A los minutos Chris ya estaba más calmado, aún así, estaba en silencio.
Sólo estaba sentado a un lado de Erick con su perfil recostado a un lado de su mano y tomando esta, dejando algunas caricias mientras sentía sus ojos arder por el llanto.
—Erick —susurró con la voz ronca, aclaró su garganta y sonrió levemente al recordar—. Erick, ¿Tú también lo recuerdas, verdad? —alzó la mirada a su rostro, sintiendo una pequeña presión en su pecho al verlo tan apagado—. La vez en que hicimos una pijamada y cantamos tan alto las canciones de tu playlist que al día siguiente casi ni teníamos voz. Quise decirte que me encantaba como te veías dormido pero sólo hablé ronco y te reíste porque, según tú, parecía que tenía un bicho dentro —sonrió ligero—. Aún así, me encantaba, me encanta como luces dormido, no entiendo cómo puedes ser tan bello. Aunque ahora estés un poco descuidado, claro —rió un poco—. Sin importar nada, tú siempre te ves hermoso, quién pudiera ser tú —le sonrió, pero al paso de los segundos silenciosos, su sonrisa fue desapareciendo, hasta formar una pequeña mueca de dolor—. ¿Sabes, Erick? —sollozó—. Siempre que te veo trato de hablarte con carisma, como si estuvieras sentado en esta... estúpida cama mientras me miras con tu sonrisa esperando a que continúe. ¿Qué pasa si mientras yo te hablo así, pensando que estás aquí, tú estás más cerca de morir que de despertar? —dijo con dolor.
Al momento de hablar se pellizcó la mano, regañándose.
—Perdón, no quise decir eso —se disculpó—. Sólo es que me pierdo mucho con todo esto, no sé ni quién soy. Aunque sí me gustaría saber, ¿Vas a despertar, no es así? Aunque tenga que esperar mil años ¿Podré volver a abrazarte?
Llevó su mano hacia el rostro de Erick y acarició su pálida mejilla suavemente.
—Quisiera saber qué es lo que sueñas para que tardes tanto en despertar. Si estás soñando con que estás en un concierto de Lady Gaga y por eso estás tardando al menos avísame, tonto —llevó su mano a su cabello, acariciándolo—. Qué rápido creció tu cabello, me descuidaré un segundo y ya serás chewbacca. Aunque, me gusta mucho, resalta tu pelito lindo, vas a estar durmiendo y voy a robártelo, aunque podría cortártelo ahora ya que estás dormido —"o casi muerto" pensó.
Le hablaba de esa forma más que nada porque tenía miedo de que Erick lo pudiera oír y si así fuera, quería mostrarle que estaba bien, que lo esperaba con ansias.
—Tengo la misma ropa hace una semana, me hace falta mi novio el armador de outfits para que me ayude —habló con cariño.
Se quedó el resto de la noche hablándole tonterías, tratando de hacer comentarios carismáticos para que, si Erick fuera a oírlo, sonriera desde ese limbo en el que estaba.
Cuando estuvo por quedarse dormido reposando su rostro en la camilla decidió que era momento de irse.
—Ya tengo que irme, Erick. Espero que mañana cuando regrese sigas aquí, no más sorpresas, ¿Trato? —acomodó la sábana sobre Erick—. La habitación es muy fría, ¿No tienes frío con esta tela? —lo miró unos momentos—. A veces me olvido que no vas a responderme, debería dejar de preguntarte cosas —se levantó de la silla—. Mañana voy a traerte mi manta calentita, la que te gusta. Te veo mañana, amor —se despidió y se quedó unos segundos mirándolo, dudando en si darle un besito se despedida o no ya que le daba mucho miedo acercarse a su rostro y romper en llanto, largar toda esa angustia que vino guardando desde que comenzó a hablarle como si estuviera bien con esto. Pero el sólo pensar que quizás mañana desconectarán a Erick lo impulsó a llevar a cabo la acción.
Se inclinó a Erick y dejó un casto beso en su mejilla.
—Te amo mucho, Erick. Nunca dejaré de amarte. Te veo mañana —se acercó a la puerta y se volteó a verlo.
Mientras que para muchas personas el mayor dolor era al tener que entrar, para Christopher era el tener que irse.
Le dolía más que nada en el mundo.
Siempre llegaba con las manos vacías y esperaba algún día poder salír de ese frío cuarto tomando a Erick de la mano.
Más que girar la perilla e irse, quería ir corriendo a la cama y tomar a Erick en brazos para quitarlo de ahí.
Sentía que con esa máquina ayudándolo a vivir, el olor a muerte del hospital y el hospital en sí condenaban a Erick mucho más que el coma en sí.
Suspiró y salió.
Llegó a su casa a las doce y media de la madrugada.
Entró y al ver a su padre y su madre esperándolo supo que no lo dejarían irse directo a su sola habitación así de fácil.
—Estas no son horas de llegar —dijo su padre.
—Leon no le hables así. Hijo, ¿Quiéres cenar? Puedo calentarte la cena.
—No, no le des nada. Tiene que llegar a la hora de la cena si quiere cenar. ¿Te fuiste a ese hospital inmundo, verdad?
—Leon... —dijo su madre sin quitarle la mirada a Christopher, quien veía al piso.
—Mírame a los ojos cuando te hablo, infeliz —regañó.
—Leon por fav-
—Sí, fui al hospital —levantó la mirada del suelo y miró a su padre con seriedad—. ¿Puedo ir a mi cuarto?
—No, te vas a quedar aquí y-
—Sí hijo, ve. Te llevaré la cena en unos minutos —interrumpió Yenny. Chris sin decir nada más entró a su cuarto.
Y ahora, volvía a estar en silencio y, como le dice su padre, volvía a ser la nada misma sin emociones.
Porque después de todo, sólo sonreía y fingía ser feliz para Erick.
ESTÁS LEYENDO
Muerto || Chriserick
Teen Fiction-Te amo, te amo como jamás he amado a nadie. Eres el amor de mi vida, nunca lo olvides, por favor. TW: depresión, ansiedad, autolesión, violencia.