoda en la seguridad de su hogar.
Al menos algo era diferente esta vez, el golpeteo de los tacones que Sun Mi tercamente se había calzado pese a su condición y el andar de Dong Myeong de un lado al otro en la estancia lo distraían.
— Vas a hacer una zanja en el suelo, ya has caminado como diez kilómetros en la misma zona, al menos ve a otra habitación —comentó el castaño a su hermano.
El pelirrojo detuvo su andar y lo miró fijamente antes de bufar y responder:
— Como lo esperaba del siempre genial Dong Ju, fingiendo no estar nervioso.
— Lo estoy, pero no podemos perder la cabeza los dos al tiempo. Para empezar ¿qué te tiene nervioso? Tú ya la conoces.
— ¡Justo porque la conozco es que estoy nervioso! —exclamó el rubio sentándose junto a su hermano, luego susurró cuidando que la pelinegra no lo escuchara, no obstante, esta parecía demasiado abstraída en sus pensamientos de todos modos— Esa mujer va a hacer algo que altere a Sun Mi en cualquier momento y yo voy a tener que meterla de vuelta a su avión de una patada.
— Es nuestra progenitora, no hables-
Se detuvo a media frase cuando las puertas se abrieron, la luz blanca del cielo era tan resplandeciente que apenas dejaba distinguir la silueta de una mujer delgada con el cabello ondulado suelto, y otras dos siluetas masculinas a su lado que debían de ser Jang Hyun y Ki Wook.
Un susurro ahogado provino de ella.
— Dong Ju.
El mencionado se puso de pie y caminó rígidamente hasta la mujer, cuya silueta se fue aclarando para dejar ver los rasgos delicados y hermosos de aquel rostro que apenas había visto en fotos; su madre.
Ella sostenía en sus brazos a una pequeña bebé, la acomodó en un brazo y de forma vacilante extendió su mano hacia el joven que permanecía inmovilizado por la mezcla de emociones. Cuando los dedos largos alcanzaron su mejilla otra mano dio una palmada firme que rompió el contacto, y en lo que duró un parpadeo todo lo que Dong Ju podía observar era la nuca de su hermano Dong Myeong, quién cumplía la función de pared entre ambos.
