Comenzó a llover de una manera horrible, lo juro, casi parece que los Dioses meteorológicos están teniendo un combate allí arriba.
—Vamos a esperar a que cese un poco y te llevo a casa— Katrina asiente, observando temerosa por las ventanas— muy bien, pon tú trasero aquí y mira esto.
—¿Qué es?
—Una solución a tú miedo a la oscuridad ¿Tienes el televisor en tú habitación?— asiente— Bueno, pues conectas esta cosa y bualá—se ilumina la habitación— muchas luces de colores, sencillo.
—¿Le temes o temías a la oscuridad?
—Temía, cuando era más pequeño, esto me salvó la vida— y la de mis hermanos, que no soportaban dormir conmigo— te la heredo, luego podremos pensar en una solución más linda estéticamente.
Toma el aparato entre sus manos, sonríe un poco y agradece el gesto.
—Me recuerdas un poco a Solji ¿Sabes?—dice, de la nada.
—¿Así de sorprendente es ella?
—Es asombrosa— adula— siento que podrían ser buenos amigos. Ella es dulce, es amable y guapísima.
—Si tú lo dices es porque ha de ser cierto—le daré el beneficio de la duda, ya no me confío de las amistades que tiene esta mujer— Te preguntaré algo y espero que no te molestes conmigo, pero ¿por qué tienes amigas como Runa?
—Yuna.
—Esa mierda.
Blanquea la mirada, pero responde.
—Ella no es tan mala como crees— no, seguro es peor— es divertida, quizás un poco irritante a veces pero, aunque no lo creas, está muy sola y dolida con la vida, supongo.
—Creo que no deberías justificarla ¿Alguna vez ha sido ofensiva hacia ti?
Encoge los hombros.
—Las amigas se ofenden todo el tiempo, pero nunca es en serio.
—Si comparamos a Tina con Solji— coloco un ejemplo, para tener algún efecto en su manera de pensar actual— ¿Solji te ha ofendido alguna vez y te ha dicho que es una broma luego de hacerlo?
Lo piensa, termina negando.
—No, Solji se ofende fácilmente, así que nunca la he escuchado decir algo feo a otra persona precisamente porque no le gusta que le hablen mal a ella.
—Me pedirás que me aleje de Yuna, ya lo han hecho antes.
—No, no te aconsejaré tal cosa. Lo que si te pediré es que no te dejes afectar por lo que ella o cualquiera diga de ti.
Juega con sus dedos, se muerde el labio y suspira profundamente.
—¿Tan obvio es?
—Mm, si te refieres a que tienes una inseguridad enorme hacia ti misma que es producto de los comentarios externos de muy malas amistades y/o personas del entorno diario... si, es muy obvio— sonrío para quitarle tensión al ambiente.
—Pero, he estado trabajando en eso, de verdad.
—Y estoy seguro de que sabes lo que debes hacer si quieres avanzar.
—Es complicado.
Con esa lunática aferrada a ella, seguro que es complicado. La puerta se abre y eso me resulta extraño porque no escuché el ascensor, me pongo alerta y me calmo después cuando veo quién es.
Solo se trata de Seokjin.
—Oh— dice— no sabía que tenías compañía.
Katrina se levanta y lo saluda con una inclinación, porque Katrina es muy educada. Yo me quedo tirado en la cama porque es mi hermano, no la reina.
—¿Qué pasó?
—Nada, venía a preguntarte si hago que suban la cena.
—Vamos a cenar aquí.
—Perfectamente entendible— muy bien, ahora vete— ¿Nos conocemos?
O quédate, qué más da.
—Veo finanzas con usted— otra vez, comienza a hablar en voz baja, casi inaudible— último año.
—Ah, si, no soy bueno con los rostros.
—Soy amiga de Lee Yuna.
Seokjin parpadea.
—¿Quién?— me río porque la memoria de Seokjin es una porquería, se acuerda de nosotros porque nos ve todos los días— Lee Yuna... Lee Yuna... ¿seguro si va a mi clase?
—Katrina Jung— le digo.
—Ella si va a mi clase, presentó cinco talleres la última semana después de retomar sus estudios— la mira— ¿Eres amiga suya?
Vuelvo a reírme, reitero, una memoria de mierda.
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