XV

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Permaneció el resto de la visita en silencio solamente mirando a Erick.

Su cuerpo hardía y no tenía ganas de nada, ni siquiera quería levantarse de la cama pero una promesa es una promesa y mucho más si está la muerte de por medio.

Cuando el reloj dio las ocho de la noche se acercó más a la camilla dispuesto a despedirse.

—Adiós, amor. Te veo mañana —dijo y dejó un besito en su mejilla. Movió la silla de ruedas hasta la puerta y salió con dificultad.

De regreso en casa su madre lo dejó en su cuarto y fue a la entrada, una amiga la visitaría.

Christopher prefirió no acostarse. Algo dudoso decidió quedarse en su escritorio. Abrió el primer cajón y ahí estaba su mayor talento plasmado en hojas de papel.

Tomó la libreta y la apoyó sobre el escritorio, le daba miedo abrirla.

Con todo lo que venía pasando y su depresión de por medio, Christopher perdió el interés en dibujar.

Dibujaba de una forma perfeccionista, sabía muchos estilos e incluso el realista le salía de maravilla, era un artista que por culpa de problemas mentales perdió todo destello, inspiración y motivación.

Él quería perfeccionarse en Bellas Artes, quería dedicar su vida al dibujo y ser reconocido por lo que lo apasionaba, pero lamentablemente no pudo y dudaba en si podría algún día llegar a cumplír su sueño.

Abrió la libreta y ahí estaban, todos sus dibujos en perfecto estado. Por más que hacía un año y medio había perdido total conexión con el dibujo, su experiencia artística permaneció intacta en un cajón.

Miró sus dibujos con un destello en sus ojos. Dibujar le apasionaba, lo hacía feliz y disfrutaba al máximo de su talento, pero todo aquello, lo desanimaba.

Cerró la libreta con enojo y la metió en su cajón de regreso. Culpándose al instante por no poder hacer lo que amaba. Se sentía vacío e incompetente, perdió el interés hacia cosas que antes disfrutaba y le dolía encontrarse así cuando hacía tres años atrás dibujaba 5 horas de corrido sin parar y ahora, apenas podía estar cerca de un lapiz y una hoja.

Se dio por vencido listo para ir a su cama y dormír pero el que le dieran ganas de pasar al baño lo alarmaron.

Maldijo en voz baja y salió de su cuarto.

Apenas salió escuchó la voz de madre y la de otra señora, no se oía claramente pero con cada acercamiento al comedor oía con más claridez.

Se quedó quieto al saber de qué trataba su conversación.

—Claro, Melissa. Pero la cosa es esta. Yo amo a Christopher, es mi hijo, mi mundo entero y te juro que yo entiendo que nada de esto es fácil para él pero, ¿Sabes qué es lo que me molesta? No es él ni su novio sino que... agh. Te explico, Chris lo está perdiendo todo, absolutamente todo. Sus amigos se alejaron ya que no quería juntarse con ellos porque no quería faltar ningún día al hospital. Perdió excelentes oportunidades para estudiar y perfeccionar su dibujo y ahora, se está desconectando de su familia. Está dejándolo todo, Christopher está apostando todo lo que le queda por Erick. Está dejando tanto que hasta su salud física, mental y emocional se deteriora cada día y a todo esto, imagina si el día de mañana a Erick lo desconectan. Si mañana Erick ya no está en este mundo ni siquiera de forma inconsciente, ¿Entiendes? Ese chico se convirtió en el motor de su vida, cada acción o pensamiento ya sea de forma consciente o inconsciente está ligado a Erick. Depende de él para vivir y eso es lo que me preocupa. Sin él Christopher no es nada.

Al oír las palabras de su madre fue como si le botaran un balde de agua fría en la cabeza. El oírla hablar sobre él, le causó un choque.

Y es que, su madre tenía razón.

Todo en su vida comenzó a girar en torno a Erick, su lazo con él se hizo tan fuerte desde que se conocieron que ahora el que no sepa qué vaya a ser de su pareja el día de mañana lo había obligado a apartarse de todo lo que le impidiera pasar ratos con él. Su dolor por él lo hizo entrar en depresión acompañada de ansiedad y esto terminó por acabarlo, impidiéndole disfrutar de algo tan sencillo como mirar una película. Pone incluso su propia vida en juego con tal de seguír viéndolo.

Aunque, dentro de todo, total culpa suya no era. Sus amigos le dieron a elegir entre ellos y Erick y él no tuvo que pensarlo dos veces; Erick jamás se pondría primero ni mucho menos osaría de dar a elegir entre él y alguien más.

Y también, su familia no le daba un buen trato. A excepción de su madre, todes, incluso sus abuelxs, tíxs, primxs, y sobre todo su padre, se habían encargado de decirle que era un idiota y perdía el tiempo. No veía la necesidad de mantener lazo o algún tipo de conexión con esa gente, no lo ayudaban.

Aún así, estaba en la mierda y lo sabía perfectamente.

13 de julio, 2016.

Christopher iba a en su bicicleta a buscar a Erick al nuevo domicilio puesto que ya se había mudado con su madre.

Vivía más lejos y aunque Erick le dijo que no era necesario que fuera a buscarlo, Chris decidió ir de igual forma.

Llegó y vio a Erick junto a una mujer mayor de cabello castaño y rasgos similares a los de el primer nombrado.

—Adiós, Daysi —se despidió y subió a la bicicleta sin saludar a Chris. Este algo confundido comenzó a andar.

—¿Y tú no saludas o cómo? —preguntó bajando la mirada a Erick quien se volteó a verlo y para su sorpresa este depositó un rápido besito en sus labios para después volver a ver hacia delante.

Christopher se sonrojó y tragó saliva, se había olvidado que Erick ya sabía sobre sus sentimientos y que él sabía sobre los del contrario.

—Hola, Chris —saludó.

—Hola, Erick.

—Lo siento. Quería hacer eso y también, no quiero exponerte mucho a mi mamá, me da mala espina.

—¿Ella era?

—Sí.

—¿Y cómo son las cosas en su casa?

—Aburridas. Me la paso en mi cuarto sin hacer nada. Solamente duermo o uso mi celular un poco pero nada más allá de eso. Daysi mira novelas en el living y mi padrastro solamente existe. Creo que ayer discutieron.

—¿Daysi y el desconocido? —Erick rió ligero.

—Gracias por no decir "tu mamá".

—De nada. Continúa.

—Bueno. Daysi y el desconocido discutieron, fueron solamente gritos y luego un portazo pero no me enteré mucho ya que sólo estoy en mi cuarto. Mientras no me molesten.

—Si te molestan me llamas y te robo por la ventana para luego transportarte en mi carruaje de cinco estrellas —Erick sonrió. Quería actuar bien con Chris aunque venía sintiéndose muy mal, se sentía triste por fingír pero cuando Chris actuaba así, no era tan difícil ya que no era necesario fingír, él sabía cómo alegrarlo y sacarle una sonrisa natural.

—Lo tendré en cuenta. Muchas gracias por ofrecerse, chofer.

—Un placer, joven Erick —mordió levemente el lóbulo de la oreja del nombrado y este se apartó riendo ligero.

Chris lo hacía feliz. Sentía que su vida normal estaba muy apartada de sus momentos con él. Como si al estar junto a  Christopher automáticamente formaba parte de otra realidad en la que era feliz y nada lo entristecía. A decir verdad, le encantaría que aquello fuera real, el sólo pensar en una vida feliz junto a él lo emocionaba completamente.

Con sólo ver a Chris sabía que nada podía pasarle. Y el estar en sus brazos le daba la sensación de que, sin importar nada, todo saldría bien.

Y entonces sentía como si estuviera en el borde del universo, pero sólo estaba tomando su mano.

Eso que sólo Chris le transmitía lo animaba y le daba el empujón necesario para continuar.

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Muerto || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora