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El ladrón de las meriendas.

Zero era hijo de una madre soltera, el niño nunca supo quien era su padre, probablemente por que ni ella lo sabía, la mujer ejercía uno de los oficios más criticado de la sociedad, vendía su cuerpo para subsistir, cuando se enteró de su embarazo supo que no sería capaz de abortarlo, ese niño o niña sería su vida, por lo que a pesar de que su primo le aconsejo no tenerlo, ella no le escucho y a sus veintitrés años se convirtió en madre, de un pequeño de cabellos plateados y ojos color amatista.

Zero creció completamente ajeno a las actividades de su madre, lo que el pequeño recordaba de su madre era que dormía mucho, era algo evidente, la mujer trabajaba de noche, por lo que cuando el pequeño dormía su madre se ganaba el sustento para él, y cuando él estaba despierto ella reponía fuerzas para seguir con su rutina. Pero Zero era feliz, su madre lo amaba y siempre se lo decía. Pero una noche la mujer subió al coche de un cliente y nunca más volvió a casa. Dos semanas después su cuerpo fue encontrado en la ladera del río, y de su o sus asesinos nunca se supo nada, era una prostituta, a nadie le interesaba invertir tiempo y recursos en una investigación real. Por lo que Zero a sus cinco años quedó prácticamente solo en la vida.

Juuri no era amiga de su vecina, pero si le impacto saber que ese niño quedaría solo en el mundo, habló con su esposo y ambos decidieron cuidar del pequeño, aunque cuando se lo iban a llevar a su casa, apareció el primo de la madre del menor e impidió que el matrimonio se quedará con el niño.

En ese tiempo Kaname también tenía cinco años y ambos niños iban a la misma escuela, no eran amigos. Varios padres le habían prohibido a sus hijos hacer amistad con el hijo de una mujer de vida licenciosa, por lo que Zero pasaba la gran mayoría del día jugando solo, pero si los niños no jugaban con él, al pequeño poco le importaba, porque las maestras jugaban con él, por que Zero tenía una dulzura que nadie podía negar.

Los tiempos de vivir con el primo de su madre fueron duros, el hombre si no estaba borracho estaba bajo los efectos de las drogas, pocas veces Zero comía en su casa y eran muchas las noches en que el niño no podía dormir gracias a las fiestas que se realizaban en su casa, fiestas que terminaban drásticamente cuando los vecinos llamaban a la policía y terminaban todos en la comisaría, Zero para su corta edad ya había estado cinco veces allí, obviamente no en una celda, para el niño eso era divertido, porque le gustaba el uniforme de los policías, además siempre le daban de comer, lo que fuera, el devoraba todo lo que tenía así paso, a esa altura su grado de desnutrición era evidente.

Dos veces terminó en una recidencia de menores regentada por el gobierno, una por que el primo de su madre se había metido en líos y termino tres meses en prisión y la segunda vez por el grado de abandonó que mostraba el niño. Estaba desnutrido, sin asistir a la escuela y lleno de piojos. Pero ese hombre se las ingenia a para recuperar el cuidado personal del niño.

Cuando ya tenía siete años, un poco más crecido sus compañeros de escuela comenzaron a apodarlo como el ladrón de las meriendas, y no era que Zero fuera un matón que le quitará la comida a sus compañeros, era solo, porque cuando los otros niños no se comían todo y dejaban las sobras en la mesa él se las comía, muchas veces esa merienda que le daba la escuela y lo que podía encontrar sobre las mesas era su único alimento.

- ¡Corran a llegado el ladrón de las meriendas! - gritaban los otros niños y escondían las galletas que no querían para luego tirarlas al basurero.

Zero miraba con tristeza como la comida iba a parar junto a los desechos y a él le sonaban las tripas.

Una tarde Kaname lo sorprendió sacando de la basura las sobras de un pan con mermelada. El niño se lo contó a un amigo y este corrió la voz por toda la escuela. Fue tal el revuelo que los padres se enteraron y muchos pusieron un reclamo, que la conducta de ese niño era inapropiada y que debía ser expulsado, pero otros le defendieron, era un niño que estaba pasando por problemas y necesitaba de la ayuda y la protección de todos.

Juuri y su esposo fueron los primeros en defender al pequeño, por que sí para sus casi ocho años, Zero era muy pequeñito y casi esquelético.

Kaname no entendía por qué sus padres se preocupaban tanto de ese niño sucio. La vida de Kaname era todo lo opuesta a la de Zero, él tenía a sus dos padres, no pasaba hambre ni frío, no conocía lo que era despertar a medianoche con los gritos de un borracho y tampoco sabía lo que era sentir el dolor de una bofetada o una patada, Kaname era un niño privilegiado por la vida. Por eso esa noche de lluvia, no supo que hacer cuando sus padres llevaron a Zero a vivir con ellos.

Recordaba que el niño lloraba y temblaba de miedo, Kaname nunca había visto esa expresión en el rostro de su padre, era tristeza, pesar, rabia e indignación. Su madre lloraba mientras intentaba calmar al niño, que estaba casi desnudo y descalzo.

Desde esa noche el ladrón de las meriendas paso a ser un hijo más de la familia Kuran, y no se iría hasta diez años después, cambiando para siempre la vida de sus integrantes y en especial de Kaname.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora