—Oh, créeme, sé muy bien lo que digo— aseguro, comenzando a molestarme— son mis sentimientos, por supuesto que estoy seguro de ellos.
—Es solo que... te dije que podíamos ser amigos.
—Acabo de darme cuenta de que no puedo— soy honesto— sé qué eres para mi y que en algún momento tú también te darás cuenta de que yo soy para ti, pero no puedo condenarme al papel de amigo hasta entonces por el simple hecho de que yo no quiero ser tú amigo—se voltea en la cama, mirándome— y lo más extraño es que yo sé, yo puedo ver qué también me quieres, pero por alguna loca razón, tú sigues diciendo que no.
—Tae...
—Pero no te preocupes, yo iré a tú ritmo—digo con intención de tranquilizarla— no es como yo haría las cosas, pero se trata de que quiero que estés cómoda y segura cuando se trata de mi.
Sonríe suavemente y afirma con la cabeza, mi intención no es presionarla, pero si dejar bien en claro mis sentimientos y si tengo que hacerlo varias veces más para que no se le olvide, lo haré con tal de no quedarme estancado en esta posición amistosa.
—¿Puedo quedarme a dormir contigo?
Vaya cambio de tema más drástico.
—Yo encantado ¿te llevo a casa para que empaques lo que necesites?— niega.
—No es necesario, me prestas una camiseta y listo. Traigo conmigo algunas cosas, me quedé con Solji.
Trago saliva, o sea, va a dormir con mi ropa puesta. Qué fantasía.
—Claro ¿quieres hacer algo?
—Quiero ir con Boris.
—Pues vamos con Boris.
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Yo estaba muy conmovido porque Boris amó a Katrina y jugaba con ella, me sentí tranquilo pues eso era aceptación.
Pero esa aceptación me tiene corriendo detrás de ambos como un imbécil por todo el primer piso pues Boris salió como fuego artificial con Katrina en su lomo y aunque ella no parece muy preocupada por estar montando el lomo de un tigre, yo si estoy paranoico.
Joder, que puede tirarla al suelo de un frenazo y ella está carcajeando de lo lindo.
Escucho a Hoseok gritar y posterior a eso reírse, halagando el equilibrio de la fémina cuando debería estar ayudándome a detener esta locura.
Y mi angustia aumenta cuando salen al exterior, campo abierto.
—¡¿Quieren ayudarme?!
—Pero... si parece divertirse...
—¡Pues yo no me estoy divirtiendo!
Y ahí nos tienen, siete estúpidos detrás de un tigre intentando encontrar la manera de rodearlo para que se detenga, lo peor de todo es que no dejan de reírse los desgraciados mientras que si yo tuviese corazón, este estaría a punto de reventarse.
Katrina deja de reír y grita que ya está mareándose y yo le respondo que ya era hora mientras pienso en una sola cosa.
¿Por qué Boris me odia? Es pregunta seria, siempre está dándome problemas y ataques de angustia.
Y también, somos siete ¿cómo es que siete de nosotros no pueden con un tigre blanco doméstico? solo le faltan unos veinte tornillos, no debería ser difícil de atrapar.
Si existe un Dios vampírico de los animales, no es familiar nuestro, así que no puede ayudarme.
Boris llega hasta el lago dónde suelo traerlos a pasear y el desgraciado hace lo que no creí que haría; se lanza al agua con Katrina incluida y mi angustia aumenta. Todos nos quedamos estáticos.
Pero la señorita saca la cabeza y está riéndose como nunca la he escuchado reírse, Boris la empuja con la cabeza hacia la orilla, claro, quiere salvarla ahora cuando fue el quién casi la mata, sale primero él tigre y se sacude.
Katrina escurre por todos lados y sigue riéndose, contagiando al resto.
Menos a mí que no me puedo morir pero sentí que me iba.
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