22. Decisión Incompleta

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Los labios de Mina tenían cierto sabor a café, uno dulce y frío, casi adictivo. A Nayeon le gustó la forma en la que -suavemente-, la menor atrajo su cuerpo al propio, envolviendo de forma delicada su cintura y profundizó el beso; todo sin forzarla, sin verse desesperada.

Lo que hacían era el inicio del caos, lo sabía muy bien, pero le estaba resultado imposible separarse de ella, y es que, ¿cómo hacerlo? Si la emoción de besarla era tan embriagante que lograba aplastar su poca cordura. Podía enloquecer de lo bien que se sentía ser besada de esa forma.

Duraron así por varios minutos, luchando entre sí por el dominio de sus prolongados besos, sin embargo, decidieron parar cuando el calor del momento las envolvió en una manta de lujuria. Cruzar esa línea habría sido dejarse caer en un pozo sin fondo.

Mina miró los labios de la mayor, estaban entreabiertos y, quizá, dispuestos a volver a recibirla.  Era una grave tentación.

— ¿Qué deberíamos hacer ahora? — Preguntó la menor. Llevó su mano hasta la mejilla sonrojada ajena y la acarició. — No quiero fingir que esto nunca pasó.

— Debo hablar con Jinyoung. — Y ante la expresión de Mina, añadió rápidamente para calmarla: — No le diré que besé a su hermana, tranquila. — Nayeon mordió su labio inferior, reteniendo las inmensas ganas de volver a besarla, Mina lograba ser muy adorable. — ¿No crees que merece saber que... mis sentimientos ahora no son los mismos?

A la japonesa le costó formular la pregunta, pero era necesario. — Tú, ahm, ¿tú lo amas todavía?

— Sé que lo quiero... — Llevó una mano a su frente y se alejó de Mina para así sentarse al borde de la cama. — Y ahora tengo miedo, Mina. ¿Es que mi relación ha sido una completa monotonía? ¿mi amor por él se volvió una costumbre?  — Nayeon bajó su mirada hasta su mano izquierda y con un suspiro se retiró el anillo de compromiso que adornaba su anular. — Cuando regrese, hablaré con Jinyoung.

Mina se sentó a su lado y dejó que Nayeon apoyara la cabeza sobre su hombro. — Tal vez necesites tiempo para pensar y procesar todo lo que está ocurriendo contigo y tus sentimientos. — Su mano tomó el anillo dejándolo sobre la cama. — Mi hermano volverá en una semana más y sería apropiado que nosotras tampoco nos veamos. Ya sabes. Así ninguno podrá influenciar en tu decisión.

— No suena mal. De hecho, es una gran idea. — Alzó su cabeza y tuvo la oportunidad de atrapar a Mina mirando fijamente el suelo, completamente concentrada. Su mano tomó con delicadeza el mentón ajeno y atrajo su atención. — ¿Me prometes que no te irás del país? — Preguntó en broma, con una leve sonrisa.

— Perdón. — La japonesa rió nerviosamente. — Suelo exagerar, es que entré en pánico. Además. No me hubiese ido del país... al menos no por mucho tiempo.

— Espero que esta semana no te metas en problemas. No quiero ver más heridas en ti.

Mina negó. — Tú tranquila. Estaré muy ocupada pensando en lo que decidirás.

— ¿Pensando en mí? — Nayeon alzó ambas cejas, queriendo molestarla.

— No. — Se ganó una pesada mirada. — Sí. — Cambió su respuesta pero se dio cuenta que sonó como adolescente enamorada. — Es decir. Tal vez. Deja de ponerme nerviosa, digo muchas estupideces. Y aunque te cueste creerlo, yo no soy así, ¿bien?

Nayeon no pudo evitar reírse. — Lo sé. Si cuando te conocí apenas te detenías a mirarme o hablarme.

— ¿Eso hacía? — Preguntó arrugando la nariz. — Lo lamento. A veces soy un tanto...

↳ Dopamina┇ MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora