Supongo que todo puede suceder ahora y habrá tiempo para explicaciones más tarde.
Me acerqué, con delicadeza tomé las manos de Katrina, la ubiqué detrás de mí y le pedí que enterrara el rostro en mi espalda y cerrara los ojos hasta que yo le permitiera abrirlos.
Los Dioses vampíricos tenemos prohibido agredir físicamente a los seres humanos ¿Por qué? Pues porque somos más elegantes que eso, nosotros no golpeamos, nosotros castigamos de manera permanente a quiénes consideramos han cometido una falta o insulto hacia nuestra persona o allegados.
Suspiro.
—Son contadas con los dedos de mi mano las veces en las que me he topado con humanos tan desagradables— saco mi teléfono del bolsillo, un mensaje rápido a Yoongi y sé que estarán llegando en menos de dos minutos— No sé quién les ha dado el derecho de maltratar a una persona de esta manera, pero creo que ya ha sido suficiente.
—Mira, no te metas ¿Quieres?— Hansung era ese tipo de chico que vivía muy orgulloso de su rostro y supuesto carisma que atraía a tantas mujeres— Busca a tú propia niña inteligente, esa ya está apartada.
Katrina apretó mi abrigo entre sus puños, aquello le había dolido, aunque creo que no tanto eso.
Debió doler más el que Yuna no dijera nada para defenderla, ella solo soltó una risilla burlona.
—Ya, Hansung, estás siendo malo— me miró— no estaríamos teniendo esta charla con Katrina si no hubieses sido tan malo.
—¿Entonces es mi culpa que estén tratando a Katrina como si fuese un perro faldero?
Iba a responderme, pero se quedó viendo detrás mío, ya había sentido la presencia de mis tres hermanos mayores llegar y los suspiros pesados de Yoongi porque le estresaba resolver problemas.
—¿Qué pasó?—preguntó Namjoon— ¿Ya te hartaste?
—Mi paciencia no es de oro.
—Se nota— Seokjin se encogió de hombros—llama al tío y pídele la autorización, te debe un favor, así que no dudará en permitirtelo.
—Te ayudaremos con el juicio.
Los Dioses vampíricos también somos muy organizados, tanto, que al existir un Dios para cada cosa en el mundo, debíamos buscar la autorización de este según nuestro deseo.
Si yo quiero castigar a alguien, debo pedir la autorización al Dios vampírico de los castigos y penitencias, el cuál para suerte mía, era parte de la familia y como mencionó Seokjin, me debía un favor, así que no fue de extrañar que apenas lo contactara, aceptara.
—Hazlo, simplemente pásame reporte antes de finalizar el día y lo agregaré al listado. Concedido.
Hansung resopló, parecía cansado de esperar a que alguien hiciera o dijera algo, se acercó a mi con dos pasos largos para intentar llegar hasta Katrina, no se lo permití, pues asustado de momento, retrocedió tanto como pudo.
Sonreí.
—¿Qué pasó?
Yuna gritó.
He de admitir que nuestra forma vampírica no es la más atractiva, nuestros ojos cambian, obtenemos cicatrices, nuestra piel palidece y manchas púrpura aparecen, nuestras facciones se marcan aún más y como es el caso de todos los hermanos de esta familia; nuestros colmillos son la parte más grande y aterradora de nuestro rostro, no podemos elegir como vamos a vernos cuando nuestra faceta divina se hace presente.
Era la hora del juicio.
—Seokjin— le llamé— tendrás que hacer esto por mi.
—Vale, pero me debes una.
El juicio sucedía de la siguiente manera; los cuatro nos ubicariamos en diferentes puntos formando un cuadrado que dejaría a Yuna y Hansung en el medio, como no se supone que alguien nos vea, debemos llamar a la barrera de protección, está barrera impide que cualquier otro ser interrumpa el juicio o siquiera se acerque al lugar donde esté dándose.
Ya que ellos están tan orgullosos de su belleza, haré que el Dios de esta se las arrebate para siempre.
Así lo pensarán dos veces antes de volver a degradar a alguien solo porque no posee un físico de su gusto.
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