A pesar de su parecido físico los mellizos han vivido en mundos completamente diferentes. Después de años de separación Dong Myeong es obligado por su madre a dejar atrás su alocada vida en Estados Unidos con la excusa de luchar contra Dong Ju por l...
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Dong Myeong era una persona naturalmente sociable que adoraba salir a divertirse, sin embargo desde que sus pies había pisado Corea se había negado casi por completo a conocer el lugar, limitando sus salidas a lo estrictamente necesario, al menos así era hasta ese fin de semana en el que no solo salió a comer y a pasear porque Dong Ju parecía necesitarlo, sino que había terminado caminando por las calles ajetreadas de Seúl de la mano de Ki Wook, y debía admitir que no había otro lugar en el que deseara estar en ese momento, los últimos rayos de sol del día y las luces neón de los escaparates se reflejaban en el asfalto mojado y era difícil moverse entre la multitud de personas que caminaban apresuradamente intentando resguardarse de la llovizna, que aunque suave, no parecía que fuera a cesar pronto, los jóvenes no llevaban un paraguas consigo por lo que no tuvieron de otra que correr al café más cercano esperando a que escampara.
Hongdae era una calle animada incluso bajo la lluvia, conocida por su vibrante vida nocturna, ya que ahí se situaban todo tipo de bares y karaokes, desde la ventana del café en que entraron podían ver a las personas ir de un lugar a otro, tan vivaces como si la lluvia no existiera. Dong Myeong suspiró.
— Odio que la ley aquí sea tan estricta, es prácticamente imposible que podamos ir a un bar antes de los veinte años.
Una mano se posó sobre su cabeza, sacudiendo las gotas de agua acumuladas en sus cabellos rubios.
— Parece que realmente te gusta realizar actividades para mayores de veinte años —broméo Ki Wook alzando las cejas de forma pícara.
— Bueno, no oí quejas cuando hice esas cosas para mayores de veinte sobre tu pene —contraatacó el mayor haciendo que Ki Wook se sonrojara violentamente.
— ¡Myeongie-chan! —exclamó cubriendo sus azoradas mejillas.
Dong Myeong rio por la exagerada reacción del menor, viéndolo en ese momento parecía un inocente estudiante de primer año siendo acosado por un hyung pervertido, y en esencia así era, pero ¿quién imaginaría que ese dulce dongsaeng es quién termina presionando a su hyung contra la cama la mayoría de las veces?
Las bebidas humeantes que pidieron estaban listas, Ki Wook las llevó hasta la mesa haciendo equilibrio para no quemarse al derramar algunas gotas sobre sus manos, pero justo lo que temía sucedió y apenas pudo dejar las tazas en la mesa antes de soltar un quejido y sostener su mano lastimada.