A pesar de su parecido físico los mellizos han vivido en mundos completamente diferentes. Después de años de separación Dong Myeong es obligado por su madre a dejar atrás su alocada vida en Estados Unidos con la excusa de luchar contra Dong Ju por l...
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Nadie preguntó nada cuando Dong Ju bajó del tren, o cuando resistió todo el viaje en auto en silencio y con los ojos llorosos, ni siquiera cuando tomó del brazo a Geon Hak y lo hizo entrar a la casa frente a toda la familia, Dong Myeong y Ki Wook no preguntaron porque eran conocedores del dolor por el que pasaba, lo habían presenciado, sobre el porqué Jang Hyun y Sun Mi guardaron silencio solo se podía especular, puede empatizaran con la situación del muchacho, aunque no la conocieran a fondo, o quizá tenían otros problemas más urgentes de los cuales ocuparse.
Esa tarde en el cuarto del piano Dong Ju lloró sin parar al menos por una hora, Geon Hak se limitó a abrazarlo hasta que se detuvo con un gran suspiro, se limpió el rostro con un pañuelo y su respiración agitada se calmó lentamente, sentado en el alfeizar de la ventana miró el cielo por un rato sin la intención de hablar, el chico a su lado tampoco intentó iniciar una conversación.
Se sentía triste por la ausencia, dolorido por toda la indiferencia previa pero sobre todo aliviado, como si un gran peso que oprimía su pecho hubiera sido levantado al fin dejándolo respirar, ya no se sentía culpable, pese a haber aprovechado el descuido para robarle un beso, ni sucio, aunque aún estaba herido sabía que era el momento en el que empezaría a sanar y Ha Rin sería feliz como nunca antes lo fue.
— Me siento mejor —dijo.
— ¿Seguro?
— Por completo seguro.
— ¿Qué le dijiste cuando entraste al tren?
— La verdad, le confesé mis sentimientos —respondió omitiendo intencionalmente el detalle del beso.
— Estoy muy orgulloso de ti. Bien hecho.
La puerta se abrió y Dong Myeong se asomó.
— Se detuvo el llanto, eso es porque te calmaste o moriste —comentó el rubio entrando a la habitación, tras él Ki Wook sostenía una bandeja.