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El domingo finalmente Kaname salió con sus tres hijos al parque de diversiones, Takuma fue con ellos , mientras Hana se juntaba con sus amigos.

- ¡Qué! Pero porque lo dejaste ir solo con ese hombre - dice Yori

- Ellos tienen un hijo en común, no veo el problema -

- Dicen que "donde hubo fuego..." - dice Kaito intrigante

- Allí hubo fuego, pero ya se apagó - responde Hana

- No te enojes con mi hermano, pero es verdad. Hace cinco años ellos eran amantes. Kaname debió ser muy importante para Takuma, no por nada le permitió que le hiciera un bebito -

- Claro que lo fue, pero ahora está conmigo. Yo confío en él -

- No es por nada, pero yo no confiaría tanto - dice Yori algo contrariada

- Si me llamaron para solo hablar mal de Takuma, debemos esto hasta aquí. Creí que eran mis amigos, que me apoyarían -

- Te apoyamos con Kaname y viste como resultó eso - dice Kaito

- ¿Y por eso estoy condenado al fracaso siempre? -

- No, pero los preocupas, eres nuestro amigo - dice la chica - Pero ese chico jamás va a olvidar a Kaname, lo amó toda su vida, crees que un amor tan grande se olvida de la noche a la mañana -

- Kaname supo acabar con el amor -

- Ese Kaname nunca lo amo, pero tu novio parecía no importarle ¿Por qué crees que ahora es diferente? Además tú mismo nos has dicho que Kaname ha cambiado su actitud con él y con su hijo. Si fue capaz de amarlo cuando tú ex-esposo era un malvado ahora que cambió, no crees que ese sentimiento pueda resurgir - dice Yori tomando su taza de café

- Mi hermana tiene razón, además tú te divorciaste de Kaname, lo que significa que tiene el camino libre para reescribir su historia, esa que quedó inconclusa -

Hana no dijo nada más, era verdad que Takuma había sufrido una y mil humillaciones con Kaname, pero el castaño ahora estaba cambiando y si era verdad que Takuma pudiese enamorarse otra vez de Kaname ¿Qué pasaría con él y sus sentimientos?

En tanto el paseo al parque se estaba desarrollando sin mayores contratiempos, mientras Ren y Ai se montaban a juegos más adrenalinicos, Haru se quedaba mirando asustado. Muchos que pasaban por allí les miraban y decían que eran una linda familia, que ellos eran una pareja muy armoniosa. 

- Niños es hora de comer - anuncio Kaname y si bien Ai quería subir a la montaña rusa también era verdad que tenía hambre

Pasaron a un pintoresco restaurante, Takuma se ocupaba de Haru y Kaname disfrutaba de ver a sus tres hijos sonriendo en dado momento un hombre paso a llevar el bolso de Takuma y ambos adultos fueron a recogerlo cuando sus manos se unieron por casualidad, Kaname miró fijamente los ojos de quien siempre lo había amado y sintió nostalgia, si bien nunca se enamoró de él, si alguna vez sintió cariño genuino, pero la relación había sido tan tóxica que ahora se arrepentía de haber sido tan ruin con el joven rubio.

- ¡Hana! ¿A donde vas? - dice Kaito al ver como su amigo salía rápidamente del restaurante

- Déjalo, ya vio lo tenía que ver - dice Yori a su hermano - El señor Aidou, estará satisfecho con nuestros trabajo -

Hana salió corriendo, había aceptado ir con sus supuestos amigos, a un restaurante dentro del parque de diversiones donde Takuma estaba, total cual era la probabilidad de encontrarcelos, el lugar estaba lleno de gente y además habían diez restaurantes, debía ser mucha la casualidad, además tenía completa fe en Takuma, pero verlos juntos casi tomados de la mano y con sus miradas chocando entre sí había sido mucho para él.

Claro que nada había sido coincidencia, los hermanos sabían claramente donde llevar a Hana para que viera lo que otro hombre había propiciado adrede, porque quien tirará el bolso de Takuma era uno de los tantos hombres que vigilaba al rubio y su hijo.

Esa noche cuando Takuma llegó a casa con Haru dormido entre sus brazos, Hana no estaba, pensó que pronto regresaría, por lo que una vez que acostó a Haru se dobló los puños de su camisa y comenzó a preparar un pastel de fresas para su novio, sabía que al chico le gustaría esa sorpresa, además se sentía culpable de haberlo dejado solo.

Esa noche finalmente Hana no regreso a casa, tampoco contesto las llamadas telefónicas, al día siguiente Takuma dejó a su hijo en casa de Juuri y se fue buscar trabajo, ya no le importaba si no era como repostero, estaba bien con cualquier trabajo, pero aún así no consiguió nada, al regresar cansado y cada vez más desesperado notó que las cosas de Hana ya no estaban, el joven millonario lo había abandonado.

- Papi, ¿tío Hana se fue? - pregunta Haru al ver que el otro rubio ya no estaba

- Al perecer tenía cosas que hacer - responde Takuma

- Pero vendrá a contarme mi cuento cómo cada noche -

- Pero yo puedo contarte una linda historia - dice Takuma sonriendo para que su hijo no sintiera tanto la ausencia de Hana

- No, me gustan más los cuentos de tío Hana -

- ¿Por qué te gustan tanto sus historias? -

- Las tuyas son muy tristes y las de él son más graciosas. Me gusta la de la abejita que se enamoró de una arañita -

- Un abejito debe ser -

- No, tío Hana dijo que lo más importante era el amor, no la especie y que a la abejita no le importaba no tener bebés abejitos, porque iban a adoptar tres mosquitos - Takuma estaba que se largaba a llorar - Tío Hana dijo que ellos eran como nosotros -

- Ya es hora de dormir -

- Me das dos besos en la frente, uno tuyo y otro de tío Hana -

- Claro, mi amor -

El niño se estaba quedando dormido cuando un estruendo de cristales rotos retumbó por toda la casa.

Lo mejor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora