No soy de cristal

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POV Rukawa------

Tragaste saliva al ver a la muchacha, vestida con un conjunto de lencería roja de encaje y un gorrito de navidad, el pelo en dos trenzas algo sueltas.

Yumi - Que te parece?

La miraste de arriba abajo, el animal de tu interior gritaba por saltar encima de la muchacha, últimamente el deseo de estaba haciendo presente, tanto tiempo sin disfrutar del cuerpo de la pianista se estaba haciendo muy duro.

Te acercaste lentamente, alzaste tu mano con la intención de arreglarle las trenzas a la chica ya que como aún no tenía la movilidad suficiente, las había hecho torpemente. De forma inconsciente, la muchacha se encogió y dió un paso atrás, en seguida retiraste tu mano.

Yumi - Espera yo...!

Rukawa - No pasa nada Yumi si no estás lista...

Las lágrimas le rodaron por el rostro, no sabías bien que hacer, en otro momento simplemente la habrías estrechado entre tus brazos.

Yumi - No me voy a romper sabes!

Te gritó cuando empezaste a andar para salir de la habitación, te giraste contrariado mirándola, ella no estaba asustada o triste, estaba enfadada.

Yumi - Si ya no te gusto o no quieres estar aquí puedes decirlo! Pero yo... Yo, no soy de cristal!

Rukawa - Yumi pero...

La muchacha te empujó, tú apartaste sus manos y la miraste serio, con el movimiento una de sus trenzas se había soltado, ella se sujetó los mechones de pelo con las manos temblorosas.

Acercaste tus manos para ayudarla, pero ella te frenó, viste como lentamente volvía a trenzarse el pelo, los dedos de la mano derecha le temblaban ligeramente y apretaba los labios con concentración.

Yumi - Quiero que me trates como antes...

Rukawa - A que te refieres?

Yumi - Ni siquiera intentas tomarme el pelo, o molestarme...

Rukawa - Quieres que te moleste?

No entendías a la muchacha, la veías haciendo aspamientos y mohines como una niña pequeña, poco a poco te iba a sacando de quicio.

Rukawa - Se acabó!

La cogiste como un saco de patatas, la chica empezó a patalear y a quejarse, tú la ignoraste y la dejaste caer sobre la cama de matrimonio.

Rukawa - Te aviso... Llevo tiempo conteniendome

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POV Yumi

Se te pusieron los pelos de punta al ver la mirada del moreno al dejarte sobre la cama, otras veces que te habías insinuado había hecho eso, cogerte en brazos y llevarte a la cama, pero te había besado la frente y te había obligado a descansar... Esta vez su mirada era intensa, fija y penetrante.

Rukawa - Te aviso... Llevo tiempo conteniendome...

El muchacho se quitó la camiseta y tú tragaste saliva al ver de nuevo sus marcados abdominales, la lanzó lejos y se acercó a ti lentamente, poniéndose sobre ti, que estabas tumbada boca arriba en el colchón.

Rukawa - Es la última oportunidad de echarte atrás...

El chico hundió su rostro en tu cuello, mordiendo suavemente el lóbulo de tu oreja y dejando caer algo de su peso sobre ti, un ligero gemido salió de tus labios al notar la firme erección del muchacho sobre tus muslos, acalorado se incorporó y te miró a los ojos fijamente.

Rukawa - No quiero hacerte daño...

Acariciaba tu rostro con dulzura, de repente un arranque de ira te invadió y le empujaste intercambiando posiciones, un gruñido salió de él cuando te subiste a su regazo, presionando su hombría con tu cadera.

Yumi - Estoy harta de ti...

Le besaste con ansia, se notaba que el muchacho seguía conteniendose, las manos le temblaban antes de acariciarte cuando de normal hundiría los dedos en tus muslos con pasión.

Rukawa - Arg! Que bruta!

Le mordiste el cuello con algo de fuerza dejando una marca, acariciaba su pecho, sus costillas sus abdominales, te ibas frotando con insistencia sobre él mientras te ibas humedeciendo.
Poco a poco descendiente por el cuerpo del moreno, viste como apretaba las sábanas cuando bajaste su pantalón junto a su boxer y le mirabas a los ojos antes de atacarle.

Rukawa - Oye no...

Se quedó a media frase cuando empezaste a lamer y chupar su erección, insististe hasta casi llevarle al límite y cuando arqueó la espalda a punto de venirse, te detuviste. El chico enseguida te miró con mala cara y reíste, ahí estaba el Rukawa de siempre, el vecino que se divertía molestándote.

Yuki - Te repito que no me voy a romper...

Rukawa - Yo no estaría tan seguro

Se lanzó sobre ti, quedaste tumbada bajo el muchacho, intentaste huir de su agarre y mientras pataleabas él aprovechó para ir retirando tus braguitas sin mucho cuidado.

Yuki - Baka me has asustado!

Rukawa se relamió el labio inferior, aprovechó que estabas a medio huir y te volteó, quedando boca abajo aplastada por su cuerpo.

Yuki - Oye!

Intentaste girarte de nuevo, pero el muchacho aguantó con una mano tus hombros abajo, aunque habías podido alzar las caderas, no habías podido zafarte del agarre.

Rukawa - Vaya... Qué divertido...

El muchacho bajó su mano y empezó a rozar tu clítoris, empezaste a gemir cuando notaste al chico rozando su miembro en tu trasero, notabas su respiración entrecortada en tu oído mientras te sometía con el peso de su cuerpo.

Rukawa - Tu me has pedido que no me contuviera... Así que...

Entró en ti lentamente, la posición te hacía sentir como tus paredes internas se llenaban del chico, notaste los dedos de Rukawa clavándose en tu cadera, mientras acababa de introducirse del todo en tu cuerpo.
Notaste que el muchacho te liberaba al ponerse completamente tras de ti, agarrando con fuerza tu cintura, te levantaste lo que pudiste, miraste hacia atrás, Rukawa tenía una expresión extasiada, los ojos le brillaban y las mejillas le ardían, te dió vergüenza incluso ver ese rostro del moreno.
Poco a poco el ojiazul empezó a embestir, la postura hacía que te diera una y otra vez en un punto que te estaba haciendo temblar de placer, cada vez el muchacho iba más rápido y más profundo, incluso unas lágrimas salieron de tus ojos del abrumador placer que te estaba proporcionando.
El chico se curvó sobre tu cuerpo, un jadeó te hizo saber que no podía aguantar más, no lo esperabas pero rápidamente deslizó su mano, para estimularte mientras las últimas duras embestidas te hacían enloquecer bajo su peso.
Tras llegar al clímax el chico se quedó sobre ti, besando tu nuca y tus hombros.

Yuki - Quita! Me aplastas!

Rukawa - Vaya que quejica!

Se echó a un lado, te arrastraste para tumbarte ligeramente en su pecho, notabas que aún te temblaban las piernas.

Rukawa - Estás bien?

Sabías que el muchacho no podía evitar preocuparse por ti, así que reíste y te acurrucaste a su lado.

Yuki - Mejor que nunca

Mi vecino deportistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora