10. Ayuda en camino.

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Su alarma sonó a las dos de la mañana, aunque no fue del todo necesaria ya que Mina no había podido dormir. Mientras se levantaba deslizó su dedo sobre la pantalla y apagó la canción que había configurado como alarma, empezaba a odiar ese tono.

Tenía que recoger a Chaeyoung y después ambas acudir al lugar de encuentro, apostar e intentar ganar.

Mientras se vestía cuidando de no hacer ruido pensaba que todavía tenía el tiempo necesario para convencer a la rubia de no hacer esa alocada apuesta. Podían devolver el dinero en el tiempo acordado y fingir que no tenían miedo de Kwon Jiyong. Soltó un suspiro mientras tomaba sus llaves y salía.

Cada paso que daba era cuidadoso, al menos hasta que salió de su hogar, encendió su auto y se alejó.

Su coreana amiga ya la esperaba en la entrada de su hogar, sin ningún tipo de cuidado se lanzó al lugar de copiloto con el maletín entre sus manos.

— ¿Estás bien? — Preguntó la japonesa al ver a Chaeyoung algo pálida, esta negó y sus manos ejercieron presión sobre el cuero del maletín.

— Mina, creo que debemos pensarlo bien.

— Bueno... — Mina se inclinó hacia atrás. — Eso fue fácil, venía con la misma idea.

— No es eso. — Chaeyoung se puso el cinturón de seguridad aunque su amiga todavía no arrancara. — Mark me dijo que las personas involucradas en esas apuestas son algo temperamentales, nuestros nombres ya están allí, debemos darles el dinero.

— Eso lo complica todo. — La japonesa cerró los ojos y dejó caer su cabeza hacia atrás sintiendo el agudo dolor atacar su sien. Cualquier opción que se atrevieran a elegir se meterían en un gran problema, claro, solo si perdían la puesta, pero era un cincuenta cincuenta. — ¿Entonces?

— Hay una opción más.

— ¿Y esa es?

Mina realmente creyó que moriría cuando supo su opción "salvadora". No apostaban, tampoco quedaban mal frente a los organizadores, pero una de ellas tendría que competir solo para complacer las apuestas compulsivas. La mayor arrancó el auto y siguió las indicaciones que su amiga le daba. Ambas conversaban sobre lo que harían.

Mark les dio la bienvenida al desolado campo al que fueron a parar.

Última vez que se creía una aventurera y última vez que le haría caso a Chaeyoung. No podía seguir como tonta haciendo caso a cada locura que su mejor amiga planteaba.

— Quien vaya a participar lo hará al final, muchas personas apostarán en su contra. Ustedes son dinero fácil por ser nuevas.

— Es muy amable de tu parte decirlo. — Dijo con sarcasmo Mina mientras se cruzaba de brazos. Mark se encogió de hombros, solo era sincero. — ¿A qué hora terminará esto?

— Antes de las seis. No queremos exponernos.

— De acuerdo... bien... solo avísanos cuando nos toque.

Las dos estaban nerviosas y tuvieron que lanzar una moneda para elegir quien conduciría. No es que les importara hacerse famosas entre todas esas personas, pero escuchaban las risas burlonas mientras las miraban y su orgullo era herido a cada paso que daban hacia el vehículo. Deseaban callarlos, al menos para salir con la cabeza en alto y no con un cartel de "cobardes perdedoras".

Y a la hora de la verdad, todos quedaron con las bocas abiertas.

Mina se encontraba con sus manos fuertemente agarradas al volante y había humo alrededor de su auto por la fuerte fricción que las llantas hicieron contra el pavimento. Su respiración estaba acelerada y al girar su rostro se encontró con Chaeyoung igual o peor que ella, con sus manos sujetando el cinturón de seguridad como si este hubiese sido su única forma de salir viva de esa carrera.

↳ Dopamina┇ MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora