XVII

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—Me alegro de que Erick tenga una amistad como la tuya —dijo Richard.

—No soy su amigo, soy su novio.

El contrario lo miró sorprendido.

—¿S-Son novios?

—Sí. Desde hace dos años.

—Mierda.

—¿Qué?

—Es decir que no está tu amigo, está tu compañero de vida, e-es decir, tu novio está en coma.

—Lo sé. ¿Ahora ves qué difícil es para mí? Erick no es sólo mi novio, es mi mejor amigo, mi otra parte y mi alma gemela. Me destroza verlo así.

—Lo imagino —miró al suelo—. Antes de alejarme de él, la última vez que nos vimos me contó que estaba enamorado de ti, que amaba pasar tiempo a tu lado y que te quería tanto que hasta llegaba a pensar que se conocieron en otra vida. Lo veía como algo espiritual y luego se rió de sus propias palabras, le sonaba muy loco e irreal pero así lo sentía.

Christopher se sintió cálido.
Erick también creía y sentía lo mismo que él. Era correspondido en todos los aspectos.

24 de julio, 2016.

Erick terminó de hacer sus deberes y estaba dispuesto a irse a dormír. Se sentía cansado.

Se metió debajo de las cobijas cuando comenzó a oír los gritos de su madre y padrastro provenientes del living.

Llevó sus manos a sus oídos y sus párpados se cerraron, apretándolos y frunciendo su rostro involuntariamente.

Los gritos le causaban una gran molestia. Las lágrimas no tardaron en comenzar a salír.

Las discusiones de parejas le recordaban a su infancia, su madre y su padre discutían cada noche, creció infeliz en forma familiar y con una no agradable ansiedad acompañándolo desde la niñez.

Oyó un fuerte sonido, como si algo se hubiera roto.

Abrió sus ojos y temblando se acercó a la puerta. Abrió y se asomó al living.

Su padrastro había empujado a su madre hacia un mueble provocando que un espejo callera y se rompiera por tal impacto.

La mayor al notar algo detrás de su pareja miró con atención y al divisar a su hijo se arrepintió al instante puesto que su novio notó que miraba a otro lado y no tardó en voltearse.

—¿Y tú qué, eh?¿Hace cuánto estás mirando sin decír nada? —vio a su padrastro aproximarse e inmediatamente se encorbó un poco y cubrió su rostro con sus brazos, demostrando su miedo—. Respóndeme.

—N-Nada.

—¿Nada qué?¿NADA QUÉ? —alzó la voz y Erick comenzó a llorar.

—L-Lo siento —el agresor lo miró fijamente en silencio por unos momentos, esperando a que el contrario hiciera algo al respecto.

—Mierda, Daysi. Tu hijo es mediocre e inútil. Míralo, tan débil —comentó irónico y riendo. Volvió a ver a Erick—. SÉ UN HOMBRE, ESTÚPIDO —gritó y seguido a esto, quito sus brazos de su rostro.

Erick alzó la mirada ante el movimiento pero antes de ver algo sintió un fuerte golpe parar en su sien. Cayó al piso temblando y tomando su cabeza.

—¡Antonio por favor! —pidió Daysi llorando.

—Shh —respondió el hombre—. Voy a ir a dormír. Más vale que mañana ya te comportes, Daysi. Y cállalo o le daré otra paliza —avisó y se marchó.

Daysi se agachó en el suelo y en cuanto quizo tocar el cabello de Erick para ayudarlo este quitó su mano en un veloz movimiento. El chico se levantó tambaleando y se encerró en su cuarto con prisa.

Al quedarse solo su llanto aumentó entrando en una crisis.

Tiró de su cabello y en un momento de furia tiró las cosas de su mueble. Quería gritar y correr de esa casa, alejarse al completo de su vida, pero también, quería que Christopher llegara en su bicicleta con una sonrisa y lo llevara a tomar helado. Era su único lugar de paz.

Su sien le ardía, dolía y la sentía pesada.

De a poco la crisis fue bajando hasta terminar llorando silenciosamente en el borde de su cama.

Odiaba estar vivo.

Al día siguiente fue a su preparatoria como de costumbre, hizo sus deberes y entregó trabajos con la mirada de los demás en él, probablemente sacando conclusiones sobre el notable moretón morado en su sien.

Llegó a casa y se vistió. Chris vendría a recogerlo para ir a pasear.

Salió a la puerta a la hora indicada y esperó sentado en el césped de la entrada.

Al ver a Chris acercarse en su bicicleta sonrió ampliamente y este le correspondió, hasta que notó su moretón y su expresión cambió a una de confusión.

—Hola, Chris —saludó animadamente y se subió al cañito de la bicicleta.

—Hola, Erick. ¿Qué te pasó en...

—Ayer en la preparatoria me dieron un pelotazo sin querer, estaba distraído y no la vi venir. ¿Se nota mucho? —dijo tranquilo ignorando el hecho de que por dentro solamente quería romper en llanto y aferrarse a Christopher con fuerza.

—No, apenas —respondió el contrario y Erick le sonrió. Comenzaron a andar—. Ahora pasaremos por una farmacia para comprarte algo y que te pongas. ¿Está bien?

—Bueno.

—¿Dolió?

—Un poco.

—Pobrecito mi chiquito —dijo con cariño y tomó la mejilla de este para depositarle un casto beso—. Debes ser más atento.

—Voy a empezar a dejar mis audífonos en la casa.

—Ahh, con que eso fue.

—Lady Gaga me conquista y lo sabes. Es necesario oírla en la preparatoria, ayuda a aprobar.

—Mentiroso —le dio un pequeño golpesito en su cabeza.

—¿A dónde vamos, luego de la farmacia?

—Al cine. Te daré el placer de elegír la película que veremos.

—Me parece bien.

El resto del día la pasó bien, dejando de lado el que su sien le dolía y lo rompía el mentirle a Chris, era algo que sentía que debía hacer. No quería preocuparlo, quería que Chris crea que estaba bien para que pueda seguír con sus cosas normalmente. Más ahora que había decidido estudiar Bellas Artes. Erick quería que su chico estudiara y estuviera tranquilo con el pensamiento de que su "novio" estaba bien, por más que sea una cruel y dolorosa mentira se sentía obligado a fingirla.

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Muerto || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora