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Al fin te conozco, papá.

Había pasado un mes de la visita de Kain a Kaname y las cosas para el empresario no iban nada bien, la idea de ir a buscar a Zero y sus hijos rondaba por su cabeza a cada instante, no era un instinto paternal lo que lo movía, si no evitar que ese hombre intentara ponerlo en evidencia frente a su suegro.

- Kaname, hablé con tu madre y me acompañará de compras -

- Para qué irás con ella, te aseguro que no será de ninguna ayuda -

- No deberías hablar así de tu madre, ella es muy dulce conmigo y con todos -

- Como quieras - y mirándolo con enfado - Puede ser que tenga que ausentarme unos días -

- ¿Irás de viaje -

- Puede ser -

- ¿Dónde irás? - pregunta Hanabusa solo por entablar conversación

- ¡Me estás controlando! -

- Por supuesto que no, solamente lo pregunte sin querer - dice el joven bajando la mirada.

Kaname al ver esa reacción de su esposo, se acercó y lo besó en los labios. No podía darse el lujo de tener problemas con su pasaje al éxito.

- Sabes que te amo ¿Cierto? -

- Sí, lo sé -

- Quiero ver si puedo montar mi propio negocio, no quiero que tu padre piense que solo estoy contigo por dinero, yo también puedo hacer mi propio camino, por ti, por mí, por nuestra familia -

Hana sonrió emocionado, Kaname no era un hombre romántico, pero al menos de vez en cuando le decía algo lindo o tenía un gesto de amor, pero a pesar de ello, Hana se conformaba con migajas del amor que Kaname fingía sentir.

- Papá, sabe que estás conmigo por amor -

Kaname levantó a Hana de su silla, puesto que estaban desayunando y lo llevó hasta la cama, para poder desatar el lazo del albornoz de Hana, desnudarlo y hacerle el amor antes de ir al trabajo.

Dos días después Kaname llegaba a la ciudad donde Zero y sus hijos vivían. Gracias al poder económico que tenía, había logrado dar con la dirección del peliplateado, quien esa semana tenía turno de tarde en el restaurante, por lo que después de ir a dejar a sus hijos a la escuela, volvió a casa, estaba preparando el almuerzo cuando tocaron a su puerta.

- ¡Así que aquí estás viviendo! - dice Kaname dedicándole una mirada llena de odio

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo me encontraste? -

- No habría venido, si no hubieras enviado a ese estúpido a mi oficina ¡Qué buscas! Dinero -

- No, claro que no -

- ¡No te creo en lo más mínimo! Pero te digo inmediatamente que no lograrás nada, no te daré un solo centavo -

- No necesito tu dinero, y tampoco mis hijos, pero ellos, en realidad principalmente Ai, quiere conocerte -

- ¿Y piensas que me tragaré esa historia de que esas crías son mías? -

- Lo son, no miento -

- Has mentido toda tu vida, eres un maldito embaucador -

Zero se sintió fatal, por que Kaname lo odiaba tanto, siendo de que él nunca le había mentido al contrario Kaname había hecho promesas de un falso amor.

- No dices nada, porque es cierto, esos bastardos no son míos. Eres un infeliz -

En ese momento Ren y Ai llegaban a casa, uno de sus maestros había enfermado por eso los niños regresaban antes.

- Papá, el maestro de ciencias está enfermo, por eso llegamos antes - explica Ren - La mamá de Karl nos trajo en su coche -

Kaname que le daba la espalda a los niños se giró para verlos, ese niño era exactamente igual a Zero, pero la niña, era él en versión femenina.

- ¡Papá! - gritó Ai feliz y se tiró al cuello del castaño

Kaname estaba más que sorprendido y aunque Zero temblaba de miedo, de solo pensar que ese hombre rechazara a sus hijos, este no lo hizo.

- Quería conocerte. Quería que me conocieras, padre - lloraba la niña llena de felicidad -

Ren conecto su mirada con la de Kaname, era la primera vez que veía al hombre que tantas lágrimas le había sacado a su papá, pero también sentía algo especial, ese hombre era su padre.

Una vez que Ai, soltó a Kaname, este estaba completamente diferente, su enojo inicial había quedado atrás, la chica estaba feliz, al fin conocía a su padre y tomándolo de la mano lo condujo al interior del pequeño departamento. Allí Kaname pudo ver que apesar de ser un lugar humilde, era hermoso, ese lugar tenía calor de hogar, las fotografías de los mellizos estaban en todos lados, ellos de bebé, con el uniforme del pre escolar, en la playa, jugando con nieve, su primer día de escuela.

Ren solamente respondió con un hola, cuando Kaname le habló y se fue a su habitación a cambiar de ropa.

- ¿Te quedarás a almorzar? - pregunta la chica

- No lo sé - responde Kaname

- Vamos quédate, papa está haciendo estofado ¿Te gusta el estofado de pollo? -

- Sí - responde Kaname

- Genial, también es mi favorito -

Kaname sonrió esa chica era muy parecida a él, y también le gustaba la misma comida. Sería verdad que era su hija. Aunque cabía la posibilidad que la niña hubiera sido aleccionada por Zero para que él cayera en su trampa.

Una vez ya en el almuerzo él y Ai, devoraron todo, mientras Zero y Ren dejaron al lado el pimiento. La chica estaba feliz en menos de una hora le había contado toda su vida, pero Ren, No había dicho nada, apenas lo miraba.

- Ya debo irme - dice Kaname

- Pero papá, no quiero dejar de verte -

- Ai. Primero vamos a tener que ver si realmente yo soy tu padre -

- ¡Pero lo eres! - grita la chica

- Pero lo mejor será confirmarlo - le responde Kaname

- ¿Quiere una prueba de ADN? - dice Ren finalmente

- Es la forma más efectiva de confírmalo -

- ¡Vamos altiro! Yo estoy segura que eres mi padre -

- Lo voy a discutir con Zero, él te avisara cuando nos haremos esas exámenes -

Ren tomó con fuerza la mano de su hermana y se la llevó a su habitación, la chica gritó y protesto, pero Ren No la soltó. Una vez solos los adultos.

- Que triste lo que hiciste con esa niña.  Siento una gran lástima, por que en cuanto tenga esos resultados y ella se entere que no soy su padre, tú tendrás que darle muchas explicaciones -

- Eso no es así -

- Sigue fingiendo, pero esto se va a acabar pronto, mañana nos juntaremos para poder hacer esos malditos exámenes -

- Como quieras -

Kaname le entrego una tarjeta con su número de celular.

- Mañana a las nueve en el hospital de esta ciudad -

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora