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Recuerdos de navidad.

Aidou terminaba de decorar el árbol de navidad de casa, estaba feliz quería darle una sorpresa a Kaname teniendo la casa con algo de espíritu navideño. Cuando llegó su esposo, el castaño no dijo nada, solamente miró con desdén el trabajo del rubio.

Esa noche mientras Aidou dormía Kaname no podía conciliar el sueño, pero ver a su esposo dormido a su lado le quitaba todas las ganas de estás allí. Era difícil pasar tiempo con alguien que no quería, pues más bien Kaname sentía un profundo odio por Aidou, odiaba la vida llena de lujos y de todas las atenciones de las cuales él no había gozado.

Dehambuló por el departamento hasta quedarse sentado frente a ese horrendo árbol de navidad, odiaba la navidad. En realidad Kaname odiaba todas esas fiestas familiares que le recordaban a su propia familia, su propia historia.

Zero había llegado a casa de los Kuran una noche de invierno, vestía solamente una delgada camiseta, estaba llorando, pero lo que más impresionó a Kaname era ver que el niño no tenía calzado y que sus pies estaban sucios.

Desde esa noche Zero paso a ser un hijo más para el matrimonio Kuran, le compraron una cama y todo lo que el niño necesitaría para su estadía en casa, la habitación colindante a la de los adultos le fue asignada a Zero, por lo que Yuuki fue trasladada a otra habitación. Juuri quería estar lo más cerca posible del niño, ambos adultos entendían que Zero iba a necesitar mucho apoyo y las noches eran especialmente críticas en situaciones así y no se equivocaban. Puesto que era en las noches cuando Zero despertaba llorando y gritando. Era el momento cuando Haruka iba por él lo tomaba en brazos y lo llevaba a dormir a la cama matrimonial.

Esto no era del agrado ni de Kaname, ni de Yuuki, que desde la llegada de Zero, los celos no los dejaban de atacar

- Mamá ¿Por que Zero no va a la escuela? - preguntó Kaname mientras su madre acomodaba su corbata

- Zero, ha pasado por muchas cosas tristes, así que es mejor que lo que queda de año escolar, se quede en casa con nosotros -

- Yo también quiero quedarme en casa, también he pasado por cosas tristes, mi tortuga se murió - dice el niño

- Lo sé, pero tú sabes que tu tortuga está muy bien en el cielo de las tortugas - dice Juuri

- ¿Qué le pasó a Zero? Mamá porque no me cuentas -

- No, aún eres muy pequeño para entenderlo. Por eso se bueno con él, sean amigos -

- Eso depende si él es agradable. Pero se la pasa pegado a ti y a papá. Él me quiere robar a mis papás - dice el niño con una mirada triste

- Claro que no, nadie te va a robar a tus papás, nosotros siempre estaremos para ti y tu hermana -

Los días fueron pasando y pronto los padres de Juuri y Haruka se enteraron  de la existencia de Zero, los padres de Haruka se alegraron de que ese niño estuviera con ellos y lo consideraron un nieto más, pero con la madre de Juuri las cosas no fueron así, al contrario la mujer tenía conflictos con el tema. Años atrás su esposo había conocido a una mujer de la vida nocturna y casi lo deja todo por ella, esa mujer no era otra que la madre de Zero. Pero todo quedó en nada cuando la peliplateada quedó embarazada y los sueños románticos del padre de Juuri se fueron a la basura.

- ¡Como puedes tener a ese mocoso aquí!¡Acaso ya olvidaste lo que era su madre! -

- Mamá, Zero no tiene nada que ver con eso. Es solo un niño -

- Te equivocas lo lleva en la sangre -

- Mamá, Zero es un hijo para nosotros. Por lo que te voy a pedir que no hables así de él -

- Hijo. Por Dios. Ese mocoso será una gran problema -

- Mamá, no entiendo tu odio -

- Esa mujer estuvo a punto de arruinar mi matrimonio. Sabes que tu padre estaba loco por ella -

- Pero te eligió a ti, mamá. Además con quién deberías estar enfadada es con papá, por haberte engañado. No con un niño que ni siquiera conoce la historia -

Fue así como los meses pasaron. Zero vivía detrás de Juuri y Haruka y Kaname y Yuuki lo ignoraban casi todo el tiempo. Ese año, para navidad la pasarían en familia, como ya era habitual, y Asato iría como cada año con su nieto Takuma. Ellos eran vecinos de los Kuran y desde la trágica muerte los padres de Takuma, Juuri intentaba de que el pequeño no se sintiera tan solo en navidad, por eso llevaban cuatro años pasando la navidad junto a los Kuran.

Todo iba muy bien, ese año tanto Yuuki como Kaname habían pedido a Santa una consola de videojuegos, claro que cada uno había pedido una portatil, por lo que sus padres decidieron que lo mejor sería una consola tradicional con muchos juegos para que los cuatro niños la disfrutarán. Kaname y Yuuki fueron los primeros en jugar, mientras Takuma y Zero observaban, pronto los adultos notaron que Yuuki compartía el mando con Takuma, pero Kaname no hacia lo mismo con Zero, que estaba de pie al lado del castaño, como todo niño quería jugar, jamás en su vida había visto algo así de grandioso, en su casa solo tenía una vieja muñeca que había sido de su madre y un cochesito de bomberos que la mujer le había regalado una navidad antes de morir.

- Kaname, deja que Zero juegue - dice Haruka

- No, es mi consola, Santa nos la trajo a mí y a Yuuki - responde el niño sin siquiera mirar a su padre

- Santa se las trajo para que compartan - dice Juuri

- Mamá, los huérfanos no saben jugar - dice Kaname

En ese momento Takuma se puso de pie y le entrego en mando a Yuuki.

- ¿Pero es tu turno? - dice la niña al recibir al aparato

- Tu hermano tiene razón, los huérfanos no sabemos jugar - y mirando a su abuelo - Abuelito vámonos a casa -

Juuri y Haruka estaban rojos de vergüenza. El hombre se pudo de pie apesadumbrado al ver los ojitos llenos de lágrimas de su nieto.

- Ya es tarde, yo estoy viejo para trasnochar y el niño tiene sueño - dice Asato

- Asato, lo siento tanto - dice Juuri

- Está bien, son niños -

El hombre se despidió cortésmente y tomó al niño el sus brazos quien se fue llorando de casa de los Kuran.

Haruka como nunca estaba molesto y le ordenó a su hijo que le pasará el mando a Zero, este molesto obedeció, pero en vez de pasarle el mando en las manos como su padre había ordenado lo arrojó directamente al rostro de Zero, quien terminó llorando y con tres puntadas en el rostro.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora