II

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Ahora estoy solo, perdí mi magia.

Lidiando con tu mierda, ahora que lo he superado

Tomaste una parte de mí,me dejaste con los recuerdos.

Nunca fuimos una familia.

Ahora estás de pie delante de mi puerta,como si nada de esto hubiera pasado.


"Extraño mi hogar" —aquel pensamiento perduraba en su mente cada día que despertaba con el frío de Seúl calándole en los huesos y descubría que no estaba en su habitación donde el sonido del mar lo arrullada

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"Extraño mi hogar" —aquel pensamiento perduraba en su mente cada día que despertaba con el frío de Seúl calándole en los huesos y descubría que no estaba en su habitación donde el sonido del mar lo arrullada. Entendía que había sido un maldito, que faltar a clases con tal de salir de fiesta no había sido la mejor decisión.

"Pero ella solo buscó la forma más rápida de deshacerse de mí"

El ruido del celular empezaba a aturdirlo, la noche anterior olvidó ponerlo en modo vibrador aun sabiendo que Hyun Ah (había decidido dejar de llamarla "mamá") intentaría comunicarse con él a primera hora del día, se removió entre las sábanas buscando el aparato y lo apagó.

Se levantó de la cama y reprodujo en su laptop una canción al azar, se duchó, cepilló sus dientes, aplicó una docena de productos de belleza en su cuerpo y estilizó su cabello rubio.

Estaba ajustando el nudo de la corbata roja del uniforme cuando alguien tocó la puerta, debía ser la mucama, hace una semana había ordenado que le llevaran el desayuno a la habitación, su mellizo había dejado de hacer el desayuno, que generalmente era estilo americano, y Dong Myeong no estaba particularmente emocionado por la gastronomía coreana, le disgustaba bastante. Al abrir la puerta un chico con cabello azul le sonreía mientras cargaba una bandeja con platillos desconocidos para el rubio.

—No me digas que esa es mi comida —dijo mirando de soslayo los diferentes cuencos.

—Es lo que comimos todos.

—Déjalo ahí, no lo quiero ni probar —Con un ademán de fastidio le señaló la cómoda—. ¿Me trajiste algo?

—Uno de los dulces de Dong Ju, temo que un día de estos me mate por robar sus cosas.

—Es un pequeño conejito al que le gusta parecer malvado, no te va a hacer nada —Mordió la barra de cereales, poco a poco empezaba a tomarle gusto a aquellos dulces robados.

Se sentó en la cama con la laptop en su regazo e inició sesión en sus SNS, vagando por el feed de Instagram encontró la foto de cierto chico guapo y masculino besando a una muchacha pelirroja de apariencia europea.

—Agh, lo odio —siseó cerrando el computador con brusquedad, de forma descuidada se sentó en la cama.

—¿A quién? —preguntó el menor sentándose a su lado.

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