Oferta de enamorados

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Tras la ducha estabas mucho más despejada, fuiste hacia el armario mirando que te ibas a poner ya que en media hora habías quedado con Rukawa.
Algo de sonrojo subió a tus mejillas, eso era la segunda cita? Meneaste la cabeza para quitarte esa idea de la mente, no podías perder el tiempo con chicos, de hecho lo mejor sería dejarle claro que no quieres nada, además siempre te molesta, sería muy mala idea tener algo con él.

Mientras farfullabas que NO te interesaba nada con el moreno, te ibas poniendo una camiseta negra de tirantes, escotada con los tirantes de encaje y un pantalón tejano short que entallaba a la cintura, te miraste al espejo, la verdad te sentaba genial esa ropa sencilla, te pusiste tus botas y te hiciste dos colas largas altas para que el pelo no te molestase, parecías algún tipo de heroína de un anime. Te maquillaste el eyeliner pero nada más, hacía calor para recargarse mucho, cogiste una mochilita con lo necesario y justo sonó el timbre.

Al abrir el moreno te esperaba subido en su bicicleta, llevaba un tejano pitillo apretado a sus musculosas piernas y una camisa de rayas blancas y negras entreabierta, te hizo un gesto con la cabeza y te subiste en la parte de atrás.

Yumi - No me esperaba ir así al centro...

Rukawa - Los coches son de vagos

El chico pedaleaba a bastante velocidad, te agarraste a su cintura y notaste el aroma de su perfume, no hablasteis mientras estabas abrazada a él, por un momento quisiste que no llegarais nunca a vuestro destino, pero cuando notaste que aminoró la marcha te separaste de él.

Rukawa - Mylady ya hemos llegado

El moreno se bajó de la bicicleta para atarla en el parking mientras te señalaba un enorme centro comercial, tú le hiciste burla y fuiste hacia una máquina de refrescos a por dos latas.

Yumi - Ten tontaina...

Le diste una lata a Rukawa y abriste la tuya, a medio beber tu refresco de sandía un escalofrío recorrió tu espina dorsal, Rukawa había apoyado su lata helada en tu nuca, haciéndote casi atragantar con tu bebida.

Yumi - Bakaaa!

Te giraste a por él y te lo encontraste de frente, ante tu sorpresa te robó un beso y se giró hacia el centro comercial dejándote pasmada en el sitio.

Yumi - Oye!!! No puedes hacer eso cuando te apetezca!

Rukawa - Hacer que?

Yumi - Eso...

Te sonrojaste mientras andabas a su lado, él sonrió de medio lado y dejó el tema, fuisteis andando hasta la tienda de muebles que querías visitar y había un gran cartel de rebajas.

Yumi - "Rebajas del amor, 15%de descuento a recién casados"

Rukawa - Eh? Vaya tontería...

Yumi - Calla!  Sígueme el rollo!

Entrelazaste tus dedos con los del moreno sin pensar, el chico te siguió hacia la tienda, había 4 o 5 parejas jóvenes escogiendo muebles y algunas dependientas ayudando, el ojiazul gruñó cuando vió tus intenciones.

Rukawa - Ni se te ocurra...

Yumi - Va... Te invito a comer

Rukawa - Mh... Y a los videojuegos...

Yumi - Pero si tienes videojuegos en casa

Rukawa - Pues me largo...

Yumi - Vale vale! Comida y videojuegos!

El muchacho rió antes de soltarte la mano y pasarla por tu cintura atrayendote hacia él, te miraba a los ojos intensamente y suavemente te acarició la mejilla, estabas a punto de ser tú la que terminase la distancia entre vosotros cuando un saludo dulce llamó tu atención.

Dependienta - Vaya que pareja tan adorable! Necesitáis ayuda con los muebles?

Yumi - Eh? Que? Si! Claro los muebles si!

Rukawa sonreía mientras ibas arriba y abajo con la dependienta, cuando terminó de anotar el pedido fuisteis al mostrador, momento en el que el chico te abrazó por la espalda rodeando tu cintura y apoyando su cabeza sobre la tuya.
Dependienta - Madre mía seguro que tendréis unos hijos preciosos parecéis de un anuncio y se os ve tan enamorados... Hay gente que vienen sol por la rebaja y nos intentan engañar pero se ve que vosotros tenéis algo...

Notaste la risa sorda de Rukawa en su pecho mientras te abrazaba, seguro que tenías las mejillas a punto de estallar, pagaste los muebles y salisteis de la tienda con el moreno aún sujetó a tu cintura.

Yumi - Baka ya me puedes soltar...

Rukawa - No quiero

Le miraste enfadada y le empujaste para que te soltara,  él te estrujó aún más abrazándote mientras forcejeabas, besó tu coronilla y te soltó.

Rukawa - Va vamos tengo hambre y me debes una comida...

Fuiste tras él hacia la zona de restaurantes, estaba todo bastante lleno y el chico bufaba buscando un sitio, cosa que parecía imposible.

Yumi - Parece que no podremos comer aquí...

Rukawa - Pues vamos... Cocinas tú

Yumi - Eh?!

Antes de que te dieras cuenta ya estabais de camino a tu casa en su bicicleta, tampoco podíais ir a los videojuegos ya que traerían los muebles durante la tarde, así que tampoco era mala idea volver pero te enfadaba que te lo impusiera.

Yumi - Va ayudame y ves cortando las verduras...

Rukawa - Con que mujer más mandona me he casado

Le hiciste burla y os pusisteis a preparar la comida, ibas a hacer un estofado de ternera que hacía tu madre, inevitablemente miraste de reojo a tu acompañante. Rukawa se había puesto un delantal que tenías de sobra de color negro, sus manos se deslizaban sobre los ingredientes con soltura y se le marcaba la línea de la mandíbula de la concentración.

Pusiste todo en la olla y os sentasteis a tomar algo mientras se hacía, Rukawa amablemente limpiaba los platos en la pica mientras tú preparabas algo de picar.

Rukawa - Bueno la comida está saldada pero... Como solucionaremos lo de los videojuegos?

Yumi - Baka en serio sigues con eso? Además te has aprovechado bien de qué fingieramos ser pareja en esa tienda

Rukawa - Yo? Aprovecharme?

Rukawa puso cara de fingida indignación mientras se secaba las manos, se sentó en la silla de tu lado y apoyó su rostro en las manos mientras te miraba.

Rukawa - Eres muy rara
Yumi - y tú idiota

Rukawa - No lo digo como algo malo...

La intensidad de los ojos del moreno te hipnotizaba, sin daros cuenta empezasteis a jugar a entrelazar vuestros dedos mientras ambos estabais apoyados, mirabas sus largos y blancos dedos deslizándose entre los tuyos, recordaste su tacto en tu mejilla y tu nuca cuando te besaba, le miraste a los ojos, él tenía también la mirada fija en ti, entonces como por encanto os acercasteis para fundiros en un profundo beso.

Mi vecino deportistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora