📌» Un año atrás.
Cuando Mina creyó que necesitaba desayunar se levantó de su cómoda cama, ignorando por completo la hora que el reloj digital marcaba sobre su mesita de noche. No sería la primera ni la última persona en comer un plato de cereal a las cuatro de la tarde. Necesitaba reponer la energía que había perdido la noche anterior.
Salió de su cuarto en pijama, a esa hora no había nadie en casa que discutiera su gusto por permanecer en esa ropa a horas tan tardías.
Sus cinco años ausente sumándose al fanatismo que tenía Tiffany por las revistas de decoración fueron los detonantes para que el hogar que recordaba luciera completamente diferente. Debía admitirlo, su madre tenía buen gusto.
Su estómago rugió y se quedó en la entrada de la cocina al ver a una intrusa sentada frente a la barra, con las piernas cruzadas, una taza de café en mano y su teléfono en la otra.
— Nayeon. — Dijo llamando su atención. No esperaba verla allí, sobretodo porque no creía capaz a la mayor de reponerse tan rápido de una resaca.
La chica rápidamente se irguió mirando a la japonesa algo apenada.
— L-lo siento.
— ¿Cómo entraste? — Preguntó tranquila mientras Nayeon se giraba para rebuscar en su bolso. No pasó mucho cuando la coreana le mostró su propio juego de llaves de la casa. — Claro... — Avanzó y pasó por el lado de la mayor para ir hasta la repisa y así sacar un plato hondo. — ¿Tiffany sabe que mi hermano te las dio?
Nayeon intentó no verse sorprendida por la forma en la que Mina se refería a la señora Park. — Bueno... fue ella y el señor Siwon quienes me las dieron. — Admitió con cierto orgullo al ser considerada parte de la familia. — Jinyoung está por llegar de su trabajo y quería sorprenderlo, tal parece que fuiste tú la sorprendida. — Bromeó esperando alguna reacción por parte de Mina, pero esta sólo se limitaba a servir el cereal y la leche.
— De acuerdo. — La japonesa tomó su plato, una cuchara y estuvo dispuesta a salir de ahí pero el llamado de su cuñada la hizo detenerse.
— ¿Te molesta? — Preguntó en voz baja, temiendo a su respuesta.
La menor se giró y ladeó su rostro mientras la inspeccionaba. — No. — Dijo. — El anillo en tu mano me indica que Jinyoung va en serio contigo. — Señaló la mano izquierda de Nayeon que intentó no ruborizarse ante el detalle que Mina había encontrado. — Si es feliz contigo entonces no me molesta tu presencia. — Inclinó su cabeza en señal de despedida.
— ¿Mina? — Llamó de nuevo. — Gracias por cuidar de mí.
La menor exhaló y antes de responderle la puerta principal se abrió, era su hermano.
La japonesa miró las interacciones entre esos dos, Jinyoung abrazaba a Nayeon mientras esta lo llenaba de besos repitiéndole una y otra vez que lo había extrañado. Una bonita pareja, a su parecer, pero a ella no le agradaba ver tanta azúcar en tan poco tiempo.
— ¿Adónde crees que vas? — Jinyoung la detuvo en su nuevo intento de huir. ¿Por qué no la dejaban ir a comer en paz a su habitación?
Mina miró el plato de cereal que llevaba en sus manos y luego a su hermano con una ceja alzada. — Al baño. Me gusta comer en el baño mientras veo la ducha. — Respondió con sarcasmo logrando que Nayeon riera y su hermano arrugara su nariz.
— Bueno, deja ese plato y alístate. Las llevaré a cenar. A mis dos chicas favoritas.
La coreana por primera vez vio sonreír a Mina, supuso que era una buena señal y podrían tener un tiempo entre cuñadas.
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↳ Dopamina┇ MinaYeon
FanfictionUn matrimonio "feliz" compuesto por tres personas. La verdadera felicidad que Mina necesitaba no era la que cada semana se inyectaba. (+) advertencia: » Esta historia contiene lenguaje vulgar, escenas violentas y una relación más que tóxica. Si er...