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Ibais paseando lentamente, era de noche ya, un ambiente de tristeza se notaba en vosotros y no querías que eso siguiera así.

Yumi - La cena estaba deliciosa... Yo sí que se escoger restaurante, no como otros...

Rukawa - Eeh que lo hice por ti, me parecía una buena cita...

Yumi - Aaah así que lo hiciste pensando que fuera una cita no?

El muchacho se sonrojó y desvió la mirada, tú te reíste y le sacaste la lengua, el río y notaste como el ambiente se iba tranquilizando.

Rukawa - Bueno, te eché el ojo en el primer momento que te ví

Yumi - Aha, así que tú cortejo es darle un pelotazo a la gente?

Rukawa - Bueno, funciona no?

Yumi - Bueno no es eso que lo que me gusta de ti

Rukawa - Ah... Y que es?

Te sonrojaste, habías metido la pata, sacudiste la cabeza mientras él sonreía, notaste su brazo pasando por tus hombros, atrayendote contra él y dejando que el muchacho depositaste un suave beso en tu coronilla.

Rukawa - Son mis ojos?

Yumi - Calla!

Llegasteis a tu casa, miraste a Rukawa que seguía con una sonrisa socarrona. El moreno se acercó a ti, te apoyó de espaldas a la puerta, tú giraste la cara para huir de su beso mientras reías.

Rukawa - Que dura eres conmigo...

Yumi - Te lo has ganado

Rukawa - Vaya... Me voy entonces...

Agarraste su mano, se giró para mirarte con la ceja arqueada, miraste al suelo sonrojada, él volvió a reír y acarició tu mejilla, sus dedos acariciaron tu oreja y vuestros labios se unieron zanjando la riña.
Le miraste a los ojos, sabías que se iba a marchar, no podías truncarle los sueños de esa manera, complicando lo todo con una declaración, simplemente disfrutaríais el uno del otro el tiempo que os quedaba.

Rukawa - Estás bien?

Yumi - Eh... Si! Quizás no me ha sentado bien la comida...

Rukawa - Vaya... Quizás no escoges tan bien los restaurantes

Yumi - Baka...

Entrasteis a casa, el muchacho se apoyó en el marco de la puerta, te giraste a mirarle.

Yumi - Esperas invitación?

Rukawa - Bueeeeeno...

Te bajaste lentamente los tirantes del vestido, el chico río y prácticamente corrío tras de ti mientras ibais dejando piezas de ropa por el pasillo.
Parecía que os necesitabais, el tiempo que habíais estado sin veros se había hecho muy largo y la sombra de la separación que se avecinaba os pesaba en las espaldas.
El chico empezó a besar tus clavículas, suspiraste al notar sus manos en tu cintura, subiendo por tus costillas.

Yumi - Tus manos...

Rukawa - Mh?

Yumi - Me gustan tus manos...

Rukawa - Y a mi tus labios...

Te besó con suavidad, mordiendo suavemente tu labio inferior, bajó por tu cuello, dejando un rastro de marcas de amor hasta tu pecho.

Rukawa - Me gustan mucho estos también...

Lamió tus pezones antes de llevárselos a la boca, reíste antes de gemir ante la calidez de su lengua, empezó a bajar por tu estómago.

Yumi - Eres un marrano, pero eso también me...

El muchacho estaba ya entretenido en darte placer, con sus enormes manos estrujaba tus muslos mientras te retorcidas bajo sus atenciones. Se levantó para mirarte con lujuria, tú notabas un gran ardor, y el deseo te empezaba a nublar la vista.

Rukawa - Me encanta tu pelo

Apartó un mechón de pelo que caía sobre tu rostro, de repente le miraste a los ojos, sus ojos azules centelleaban, te volvió a besar con calma, abrazaste su gran espalda y le atrajiste hacia a tu cuerpo, lentamente notaste que entraba en ti, un suave gemido salió de sus labios.
Deslizaste tus manos por su pecho, rozando suavemente sus abdominales.

Rukawa - Me vuelves loco de verdad...

Cada vez sus embestidas eran más duras, tus gemidos se acrecentaban, el ojiazul jadeaba sobre ti mientras te hacía tocar el cielo con cada estocada. Llegasteis fundidos en un brutal clímax, caisteis rendidos uno al lado del otro, intentando recuperar el aire.

Yumi - Sabes... Es una locura pero... Porque no te quedas aquí conmigo hasta que te vayas a Miami?

El chico te miró con los ojos como platos, te diste cuenta de que las palabras habían salido de tu boca sin pensarlo.

Rukawa - Vaya que sorpresa...

Yumi - eh... Vale perdona, yo no...

Rukawa - Sí, si, me quedaré si quieres

Te acurrucaste en su pecho, sus dedos estaban enredándose en tu pelo, su calor te arrullaba, en silencio una lágrima rodó por tu mejilla, miraste al moreno que dormía plácidamente.
Apartaste su flequillo de su cara, abrió los ojos y sonrío.

Rukawa - Sabes que eres la única que no me enfada que me despierte?

Yumi - Sabes que eres muy adorable mientras duermes?

Rukawa - Soy adorable en general...

Yumi - Que idiota eres

El moreno te estrujó, el arrullo  de su abrazo te meció suavemente y ambos os dormisteis con un te quiero en la mente que os frenabais porque no saliera por vuestros labios.


Mi vecino deportistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora