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Kain estaba al aire cuando Kaname le llamó, era imposible que le contestará, pero leyó su mensaje. Una vez que estaban con publicidad al aire llamó a Zero, pero este no respondió.

El mensaje de Kaname era casi una amenaza " Si no te haces cargo de Zero y este niño, me quedaré con ellos" Llamó finalmente al hombre, el cual le respondió casi con susurros.

- Zero se ha quedado dormido - explica Kaname

- No tienes por qué enviarme un mensaje así, yo nunca abandonaría a Zero y mi hijo -

- Pero no estas con él ahora, cuando más te necesita estás a miles de kilómetros. Es una desventaja para ti, yo estoy cerca. En cualquier momento podría pasar algo entre nosotros, como lo que sucedió hace poco -

- ¿Qué insinuas? Zero no me traicionara - dice Kain

- Nos besamos, los deseamos y estuvimos a punto de hace el amor -

- No, eso debe ser mentira -

- No lo es. Pero tranquilo, no lo hicimos. No voy a negar que me moría por poseerlo, pero sintió repulsión hacia mí, me vómito entero. Le di asco. Fueron solo sus hormonas por el embarazo. Akatsuki, reconozco que perdí, Zero te ama a ti, aunque me cueste aceptarlo lo haré, quizás no hoy o mañana, pero lo haré -

- Zero no puede viajar, nuestro bebé tiene complicaciones y yo tenía que volver, no tuve opción -

- Busca la manera de volver, si ese niño está en riesgo tú ausencia no ayuda -

- Lo sé, haré todo lo posible por volver cuanto antes -

- Si es por trabajo, puedo ayudarte a conseguir algo aquí - ofrece Kaname

- Muchas gracias, pero yo veré cómo arreglarmelas -

- Me gustaría que está conversación quedará entre nosotros - dice Kaname - No me gustaría que Zero se enterará. Puedo confiar en que serás discreto -

- Por supuesto y una cosa Kaname - dice Kain

- Si cual -

- Cuando te vea, te romperé la cara por aprovechado, así que el que avisa no es traidor -

- Claro, cuando nos veamos, veremos quién le rompe la cara a quien - ríe Kaname

Kain intento de todo para poder conseguir la autorización de ausentarse de la radioemisora, al menso hasta que Zero pudiera volver con él, pero fue una empresa inútil, Kain Akatsuki conducía dos de los más populares programas radiales y en su ausencia los auditores habían bajado muchísimo, por lo que la respuesta fue un rotundo no.

En tanto Zero, tenía días buenos, otros no tan buenos y días malos, aunque lo positivo era que vivía bajo en techo de Haruka que era médico y constantemente estaba al pendiente de su salud. Kain le llamaba tres o cuatro veces en el día, y sus hijos le animaban todo el tiempo. Increíblemente Takuma también le intentaba ayudar, cada vez que podía le llevaba algún pastel de su trabajo.

Por otra parte el padre de Hana había hecho ya algunas averiguaciones y justamente tenía en sus manos una carpeta con todos los datos de Takuma.

- Quiero que lo sigan vigilando, a él y al mocoso ese - ordena el hombre

- Sí, señor - responde un hombre vestido con un elegante traje negro

- También quiero que mantengan a mi hijo lo más alejado posible de este tipo -

- Por supuesto - dicen Kaito y Yori

Kaito era uno de los mejores amigos de Hana. Al igual que Yori, que era algo así como su hermana, con la cual prácticamente se habían criado.

- Más les vale, aún no les perdonó que no hayan hecho nada cuando ese infeliz de Kaname jugaba con los sentimientos de mi pequeño -

- Lo sentimos tanto respondieron los hermanos -

Una vez a solas el señor Aidou abrió el informe y quedó espantado de lo que leía.

- Takuma Ichijou, veintiocho años, Omega, padre soltero, hijo de cinco años de padre desconocido, aunque se especula que fue amante de Kaname Kuran, quien no se hizo cargo de su hijo - leyó el hombre - Maldito Kuran, lo que pudiste quitarle tú, ahora se lo robará tu asqueroso amante. Debo proteger a mi hijo a como dé lugar -

Takuma trabajaba tranquilo ajeno a todo lo que se fraguaba a su alrededor, habían pasado ya algunas semanas desde ese primer encuentro con Hana, habían habido otros tan memorables como el primero, pero no tan simbólicos como la primera vez que habían unido sus cuerpos y porque no, también sus almas.

- Buenas tardes ¿En que le puedo ayudar? - preguntó el joven a un hombre mayor que acababa de entrar en la pastelería

El hombre le sonrió, en verdad el hico era muy lindo, su rostro era casi angelical, como el de su hijo, pero estaba seguro que tras tan bello rostro y esa sonrisa de comercial de dentrifico, ese hombre escondía una ambición incluso mayor a la de su amante.

- Después de tan linda sonrisa lo he olvidado - dice el hombre - Podríamos partir por tu nombre -

Takuma lo miró algo serio, él no estaba para coquetear con los clientes, primero porque no quería enredos en su lugar de trabajo y dos porque amaba a su novio.

- Takuma - respondió el joven

- Takuma. Me podrías dar ese pastel de chocolate que está en este escaparate - dice el hombre sin quitarle la mirada de encima

- Claro - responde el rubio incomodo con la manera en que el hombre le miraba.

Con las tenazas tomó el pastel y lo puso dentro de la caja, se lo pasó por sobre el mueble y el hombre hizo el pago con efectivo, al entregar el cambio y la boleta el hombre tomó la mano del chico.

- Este pastel lo preparaste con estas hermosas manos -  el joven intento sacar su mano de la del hombre, pero este lo sujeto con fuerza - Vamos, no seas tímido -

- No soy tímido, pero yo no lo conozco a usted, además estoy en mi trabajo -

- Y si lo lo estuvieras, podría tocar algo más que tus manos -

- Suelteme por favor -

- Tengo un lindo coche, una buena cuenta bancaria y podría ser generoso contigo -

Takuma se pudo pálido ¿Qué le pasaba a ese sujeto? No era solo lo que hacia o decía lo que le atemorizaba, sino esa mirada, no parecía un alfa intentando cortejar a un Omega, era la mirada de un hombre lleno de odio que quería destrozarlo, ese hombre quería bañarse en su sangre.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora