XIX

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Richard se marchó y media hora después Chris ya estaba de regreso a casa.

Se acostó en su cama y durmió toda la tarde.

Estaba en su cuarto todo el tiempo ya que no tenía ganas de hacer algo más.

Extrañaba su vida de antes, donde sólo estaba en su habitación para dormír y estudiar, fuera de eso, se marchaba el resto del día con sus amigos o pasaba la tarde con su madre.

Pero por supuesto, aquello era antes del coma de Erick. E incluso, antes de conocerlo.

Desde que conoció a Erick su vida tomó un giro inesperado.

17 de septiembre, 2016.

Su débil cuerpo cayó contra el suelo. Sujetó su estómago mientras fruncía su rostro y sintió una patada dar contra sus manos que cubrían el verdadero lugar donde quería impactar el golpe.

—Qué puto asco —dijo su padrastro al verlo escupír sangre. El mayor negó y se alejó de Erick—. Y eso es porque tu madre no llegó a la casa para hacer la cena. La próxima se lo pensará dos veces —terminó por decir y se acercó a la entrada de la habitación—. Adiós, idiota —cerró y se marchó.

Erick comenzó a llorar sin levantarse del suelo.

Quería morir.

No soportaba más estar así, los golpes cada vez eran más fuertes. Tenía miedo.

Apenas podía moverse.

Tomó su celular y entró al chat con Chris.

"Te amo, Chris. No lo olvides" escribió como pudo y lo envió.

Se sintió idiota por lo mismo y negó.

Eliminó el mensaje y alejó su celular.

Lo que él no sabía es que Chris había llegado a leer el mensaje.

Erick estaba tirado en el piso de su habitación esperando a que el dolor se calmara lo suficiente para recostarse en su cama.

Mientras que Christopher estaba en su escritorio mirando la pantalla de su celular con preocupación y miedo.

Era la segunda vez en la semana que le llegaba un mensaje de este estilo para luego ser eliminado.

Las otras veces que se vieron Erick presentaba más hematomas, sus ojeras se hacían ver con más intensidad y su actitud ya no era la misma. Se notaba mucho más que fingía estar bien.

Tenía miedo de que esos mensajes que posteriormente eran eliminados, sean una señal de que Erick pensó en suicidarse.

No sabía qué era lo que le estaba pasando a Erick. Él se lo ocultaba completamente y siempre que Chris iba a preguntar, este se notaba asustado por lo que prefería hacer otra consulta para que su chico creyera que en realidad no sabía nada.

Erick terminó quedándose dormido en el suelo. Estaba muy agotado tanto de forma física como mental y emocional.

Sintió cómo sacudían levemente su cuerpo y se despertó alarmado. Al ver a su madre moviéndolo la apartó y por impulso se alejo de esta, sentándose contra la pared. El dolor de su cuerpo por la acción no tardó en llegar.

—H-Hijo, yo en verdad lo siento.

—N-No —Erick apartó la mirada hacia sus pies, viendo de reojo los dos moretones en sus piernas.

—Hice lo posible para salír temprano del trabajo pero-

—E-Es tu culpa —sollozó—. Tú me trajiste a aquí. Me sacaste de mi casa a la fuerza y me hiciste venir con la idea de darme un lugar mejor y mírame ahora —dijo entre lágrimas y señalando su cuerpo. Daysi lo miró destruída al ver su expresión tan perdida. Su labio estaba sangrando—. Estaba mejor con papá. No me importaba que consuma drogas, que sea alcohólico y tampoco que nunca esté en la casa. Eso es un paraíso comparado con esta mierda. Y ahora no puedo irme con él porque por tu culpa está en internado en un centro de rehabilitación y te dieron mi custodia. Tengo que quedarme contigo obligadamente y vivir esta basura.

—L-Lo siento.

—¿Por qué no lo denuncias?

—Ya lo hice —confesó la mayor y respiró entrecortadamente—. Lo denuncié 8 veces pero no me ayudan. La policía no sirve y no sé qué más hacer. Lo siento tanto, Erick —secó sus lagrimas, se puso de pie y se marchó sin mirar atrás.

Erick permaneció sentado en silencio, sin llorar ni sentir algo.

Llevó su mano hacia su labio para comprobar cuánta sangre le salía de este y se tranquilizó un poco al ver que era sólo un poco.

Lo único que lo animaba era que en cuatro días vería a Christopher.

Los días habían pasado y ahora esperaba a su chico en la puerta de su casa. De pie ya que le dolía sentarse en el suelo.

Chris llegó y Erick se acercó animadamente.

—Hola, Chris —saludó y tomó el rostro de este para depositar un corto beso en sus labios.

—Hola, Erick. ¿Estás bien? —señaló su labio.

—Síp. Un gato de la calle me rasguñó cuando quise acariciarlo pero nada, normal —iba a subirse al cañito pero recordó que el hacer ese movimiento ahora le dolería mucho más—. ¿Te molesta si caminamos esta vez? Quiero disfrutar el trayecto.

—Está bien —se bajó de la bicicleta y comenzaron a caminar mientras Chris llevaba el transporte a su lado.

—¿Qué vamos a hacer? —tomó la mano restante del contrario.

—Lo que tú quieras.

—Me gustaría ir a tomar un café. Específicamente uno con gatitos. ¿Sabías que hay cafeterías con gatos a los que puedes acariciar y adoptar?

—No lo sabía. Se oye bien.

—Síp. ¿Podemos ir?

—Claro. Aunque a pie tardaremos más.

—No hay problema. No tengo prisa —voltearon a verse y Erick le sonrió.

Chris hizo una pequeña mueca. Erick le encantaba de todas formas pero el ver su labio cortado, sus ojeras marcadas y ese pequeño moretón que se dejaba ver por el cuello de su remera le daban mala espina.

Antes de seguir pensando algo más, Erick se inclinó a besarlo con lentitud. Chris le correspondió sin dudar.

Se alejaron y continuaron su paso normalmente, charlando sobre Zabdiel, el embarazo de Yenny y sus estudios.

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Muerto || ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora