📌— ¿Quieres ser mi hermanita? — Un pequeño Jinyoung le preguntó a una niña de cuatro que años que intentaba no verse emocionada.
Era la primera vez desde que llegó a ese orfanato que alguien se fijaba en ella, generalmente pasaba desapercibida.
Mina sonrió y limpió las lágrimas que se deslizaron por sus sonrosadas mejillas. Alzando la mirada se encontró con una pareja de esposos que le sonreían amablemente.
— ¡Mamá, mamá! Quiero que ella sea mi hermanita. ¡Es que es muy adorable!
Mina parpadeó, no sabía cuánto tiempo había pasado pero estaba segura que los efectos de la heroína habían acabado, la noche llegó y la habitación de Chaeyoung se encontraba a oscuras. Ya había perdido la cuenta de todas las veces en las que se encontró en la misma situación.
Las horas de euforia habían pasado y ahora sentía solo una gran pesadez en todo su cuerpo. Al menos había logrado su cometido durante un par de horas: olvidar.
Esta vez se encontraba acostada en el largo sofá de cuero negro que tenía la habitación y Chaeyoung se encontraba plácidamente dormida en su cama.
La casa de Chaeyoung siempre estaba habitada solo por ella y los empleados. Mina conocía a la perfección la historia de su mejor amiga: una madre que la abandonó a los dos años y un padre que, en el intento de darle una buena vida, se convirtió en una persona con ausencia constante por lo que Chaeyoung tuvo que fortalecer su carácter convenciéndose de que estaba sola. Hasta que apareció Mina. Ambas se conocieron en Japón y casi de inmediato tuvieron una buena relación, Chaeyoung miraba en Mina a la hermana mayor que nunca tuvo.
Mina, por su lado, se identificó con la menor casi de inmediato. A pesar de haber crecido en una familia amorosa, siempre se sintió diferente y, de alguna forma, alguien a quien nadie quería cerca, al menos esa era la explicación que intentaba darle a la razón por la que sus padres biológicos la abandonaron en la puerta de un orfanato provocando que pasara sus primeros cuatro años en un sufrimiento diario por no tener a alguien que le brindara al menos un poco de cariño.
Lentamente se levantó hasta quedar sentada y sintió que su corazón latía dolorosamente, su labio inferior tembló e inevitablemente llevó ambas manos a su rostro mientras sollozaba en voz baja. Después de la felicidad provocada por la heroína venía el arrepentimiento y la tristeza. Su deterioro mental iba en aumento y para ella le estaba siendo difícil controlarlo.
Quería que alguien llegara a abrazarla a pesar de todos los errores que cometía.
Tuvo que buscar entre sus contactos a la única persona que podía ayudar.
Un año atrás.
Mina podía lucir confiada, sin embargo, Nayeon había descubierto una pequeña y graciosa debilidad en ella.
— No sabía que eras miedosa. — Se burló en voz baja mientras se inclinaba en dirección de la menor.
La película había llegado al clímax de la historia donde los protagonistas debían luchar con el demonio que los asechaba y Mina, los últimos treinta minutos, había subido las piernas al asiento para que sus pies no quedaran a merced de las manos de algún fantasma, y cada vez que había la amenaza de que el rostro de un demonio saldría en escena se cubría con las manos.
— No puedes hablar en el cine. — Intentó defenderse, definitivamente había sido un error aceptar ver una película de terror. — Esto es patético... — Volvió a decir antes de escuchar la suave risa de Nayeon. — Shhh.
Quince minutos después los créditos aparecieron en la pantalla, las luces fueron prendiéndose y la gente se iba parando para abandonar la sala. Las dos chicas aguardaron un poco, Nayeon tenía una sonrisa burlona y Mina intentaba evadir su mirada.
— Qué aburrida la película. — Comentó Mina tomando con una mano el pote de palomitas, intentando disimular su cobarde actuación esas dos últimas horas.
Nayeon entrecerró los ojos y se levantó. — Claro, muy aburrida. — Dijo con sarcasmo.
— No es necesario que lo recordemos, ¿verdad? Yo no estaba asustada.
— ¿Ah, no? — Nayeon imitó lo que minutos atrás Mina había hecho y sus manos rodearon el brazo de la menor. — Oh, no, haz algo, para la película. — Dijo en un tono de voz más agudo tratando de fingir la voz ajena.
La japonesa apretó los labios y decidió no decir nada más para defenderse, era una miedosa de primera en cuanto películas de terror se tratase. — Vámonos ahora o te dejaré aquí sola. — Amenazó intentando no reírse ante los gestos que Nayeon hacía y dejó que las manos ajenas siguieran sobre su brazo, no le molestaba en absoluto.
Así caminaron hasta la salida de la sala, Mina alzó sus cejas en cuanto vio a su hermano parado esperando por ellas y, casi como un reflejo, se alejó del tacto de su cuñada. La cálida comodidad que sintió estando junto a ella desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
— Llegas tarde. — Señaló lo obvio.
— Lo sé, pero no me van a creer lo qué pasó-
Mina alzó su mano para callarlo. — Explícaselo a ella. — Dijo antes de poner en manos de Nayeon el pote de palomitas que se encontraba lleno hasta la mitad, el terror generalmente le quitaba el hambre. — Espero que a la próxima película no grites tanto. — Se burló de sí misma y le sonrió. — Ah, y no lo perdones tan fácilmente.
— ¿No te irás con nosotros? — Preguntó la mayor un tanto desilusionada, estaba molesta con Jinyoung por faltar a su cita sin dar una previa explicación.
— Vinimos en mi auto, alguien tiene que llevarlo de regreso. Aunque... — Alzando su mirada examinó a su hermano. — Puedes venir conmigo y dejamos atrás a los tardones.
— Hey. — Se quejó el muchacho, intentó abrazar a su novia pero esta se cruzó de brazos notablemente enojada. — De verdad quise alcanzarlas pero hubo una reunión de último minuto, papá me consiguió con el director de... — Se tuvo que callar al darse cuenta que, aunque era una buena noticia para él, había sido descortés de su parte no darle aviso a ninguna de las dos.
— Puedes empezar con un "lo siento" y después explicarnos lo que pasó.
Nayeon arrugó su nariz. — A mí envíamelo por mensaje Park, estoy furiosa contigo.
La japonesa intentó no reírse, ¿quién podía verse así de tierna estando enojada? Cuando vio a su hermano abrazar por la cintura a Nayeon su media sonrisa desapareció y decidió que era hora de irse, estaba segura que Nayeon no tardaría mucho en perdonarlo y muy probablemente se pondrían cariñosos.
— Es mejor que yo me vaya. — Anunció la menor y esta vez ninguno puso objeción, al parecer tenían mucho de qué hablar. A Mina le molestó saber que Nayeon estaba tan acostumbrada a perdonar las inesperadas ausencias de Jinyoung, no estaba bien.
Pero ese no era su problema en absoluto.
Actualidad.
— ¿Mina? — Sana abrió la puerta de su departamento y examinó de pies a cabeza a la japonesa menor y al darse cuenta de lo que sucedía su expresión se convirtió en una mezcla de preocupación y decepción.
— ¿Puedo quedarme... aquí? — Preguntó en voz baja.
La pelinaranja apretó sus labios y se hizo a un lado.
— Cuanto quieras.
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↳ Dopamina┇ MinaYeon
FanfictionUn matrimonio "feliz" compuesto por tres personas. La verdadera felicidad que Mina necesitaba no era la que cada semana se inyectaba. (+) advertencia: » Esta historia contiene lenguaje vulgar, escenas violentas y una relación más que tóxica. Si er...