03. Sincera.

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» Un año atrás.

Aquel club nocturno contaba con una sección especial para sus más importantes clientes, dos sofás de cuero negro perfectamente alineados frente a una mesa de madera llena de pequeños vasos y muchas botellas de licor, las suficientes para que todo el grupo allí presente no necesitara levantarse e ir hasta la barra. Mina jamás había pisado ese lugar, debía admitir, pero ser mejor amiga de la hija del dueño tenía ciertos privilegios. Apenas ella y Chaeyoung se cansaron de bailar se dirigieron a su lugar de descanso, la japonesa se sintió como la protagonista de una película cuando se dejó caer sobre el cómodo sofá y automáticamente dos chicas –amigas de Chaeyoung- se posicionaron una a cada lado para consentirla y reírse de sus pésimos chistes.

—Recuérdenme, ¿cómo se llaman? — Preguntó Mina con cierta vergüenza al no haber prestado atención cuando esas dos bellas chicas se presentaron.

—Derecha Somi, izquierda Yerim. — Respondió su rubia amiga mientras uno de sus amigos le alcanzaba una pequeña pipa cuyo interior tenía una porción de hierba. — Discúlpenla, es algo despistada. — Dijo con una sonrisa dejando que Jackson le acercara el encendedor.

—Y dinos, Mina, ¿cómo les fue en Japón? Chaeyoung nos contó que casi reprueba una materia.

La japonesa rió cuando su amiga se hundió en la comodidad del sofá mientras exhalaba el humo. — De hecho...— Comenzó a hablar, recibiendo la pipa de Chaeyoung. — La reprobó pero sobornó al profesor.

—¡Lo sabía! — Jackson saltó señalando a su rubia amiga. — Son Chaeyoung odia las matemáticas desde que era un puto feto.

Mina intercambió miradas con la rubia y después rieron. — Reprobó deporte. — Explicó antes de darle una larga calada al tubo, sintiendo el peculiar aroma de la marihuana inundar su espacio personal. — Faltó a todas las clases. Y no me miren así, al parecer es buena con las matemáticas, me enseñó algunas cosas.

Todos exclamaron sorprendidos al saber que su despreocupada amiga sí era buena en lo que decía odiar.

La japonesa, por otro lado, miró la mano de Yerim acariciar su muslo y ella respondió rodeando con su brazo la pequeña cintura de la rubia atrayéndola a su cuerpo, recibiendo una sonrisa coqueta. Era su pase directo a disfrutar de los labios ajenos que clamaban por algo de atención.

Chaeyoung pudo haber dejado que su amiga tuviese algo de diversión esa noche, pero la entrada de un grupo de chicas a su club hizo que interrumpiera el beso que ambas habían iniciado. Tomó del hombro a la japonesa y la separó, obligándola a levantarse escuchando cómo se quejaba e insultaba. — ¿Estoy muy drogada o esa es tu cuñada? — Cuestionó con los ojos entrecerrados.

—¿Para eso me interrumpes? — Estaba irritada, sí, pero no estaba en sus planes ser descubierta por la novia de Jinyoung. Aunque, si lo pensaba bien, que Nayeon estuviese allí no la hacía tan perfecta como aparentaba. Quería mucho a Chaeyoung pero debía ser sincera, hasta donde sabía ese club era de los más acudidos en la ciudad solo porque era fácil conseguir cualquier tipo de droga. El libertinaje predominaba y cualquiera que tuviese dos dedos de frente estaba al tanto a lo que se exponía. — Sí, es ella. — Confirmó cuando vio a la coreana caminar con timidez junto a su grupo.

—Que le quiten esa expresión de miedo. Aquí huelen a kilómetros a las personas como ella.

—¿Personas como ella? — Preguntó Mina sin quitar la mirada de su cuñada. La conocía apenas dos semanas pero podía apostar a que jamás había acudido a un lugar como ese.

—Te quiero, pero sabes que tanto ella como tu hermano son algo...

—¿Aburridos?

—Yo iba a decir otra cosa pero sí, también lo son.

↳ Dopamina┇ MinaYeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora