CAPÍTULO 38: PESADILLAS.

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Desperté bañada en sudor mirando a mi alrededor mientras trataba de controlar mi respiración, de nuevo ese recuerdo inundó mi mente, cada vez me destrozan más. Me levanté tomando la caja para dejarla en su lugar y después darme una ducha rápida, pero en ningún momento mis lágrimas dejaron de salir, esa impotencia de no poder hacer nada para salvarlo me persigue cada día. Al salir me coloqué mi ropa interior para luego caminar a abrir la puerta en cuanto escuché que tocaron.

-¿Pequeña...estás bien? —dijo Frank mirándome preocupado, supongo que es por mi horrible cara llena de ojeras, nariz y ojos rojos. — ¿alguien te hizo daño? Jod*r dime algo, mi*rda. —me hice a un lado dejándolo entrar y me abrazó haciendo que rompiera en llanto correspondiendo el abrazo con fuerza.

-No...no estoy bien...este maldito dolor me está comiendo por dentro...no pude salvar a Liam...lo mataron por mi culpa...murió diciendo que me amaba, el muy id*ota me lo dijo ya cuando iba a morir. —enterré mis uñas en la piel de su espalda y negué despacio. —tanto tiempo juntos...y no es justo que me dijera que iba a estar a mi lado cuidando de mi porque yo era su niña, su princesa, nunca me dijo que me amaba, pero no era necesario, podía sentirlo en su mirada, en sus palabras, sus acciones...aunque moría por escucharlo nunca se lo dije, él espero hasta el final para decirlo y dejarme sola...lo perdí...ni siquiera tuve un cuerpo al que llorar. —susurré con un nudo en mi garganta y sintiendo como él acaricia mi cabello.

-Todos sufrimos por su perdida, sé que te afectó más porque se la pasaban juntos todo el tiempo, pero estoy seguro de que él no quisiera verte así, mucho menos que te culpes de su muerte...ha pasado demasiado tiempo cómo para que sigas aferrándote a alguien que ya no está. —me sujetó de las mejillas haciendo que lo mirara. —debes de perdonarte por lo que pasó, porque no tuvo nada que ver contigo.

-Quisiera hacerlo, pero no puedo...no hasta dar con quien hizo todo esto. —limpié mis lágrimas separándome de él. —no he dormido por las noches desde lo que pasó, no soporto las pesadillas, no soporto no verlo a mi lado. —respiré hondo cerrando mis ojos por unos instantes antes de mirarlo. —gracias...me siento id*ota al estar llorando por esto, pero no podía más...por lo menos me alegro de que vinieras tú y no el id*ota de Marcus. —sonreí levemente al escucharlo reír.

-Sé que me amas en secreto, pero ahora dime qué mi*rda pasó aquí. —dijo mirando todo el desastre en mi sala. — ¿tiene que ver con lo que pasó en Italia? Te creo capaz de desquitarte con la mesa.

-Uhm...fue cuando me enteré del contrato, no tuve tiempo de limpiar, pero ahorita lo hago. —agarré el control de la televisión encendiéndola en las noticias y al mirar la hora solté un quejido... ¡ya casi son las diez! Tengo que ver a mi estúp*do jefe. —bufé aventando el control en el sofá.

-Hey...calma peque, aquí me tienes para ayudar, tu ve a arreglarte porque estás hecha un asco. —besó mi frente y me sonrió. —apresúrate tienes que ir con tu noviecito.

-Gracias...te debo una. —besé su mejilla y me fui corriendo a mi habitación, en cuanto llegué me maquillé rápido y después me vestí con lo primero que encontré, tomé mi bolso para antes salir de la habitación.

-Frank, en serio muchas gracias por todo, cuando termine de hablar con mi jefe iré directo a la bodega porque tengo que arreglar unos pendientes, si necesitas algo estaré allá. —murmuré mientras caminaba a la puerta y le sonreí al verlo acercarse.

-Te ves más hermosa sonriendo y espero que así sea a partir de ahora. —acarició mi mejilla mirándome atentamente y me encogí de hombros susurrando un "tal vez" —cuídate...si necesitas algo me llamas.

-Igual tú, cierra bien y ni se te ocurra poner cámaras que me daré cuenta. —lo apunté con mi dedo índice y salí de mi departamento.

Al salir frunzo mi ceño cuando un tipo se acerca a mí diciendo que el señor Carpenter lo había mandado a recogerme, así que no me quedó de otra que subir al auto, en el transcurso me coloqué mis audífonos y miré por la ventana suspirando al escuchar la canción, maldita manía de torturarme, pero lo merezco.

No me di cuenta en qué momento llegamos hasta que el chófer abrió mi puerta, bajé dándole las gracias, caminé lentamente hasta tocar la puerta, la cual se abrió casi de inmediato por un señor bigotón, al entrar lo seguí hasta el despacho de mi jefe y me dejó parada como mensa, así que toqué la puerta escuchando la voz de mi jefe decir "adelante".

-Buenos días... —murmuré mirando a mi jefe, ¿o exjefe? Cómo sea, al id*ota ese, me senté cruzando mis piernas . — ¿para qué me llamó? Aun no me encuentro bien y prefiero estar en mi casa descansando.

-Bueno días Allison... ¿aún no recuerdas nada de lo que pasó antes del viaje? —me dijo mirándome de pies a cabeza frunciendo su ceño...mi*rda casi se me olvida que "perdí la memoria."

-No...nada, ¿me puedes decir desde cuando éramos novios? —lo miré levantando una ceja, me tengo que morder la lengua para no reír con las mentiras que dirá, aunque me molesta que se atreva a mentirme.

-Somos novios hace poco, un par de semanas, pero eso no es importante ahora, sino que ya no tienes que regresar a ese departamento, vives aquí conmigo. —me dijo sacando una carpeta negra de su escritorio y yo me tensé...creo que ya se lo que es.

-No recuerdo...lo único que recuerdo es que vivo en mi departamento...sola... ¿qué es eso? —tragué saliva al ver que me lo entregó y al abrirlo comprobé que era el maldito contrato de matrimonio.

-Esa es la razón por la que vives aquí, después de formalizar la relación te hablé sobre el contrato y aceptaste, tu anillo de seguro te lo robaron cuando te golpearon. —lo miré casi con mi boca en el suelo.

-¿Qué? Me niego a creer que yo soy una persona interesada y que estoy contigo por un contrato. —me levanté frunciendo mi ceño y caminé a la puerta sin soltar el contrato, esto me lo llevo obviamente.

-A dónde crees que vas. —sentí cómo tiró de mi brazo haciéndome girar y chocar con su pecho. —eso es mío y no eres una interesada, te lo conté porque ya habíamos planeado casarnos. —me quitó el contrato y lo dejó sobre el escritorio para después rodear mi cintura con sus brazos.

-¿Tan rápido nos íbamos a casar? No creo que sea así. —fruncí mi ceño tratando de separarme, pero lo único que consigo es que me apegara más a él y un fuerte dolor en mi costilla.

-Nos comprometimos, sí, solo que planeamos esperar un tiempo antes de casarnos, aun no hablamos de la fecha ni si será ahora, en un año o más. — ¿cómo puede ser tan cínico? las ganas de patearlo me están ganando.

-Supongamos que te creo y nos íbamos a casar... ¿que ganaba yo con todo esto? —él me sonríe y mordió su labio inferior, no sé porque eso me parece algo atractivo, maldición.

-Mmh...¿No te basta con estar con el mejor hombre del mundo? —es un maldito egocéntrico...contrólate. —hablando en serio, dijiste que no lo hacías por dinero sino porque me querías, así que no pienses que esto es malo. —antes de poder siquiera decir una palabra me acorraló contra la puerta uniendo nuestros labios en un beso desesperado, sentí su lengua contra la mía, tarde unos segundos en responder el beso ansiosa y pasé mi brazo por su nuca gimiendo sobre sus labios cuando mordió mi labio inferior, me separé de inmediato respirando un poco agitada al sentir su mano debajo de mi blusa haciéndome estremecer, lo miré sus ojos admito que me perdí unos instantes en su mirada, pero reaccioné cuando acarició mi cintura.

-Aceptaré vivir aquí solo si me darás una habitación para mi sola, además no habrá nada de relaciones hasta que por lo menos recuerde un poco... ¿trato? —acomodé mi ropa en cuanto me soltó y extendí mi mano hacia él.

-Muy bien...trato hecho. —me sonrió ladino tomando mi mano y dejó un beso en mi dorso. —me encargaré de tener todo listo para que a partir de hoy vuelvas a casa. —esto me va a matar.

-Bien...meretiro, debo empacar mis cosas. —fruncí mi ceño saliendo de inmediato mordiendomis labios, fue demasiado fácil...siento que algo trama...Allison lo odiasrecuerda...suspiré mirando al chófer luego de negarme a que me llevara, despuésde unos minutos de estar discutiendo por fin me dejó ir, así que tomé un taxidándole la dirección casi cerca la bodega mientras acariciaba mi labio inferiordurante el viaje pensando en el estúp*do beso.

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