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Hana nunca volvió a casa de Takuma y tampoco fue capaz de dar una explicación, apesar de que el joven padre intento contactarlo por todos los medios posible, incluso una mañana se plantó frente a la casa del padre de este, pero lo único que consiguió fue una paliza que casi lo manda al hospital. Por su parte Hana se la pasaba llorando en su habitación o dormido después de tomar varios fármacos para poder conciliar el sueño, justamente dormía cuando Takuma fue a buscarlo y lógicamente ni lo escucho. El joven estaba cada día más delgado y demacrado. Yori permanecía siempre a su lado sin saber cómo ayudar a su amigo, aunque ni ella misma sabía si se podía llamar amiga de Hana, siendo que ella   era una de las culpables del lamentable estado del rubio.

- Señor, Hana está muy mal. Él... Él necesita a ese chico - dice la joven

- Pronto lo olvidará. Ya está todo listo para su viaje - responde el hombre - Necesita distraerse, conocer a otro tipo de personas -

- Su hijo no necesita otro tipo de personas, necesita a Takuma -

- Te pago por mantener vigilado a mi hijo, no para dar tu opinión, acaso olvidas todo lo que yo he hecho por tu familia, gracias a quien tu madre sigue con vida -

- A usted, señor - dice la joven bajando la mirada

- Exacto, ahora ve y ayuda a mi hijo a elegir unos lindos atuendos para su viaje a Nueva York -

- Sí, señor -

Dos días después Hana estaba en el aeropuerto esperando embarcar para Estados Unidos, Yori le miraba desde la distancia.

- Yori ¿Qué pasa contigo? - dice su hermano

- Hana me parte el corazón -

- Entiendo, pero es una orden del señor Aidou - le recuerda Kaito

- Hana lo ama y ese chico también, por algo lo fue a buscar hace un mes atrás, se arriesgo por él, por que debe amarlo -

- Tenemos que pagar la deuda que tenemos con el señor Aidou -

- También la tenemos con Hana. Arruinamos su vida -

- Piensa en mamá -

- Mamá se avergonzaria de nosotros si supiera lo que hicimos, ella quiere mucho a Hana, fue su nana por muchos años, no querría verlo así -

El pánico se apoderó de Takuma, el joven miraba en todas las direcciones, habían tres hombres sospechosos siguiendole constantemente, también se dio cuenta que a su hijo lo vigilaban incluso en la guardería. No era casualidad que Takuma lo notara, los hombres tenían la indicación de no ser sigilosos, la idea era atemorizar y lo estaban logrando.

Takuma se sentía solo, temeroso de todo y desesperado, temía por la vida de su hijo y por la propia, por lo que tomó la desición de huir, necesitaba poner a salvo a su hijo, primero había pensado dejarlo con sus abuelos, estaba seguro que con ellos el niño estaría bien, pero una amenaza por parte de los matones del padre de Hana le hicieron desistir de su idea, ese hombre los quería a ambos lejos de su hijo. Por lo que el rubio compro un par de pasajes al destino más alejado que encontró, se iría sin decir nada, era lo mejor. Pero por más sigiloso que fue no pudo escapar de Kaname.

- ¿Dónde crees que vas? - dijo el hombre cuando lo vio intentar abordar un taxi

- A...a trabajar - respondió el rubio

- Así, con dos maletas y mi hijo -

- Lo llevo a casa de un amiguito -

- Ok. ¿Y las maletas? -

- Déjame ir. No tienes derecho a detenerme -

- Claro que sí, por que te llevas a Haru - responde Kaname sujetando fuertemente la mano del niño que aún no abordaba

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora