CAPÍTULO 32: DECEPCIÓN.

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Mi mente va a estallar de tanto pensar en qué demonios hacer, por una parte, quiero partir en pedacitos a Jane, pero también ¡al estúpid*, idio*a y mal nacido de mi jefe! Por ser el culpable de esa estupid*z del contrato, sin embargo, ¡Jane me traicionó! ¡No puedo creer que lo hiciera y más de esa manera! ¿Qué mie*da le hice yo para que me hiciera esto?

-Nena, llegamos, ¿segura que te quieres quedar aquí? —me dijo Diablo en cuanto se estaciono afuera de mi departamento. ¿te encuentras bien? Creo que deberías quedarte con nosotros.

-Esto es una mi*rda, odio todo esto. —suspiré desviando la mirada hacia la ventana y mordí mi labio inferior con fuerza, «no llores»...no lo haré. —estaré bien...todo estará bien. —susurré más para mí que para él.

-Sabes que daría todo, hasta mi vida para que no sufrieras toda esta mi*rda y por todo lo que te ha pasado, sé que me has contado poco de tu vida y respeto tu decisión, porque sé que te causa mucho dolor, no quiero verte sufrir más, te quiero y daría todo por ti, eso jamás lo olvides... —lo miré aguantando mis ganas de llorar, idiota que no ve que estoy sensible y todavía me dice eso.

-L-lo sé, pero no podemos cambiar el pasado. —estaba a punto de salir, pero él me abrazó, odio admitir que lo necesitaba, aunque no se lo diré. —y por desgracia tampoco olvidarlo.

-Nena, sabes que aquí me tienes para lo que sea y que puedes llorar, te prometo que no le diré a nadie. —me sonrió guiñándome un ojo y le di un leve golpe en el hombro.

-¡Oye! ¿Qué te pasa? yo soy Allison Williams y yo no lloro, ¿cuántas veces tengo que decirlo? Así que deja de ser tan niña y lárgate antes de que te meta una patada en el trasero por decir tanta cursilería. —sonreí, aunque parecía más una mueca y salí del auto.

-Estaba bien, como digas, iré a comprarte las medicinas y en un rato te las traigo, trata de descansar. —asentí y él arrancó el auto camine hasta el ascensor, aun no sé lo que haré a Jane, pero lo único que tengo claro es que debo de deshacerme de ese maldito contrato, no puedo casarme y menos con mi jefe.

Las puertas del ascensor se abrieron sacándome de mis pensamientos, lo mejor es hablar con Jane para que me de ese contrato y si no tendrá que ser por las malas, aunque no me guste, pero ella así lo decidió al traicionarme y yo no perdono una traición, para mí eso es muy importante por todo lo que me ha pasado. Al llegar a la puerta del apartamento de Jane, toqué varias veces, pero nadie abrió así que decidí entrar, ella me dio una copia de la llave.

-¡¡Janeee!! ¿Dónde estás? ¡Ven aquí! —le grité mientras la buscaba por todos lados, pero al parecer no está...genial, vi en la mesa una carpeta negra, así que la abrí...es el contrato de matrimonio, mis ojos se comenzaron a llenar des lágrimas, por una parte tenía la esperanza de que me estuviera jugando una broma, pero no fue así, apreté el contrato con fuerza y me fui a mi departamento, en cuanto entré me senté en el suelo a leerlo, entre más leía más lloraba...de impotencia, de rabia, tristeza y más que nada de ser tan estúp*da en confiar de nuevo en las personas.

*Narra Matt*

Me desperté gracias a que mi celular no dejaba de sonar provocando que mi cabeza doliera mucho más, no debí de haber tomado tanto, no estoy acostumbrado a ver tanto alcohol. Colgué sin ver quien era no tengo ganas de hablar con nadie, sin perder tiempo fui a ducharme, al terminar vestí con un traje gris con una camisa blanca y mi corbata azul para luego llamar a Ian para que estuviera listo para la comida que tengo con Antonio.

-Buenos días Ian, quiero todo listo para la comida con Antonio, recuerda que es a las dos y es muy importante resolverlo, te espero para desayunar en el restaurante del hotel. —le dije guardando mi billetera en el pantalón, para después salir de la habitación.

-Hermano, sí que te hizo mal beber demasiado. —se escuchó su risa y yo solo rodé los ojos. — ¿acabas de despertar? Recuérdame no volver a dejarte beber.

-Desperté hace poco, ¿por qué lo dices? —entré al ascensor en cuanto se abrieron las puertas y oprimí el botón del primer piso. —con esté dolor de cabeza créeme que no lo volveré a hacer.

-Faltan como quince minutos para las dos de la tarde. —soltó una carcajada y casi mi cabeza revienta. —no puedo creer que el mismismo Matthew Carpenter fuera irresponsable y más por una chica.

-Pero ¿qué?... ¿es broma verdad? —miré mi reloj y efectivamente faltaban quince minutos para las dos...mi*rda. —no es gracioso y no bebí por ella, no significa nada para mí.

-No, no lo es, estuve llamándote toda la mañana, pero creo que estuviste inconsciente por un buen tiempo, ve el lado bueno de esto, dormiste muy bien cosa que no creo que vuelas a hacer en cuanto veas a Allison. —dijo con ese maldito tono burlón, ¿qué tiene que ver mi secretaria?

-¿Porque qué lo dices? La verdad es que no me acuerdo ni de cómo llegué a la habitación. —es la verdad, no recuerdo absolutamente nada de anoche. —deja de darle vueltas y ya habla.

-No puedo creer que olvidarás la estupid*z más grande que has hecho...obligaste a Jane a que Allison firmara ese absurdo contrato que hizo tu papá. —me dijo molesto y me quedé congelado al salir del ascensor.

-¡ESTOY JOD*DO! ¡ESTOY MUERTO! ... ¡Cómo me dejaste hacer esa estupid*z si no estaba en mis cinco sentidos! —camine molesto, no puedo creer lo que hice, por una parte, creo que eso de que Allison sea mía no suena tan mal, pero eso de casarme no es lo mío, pero la ventaja sería que mi padre ya me dejaría sus acciones y mi madre dejaría de presentarme a las hijas de sus amigas que son más falsas que una Barbie.

-Oye ¿qué te pasa? yo te advertí que no lo hicieras, pero tú no me hiciste caso, ahora atente a las consecuencias de que jamás podrás tener hijos. —soltó una carcajada, pero tiene razón, Allison en cuanto me vea querrá arrancarme las pelotas.

-¡Deja de reír! Que no es gracioso, ya hablaremos de eso más tarde, ahora baja para ir al restaurante. —colgué caminando a buscar mi auto, entre a esté, después de unos minutos Ian entró al auto y nos fuimos hacia el restaurante, ninguno dijo absolutamente nada en el camino, yo porque estaba pensando en que decirle a Allison cuando la vea, ya quiero regresar y hablar civilizadamente con ella, claro si es que no me corta el cuello antes.

-Matt, creo que sería bueno tener a ese tal Troy en la empresa, aunque siento que va a estar metiéndose en lo que no le importa y que Antonio sólo lo manda para que nos vigile. —me estacioné ya que hemos llegado al restaurante.

-¿Desde cuando tienes un sexto sentido? Ya te volviste mujer y yo ni me di cuenta. —me bajé del auto acomodando mi saco. —tienes razón, pero solo en que estará molestando.

-Que gracioso eres, pero es en serio si va con nosotros me encargare de vigilarlo. —entramos al restaurante y vimos a Antonio junto con Troy sentados en una mesa al fondo.

-No me gusta la idea de que personas que no sean de la familia o de confianza entren a la empresa, pero no podemos hacer nada por ahora, en cuanto la empresa esté bien le diré que me venda las acciones. —nos acercamos a ellos y se levantaron.

-Señores...buenas tardes. —dijo Antonio teniéndome su mano y lo saludé al igual que a Troy, pero noté que veía detrás de mí, creo que estaba buscando a Allison, maldición porque tenía que ser su ex prometido.

-Buenastardes ¿empezamos? —comenté sentándome mientras llamaba al mesero para pediralgo de beber, después hablamos de los negocios y firmar todos los documentosnecesario para que Troy sea accionista de la empresa. En cuanto terminó, Ian yyo decidimos regresar a Nueva York, total ya no tenemos nada más que haceraquí, además ya es hora de hablar con Allison.

MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora