V

120 22 3
                                    

Se acurrucó en sí mismo sobre la cama, se tapó con sus mantas y comenzó a llorar.

Lo extrañaba tanto.

Erick le hacía mucha falta, odiaba profundamente el hecho de que su novio no pudiera tener una vida feliz, al menos una vida ya que con cada día sentía que la estaba perdiendo.

Cuando lo vio en ese escritorio aquel día, con sólo mirarse supo que lo que sea que se formara entre ellos dos, sería especial.

Con Erick hubo conexión desde el inicio. Ese mismo día de conocerse aparentaba ser un año, ellos ya se habían conocido antes, tal vez en otra vida, no lo sabía.

Sólo sabía que esa forma de amarlo no pasaría con otra persona. Esa necesidad fundamental de estar con él no era normal. Y ese sabor agrio en su boca al pensar en perderlo no era común, porque si Erick llegara a morir, Chris moriría en vida.

Christopher llegaba a pensar que si eso del destino, el universo y todas esas cosas eran reales, entonces, Erick era su alma gemela.

Sin Erick, era nada.

Hacia Erick sentía el amor más puro, real y sincero que jamás haya pensado que podía haber.

3 de marzo, 2016

Durante estos días, Chris y Erick no habían dejado de hablarse, por medio de mensajes se contaban cosas de ellos, cómo les estaba yendo en el día, etc.

Hoy Christopher invitó a Erick a su casa, a lo cual el chico aceptó feliz.

Durante estos días, Chris lo hacía sentirse muy bien, lo hacía feliz incluso a través de una pantalla. Eso sonaba estúpido para él.

Y ahora, Chris estaba de camino en su bicicleta para ir a buscar a Erick, iba feliz.

Llegó y lo vio sentado en la entrada de su casa, apenas lo vio le sonrió y se puso de pie.

—Hola, Chris —saludó y dejó un besito en su mejilla.

—Hola. ¿Listo para subír a la limusina?

—Cierra la boca, idiota —el contrario rió.

—Ven, te ayudo.

Minutos después ya estaban de camino. Para matar el tiempo iban jugando al veo veo.

—Chris, veo veo.

—¿Qué ves?

—Una cosa —dijo sonriendo un poco, jugar al veo veo con Chris mientras este lo llevaba en su bicicleta al mediodía con poca gente circulando, le parecía hermoso.

—¿Qué cosa?

—Maravillosa.

—¿De qué color?

—Ehm... —pensó un momento—, celeste.

—A ver... —hizo silencio buscando aquella cosa—. ¿La bicicleta?

—Acertaste.

—Estaba fácil.

—No puedo hacer mucho si estamos en movimiento.

—Es cierto. Creí que tu mochila no entraría en la canasta de la bicicleta.

—¿Bromeas? Esta canasta es grande. Incluso yo podría ir metido ahí —Chris rió.

—Erick...

—¿Qué? —se volteó a verlo mientras Chris no quitaba su mirada del camino.

—Cuando lleguemos, ¿Podría abrazarte?

Erick se quedó en silencio ante su pregunta.

—¿Te sientes bien? —consultó Erick volviendo a ver hacia delante.

Muerto || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora